La entrega de pedidos de todo tipo, desde comida hasta productos de supermercado, es una oportunidad para generar ingresos por encima del mínimo nacional, pero acarrea y desnuda una serie de situaciones de vulnerabilidad

7 de agosto de 2022, 4:00 AM
7 de agosto de 2022, 4:00 AM


Lo que le pasó a Gunter Salvador Huayta Tunari, trabajador de Yaigo, en junio de este año, mostró el piso frágil sobre el que trajinan cada día los motociclistas que hacen entregas a domicilio.

El caso de Huayta se hizo público por la violencia de la agresión de Andros Cochamanidis, conductor que lo chocó, y que luego lo golpeó, hasta dejarle una herida que debió ser suturada con cuatro puntos.

Ante el abuso, sus colegas y también repartidores de otras empresas se solidarizaron y desfilaron por la Plaza Principal, como muestra de repudio.
El caso de Gunter fue visible en los medios de comunicación y las redes sociales, pero existen otro tipo de situaciones de vulnerabilidad a las que se exponen estos trabajadores.

Una tiene que ver con las extorsiones a las que son sometidos, de parte de efectivos policiales, los motociclistas extranjeros.

Lo sabe muy bien Jeyson Ramírez, colombiano que prefirió no dar el nombre de la empresa donde trabaja. Dice que los uniformados siempre lo paran, que cuestionan que trabaje en entregas a domicilio, y le discuten que seguramente es de los prestamistas de dinero. “A menudo nos quieren llevar, y nos quitan entre Bs 50 y 100”, cuenta. 

En una oportunidad, debido al retraso ocasionado por los controles policiales, le tocó quedarse con el pedido que llevaba, y que encima lo regañaron en la empresa, que lo responsabilizó y lo suspendió aproximadamente por cinco días.
“Eso es lo único malo”, asegura, ya que le molestan menos las caras agrias de los clientes. Eso lo toma como gajes del oficio.

El acoso policial le incomoda más porque en una de sus jornadas habituales, trabajando desde las 8:00 hasta las 19:00 había acumulado Bs 115, así que una ‘coima’ le significa o la mitad, o casi toda la ganancia de un día habitual.

En un “día malo”, Jeyson saca entre Bs 60 y 80, en uno bueno, de Bs 150 a 200, pero rompe sus propios récords los sábados, por eso opta por trabajar toda la noche, porque puede alcanzar los Bs 300. Cataloga los domingos como días buenos, que pocos salen a entregar pedidos, lo que deja mayor ganancia a los que sacrifican su día de descanso con la familia.

El colombiano reconoce que los ingresos son inestables en este oficio, y sin la protección de un seguro médico o aportes a las AFP. Solo cuenta con la cobertura del SOAT, por si hay accidentes, pero dice que el monto es mínimo ante situaciones complejas.

Juan Carlos Chambi trabajó hasta hace un año en varias empresas como repartidor de comida, pero se cansó y obtuvo lo que él considera una mejor oportunidad, en la que si bien gana menos, trabaja ocho horas, de lunes a sábado, con bonos, seguro médico y aportes a las APF. Es ‘delivery’ en la cadena de Farmacia Chávez. Lo mejor de todo es que además puede asegurar a su pareja y su hijita.

“Para sacar más plata, como repartidor de alimentos debía trabajar todo el día, y hasta domingo. Era duro, bajo la lluvia, el sol y el frío”, dice.

Coincide con Jeyson en el acoso policial a los extranjeros, sobre todo colombianos y venezolanos, nacionalidades más comunes en este trabajo. “A mí me pararon como dos o tres veces, pero no pasó nada porque estaba con mi licencia, en cambio a ellos la Policía todo el tiempo los molesta”, comparte.
Otra ‘incomodidad’, en la entrega de comida, es el precio de la mochila, dice que fácilmente estaba, al menos hace un año, entre Bs 400 y 500. “Ellos no dan nada gratis”, afirma.

Grover Huanca también cambió los ‘delivery’ de restaurantes por los de remedios, es otro motoquero que se pasó a las filas de la Farmacia Chávez, atraído por los beneficios sociales, pero a diferencia de Chambi, no dejó del todo la entrega de comida. Sigue en ese negocio, pero solo los fines de semana, cuando hay más ingresos, y menos gente trabajando.

Ha estado en PedidosYa, Patio Service, Pedidos Online, y en otros servicios que denomina “privados”, y que se restringen a una sola zona, como la de Equipetrol. Este último es de sus favoritos, debido a que se “vueltea menos” y es más práctico. De las otras aplicaciones, asegura que PedidosYa es la mejorcita.

Le ha tocado encontrarse con gente muy aburrida, pero dice que jamás a tal punto que lo hubieran agredido físicamente, como a Gunter Huayta.
“A veces llegamos atrasados y la gente se molesta, sí me han faltado el respeto, y no me he dejado, pero les he respondido con educación. Es común que se desquiten con el repartidor, pero por lo general la responsabilidad es de los restaurantes, cuando se saturan de pedidos, otras veces es debido al tráfico”, explica.

Jeyson también lidia a menudo con personas muy “groseras”, pero trata de no complicarse con eso, y de concentrarse en que es parte de todo trabajo. Jamás ha sufrido agresiones físicas.

Mientras otros descansan, Jeyson, que tiene a su primera niña, de meses, trabaja cada vez que se le presenta la oportunidad, eso incluye los días de paro, cuando presta servicios incluso para transportar personal de empresas como medios de comunicación.

Dainer Colo Arango es colombiano, reparte comida y es parte de su rutina ver “caras agrias”, pero no al extremo de llegar a la violencia física. “Como en todo oficio, se conoce todo tipo de gente”, asevera.

Según él, se puede vivir solo del ‘delivery’, pero siendo constante y con muchas ganas de trabajar y con moto propia, ya que alquilar puede costar entre Bs 40 y 60 el día, cosa que no es negocio.

En algunos casos, cuando los ‘motoqueros’ quieren descansar, pero tienen que cumplir un cupo de tiempo, al ser titulares de una cuenta en cualquiera de las aplicaciones, pueden dejar que en ese periodo trabajen amigos y familiares, en su reemplazo. Es así que a menudo, extranjeros que no tienen todos sus papeles en regla, encuentran en la entrega de productos a domicilio, una oportunidad para generar ingresos.

Salario básico

A pesar de que no se gana como antes, muchos siguen prefirieron el trabajo de ‘delivery’ porque pueden duplicar el salario mínimo nacional si se proponen trabajar más horas. 

Cuando le ha tocado pasar por PedidosYa, Grover Huanca dice que, por lo general, se gana bien porque salen carreras buenas al momento, pero que justo hace un par de semanas cubrió a un colega y “estuvo pele”, por eso se queda con las empresas que operan en zonas específicas. En otras aplicaciones, agrega, los porcentajes son bajos. 

Según Jeyson, cuando la aplicación indica que el ‘delivery’ es gratis, a ellos solo les depositan entre Bs 2 a 4 en sus cuentas bancarias.
Chambi dice que eso que aparece gratis, jamás lo es, porque siempre debe ser recargado a alguien, posiblemente encareciendo el costo de los productos.