Este martes el capitán Rubén Aparicio Villarroel declaró en la Fiscalía Departamental y quedó en libertad, luego de confirmar que estuvo a cargo de la entrega vigilada de Misael Nallar Viveros y negar haber estado involucrado en el triple crimen de Porongo, que se registró el 21 de junio.

Al salir de la Fiscalía, Aparicio evitó responder a las preguntas de los periodistas y junto a su abogado se subió a un vehículo para retirarse. El policía es investigado por la muerte de los tres uniformados, al igual que su camarada, el mayor Álvaro Julio Muñoz Mejía.

El abogado de los familiares de los tres fallecidos, Juan Pablo Ibáñez, indicó que el capitán negó haber estado en la capital cruceña el día del triple crimen (21 de junio) y presentó como descargo un boleto aéreo que compró ese mismo día para viajar a Cochabamba.

“A Nallar dice que no lo conoce y que él nunca tuvo ningún tipo de relación directa con este señor. La investigación va a continuar y se ha respetado el derecho constitucional a la defensa, por eso la Fiscalía ha decidido que se mantenga en libertad”, comentó a los medios.

Durante su declaración, Aparicio reconoció que estuvo a cargo de la entrega vigilada de Nallar el 22 de junio junto a su camarada Muñoz, quien lo sindicó de tener un informante de nombre “Martín”, que le dio los detalles para capturar al acusado.

“En sus declaraciones dice que estuvo en el lugar de la entrega (del principal acusado del triple crimen), que estuvo a cargo del operativo y que le dio toda la información al mayor Muñoz (…) También negó tener relación con Muñoz y asegura que lo conoce como un jefe policial”, dijo el abogado Ibáñez.

Los policías Rubén Aparicio Villarroel y Álvaro Julio Muñoz Mejía son acusados de una supuesta protección a Misael Nallar y de haber estado involucrados en el asesinato de los tres uniformados en Porongo: el sargento mayor Eustaquio Olano, sargento 2do Alfonso Chávez y el voluntario del Gacip, Daniel Candia Orihuela.

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