¿Cómo protegerse del humo?
Siete consejos para poner en práctica, dados los incendios forestales que azotan el departamento
La presencia de humo en el ambiente, ocasionada por incendios forestales, que viven los habitantes de Santa Cruz representa un serio riesgo para la salud. Las partículas finas presentes en el humo pueden penetrar profundamente en los pulmones y causar una variedad de problemas respiratorios y cardiovasculares.
¿Cómo protegerse?
Los expertos recomiendan tomar las siguientes precauciones:
1.- Mantente informado: Sigue de cerca los informes sobre la calidad del aire en tu zona. Muchas aplicaciones y sitios web proporcionan actualizaciones en tiempo real. El Municipio cruceño emite un reporte diario.
2.- Reduce la exposición al aire libre: Si la calidad del aire es mala, limita tus actividades al aire libre, especialmente si tienes problemas respiratorios o cardiovasculares.
3.- Cierra puertas y ventanas: Al permanecer en interiores, asegúrate de que las puertas y ventanas estén cerradas para evitar que el humo ingrese a tu hogar.
4.- Utiliza un purificador de aire: Un purificador de aire puede ayudar a reducir la cantidad de partículas contaminantes en el aire interior.
5.- Evita actividades que aumenten la contaminación interior: No fumes, no uses velas ni quemes leña en interiores, ya que esto puede empeorar la calidad del aire.
6.- Usa una mascarilla: En caso de tener que salir, utiliza una mascarilla que filtre las partículas finas. Sin embargo, es importante recordar que las mascarillas no ofrecen una protección completa. Se recomiendan las N95
7.- Consulta a tu médico: Si experimentas síntomas como tos, dificultad para respirar, irritación en los ojos o dolor de garganta, consulta a tu médico.
Grupos de riesgo
Los niños, los adultos mayores y las personas con enfermedades respiratorias o cardiovasculares son especialmente vulnerables a los efectos del humo
¿Cuáles son los riesgos para la salud?
La exposición al humo puede provocar una variedad de problemas de salud, incluyendo:
Problemas respiratorios: Asma, bronquitis, neumonía y exacerbación de enfermedades pulmonares crónicas.
Problemas cardiovasculares: Ataques al corazón, accidentes cerebrovasculares y arritmias.
Irritación de ojos, nariz y garganta: Picazón, lagrimeo y dolor de garganta.
