Se intenta reclasificar a los internos para evitar extorsiones de los más avezados. Varios de los reclusos están clamando atención médica y alimentaria; representantes de DDHH y de la Defensoría del Pueblo afirman que los reos necesitan asistencia cuanto antes

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17 de marzo de 2018, 4:00 AM
17 de marzo de 2018, 4:00 AM

Convertir el PC-4 o régimen abierto en un ambiente solo para privados de libertad con detención preventiva es una de las medidas que las autoridades penitenciarias piensan aplicar de forma inmediata en la cárcel de Palmasola, luego de la dura intervención de la fuerza del orden ejecutada la madrugada del miércoles para tomar el control, con un saldo de siete internos muertos y más de 20 agentes y reclusos heridos.

En Palmasola actualmente hay 6.700 internos en seis espacios amurallados. Hasta antes de la operación policial asesinos, violadores y atracadores sentenciados convivían con los detenidos preventivos en el PC-4 o en el PC-3 B de Chonchocorito, penal de máxima seguridad. De ese modo, los grupos de poder extorsionaban a los recién llegados para ubicarlos en sitios ‘más tranquilos’, además de que les cobraban seguros de vida de entre $us 1.000 y $us 1.500, según lo confirmó ayer en una rueda de prensa el ministro de Gobierno, Carlos Romero.

“Estamos trabajando para que el  PC-4 se pueda convertir en un sector para detenidos preventivos, el PC-3 ‘A’ (Chonchocoro) para sentenciados por hechos graves y el PC-3 ‘B’ para los condenados con penas leves”, manifestó Jorge López, director general de Régimen Penitenciario en una entrevista con EL DEBER.

Consultado sobre el tema, el coronel Ronald Mercado, que asumió el jueves como nuevo gobernador de la cárcel, indicó que el primer día de su gestión sostuvo una reunión con autoridades penitenciarias y se quedó en encarar la clasificación de los internos con la intención de acabar con los actos extorsivos.

“Se ha elaborado una lista de la población carcelaria en general; basados en esos datos  haremos la clasificación para situar a los detenidos preventivos y a los condenados donde deben estar. Ya no hay eso de ambientamiento, ya no hay eso de seguridad o de disciplina ofrecida por los internos, será como debe ser”, aseguró Mercado, sin precisar la fecha de ese procedimiento.

El gobernador reveló que ayer varios reos armaron un altercado, al parecer, con la intención de reorganizarse dentro de PC-4, pero la Policía aisló a los revoltosos.

“A unos muchachos intransigentes, que afirmaban ser gente de Oti, se los sacó al bote, son 18 internos”, reveló Mercado.
Según el Ministerio de Gobierno, en Palmasola hay 6.718 internos, cifra que reprenta el 37,2% de la población carcelaria del país, que suma 18.041 privados de libertad. En Palmasola se calcula que un 70% de los recluidos son detenidos de forma preventiva.

Claman atención

La armonía en el PC-4 está lejos de restablecerse por los problemas que ha significado borrar de un plumazo el sistema de control que manejaban los presos con el retiro del regente Víctor Hugo Escóbar Orellana y de 40 de sus secuaces, que hacían de jefes de pabellones, de seguridad interna y de disciplina.

La falta de dirección y de atención médica en la posta sanitaria, sumada al decomiso por parte de la Policia de artefactos de cocina, electrodomésticos y otras comodidades que la mayoría de los internos tenía dentro, los tiene en vilo. Los reos piden atención médica y remedios de forma urgente para al menos 30 personas enfermas y otras que resultaron golpeadas en la intervención. Coral del Carmen Basma, presidenta de la Asamblea de Derechos Humanos, y Jorge Paz, de la Defensoría del Pueblo, estuvieron ayer en la cárcel y abogaron para que las autoridades asistan a los afectados.

Fuga masiva, según informe
El ministro Carlos Romero, ayer en conferencia de prensa hizo un relato cronológico de los hechos que precedieron a la violenta requisa.
Exhibió un documento fechado el 9 de marzo, firmado por el exgobernador Jorge Campos, en el que el servicio de Inteligencia alertó que los internos habían planificado una fuga masiva y que se atrincheraron con armas, garrafas de gas y otros equipos para enfrentar a la Policía.