(VER VIDEO) Nació en una familia de músicos, desde muy jóven estuvo ligado a la música tradicional. Hace tres meses da clases a estudiantes a quienes no solo les enseña el cancionero cruceño sino también el amor por su tierra

2 de septiembre de 2022, 11:39 AM
2 de septiembre de 2022, 11:39 AM

A diario no solo viste como un verdadero camba, de esos que hasta hace varias décadas vestía pantalón y camisa blanca y abarcas de cuero, sino que aún conserva rasgos característicos de quienes vivían en aquella pequeña aldea con calles de arena. Saluda siempre a quien encuentra a su paso, se protege del sol con un sombrero 'e sao o de jipijapa; en su conversación siempre utiliza palabras típicas (de esas que la mayoría ya ha olvidado que existen y su significado), se siente orgulloso de haber nacido en una familia de músicos (es sobrino de Pedro Flores, más conocido como "Camba Sota"), pero sobre todo de ganarse el sustento diario haciendo lo que más le gusta y le nace del corazón: cantar al son de la guitarra música tradicional de Santa Cruz. 

Su nombre completo es Gabriel Rivero Rodríguez (60 años), pero dice que nadie lo llama así porque lo conocen como Chiquilín o Chiqui. Con la llegada de septiembre siente que, al igual que Santa Cruz, él está de cumpleaños, debe estrenar ropa y zapatos, y también dar un regalo a su amada tierra. Y ya lo tiene, es una canción que acaba de componer y que espera tocar en la primera oportunidad que tenga, sea un evento que lo requieran o un junte entre amigos.

Mientras tanto comparte la melodía con quienes asisten a sus clases de Música Oriental en el Centro Simón Patiño Santa Cruz, donde desde hace tres meses puso en marcha junto a su primo Carlos Rivero Durán (Chichi) el proyecto de enseñar a estudiantes no solo a cantar sino también a tocar guitarra y otros instrumentos. En el turno de la mañana tiene a dos alumnas, Miel Chávez (11) y Sofía Caballero (10) del colegio La Santa Cruz, quienes ensayan el taquirari “¡Viva Santa Cruz!” para su acto cívico.

Vea el video:



“Se ponen tipoy, una flor en el cabello y la sandalia más bonita que tengan. Saludan antes de cantar, piden aplausos y hacen una reverencia al terminar. La gente no sólo escucha, también mira”, les dice ante la mirada atenta de las pequeñas poco antes de finalizar el ensayo. 

En su próxima clase, del turno de la tarde, tiene una veintena de alumnos, y en sus ratos libres se va a “rutear” como dice. Eso significa parar en el Avión Pirata para armar grupo y estar listos cuando aparezcan los clientes. Desde muy joven se interesó en la música y aprendió a tocar mirando y practicando hasta que salgan las notas. Lo demás fluye en él con naturalidad.

“Yo soy camba, no estoy disfrazado. Soy camba, qué le voy a hacer. Amo Santa Cruz. Todo el tiempo paro tocando y pese a que me han propuesto vivir en el extranjero, no puedo dejar mi tierra porque la amo”, dice Chiquilín, con total seguridad y convicción que denota el gran amor que tiene por su terruño.