No fue su primer acto heroico. Tiene 29 años. Viste la verde olivo hace casi una década. Su gesto noble se vio en todo el país. Fue condecorado. Hoy le gustaría tener una casa propia

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17 de noviembre de 2020, 7:00 AM
17 de noviembre de 2020, 7:00 AM

Ese día hacía calor. Era viernes 13, para muchos, el número de la mala suerte. A las 12:00, un nubarrón negro se asentó sobre un edificio de tres pisos sobre el escandaloso segundo anillo de la avenida Beni. Y parecía mirar silenciosamente cómo unas llamas endiabladas devoraban las paredes y avanzaban rápidamente por las habitaciones. 

Fue a esa amenaza a la que Érick Magdiel Choque se animó a enfrentar. Sí, sudó, pero no le tuvo miedo. Se acomodó el casco, se puso la capa imaginaria de superhéroe, se agarró a una escalera diminuta y pronto sus brazos envolvieron la piel suave de un angelito asustado. Esa imagen se esparció como un reguero de pólvora en las redes sociales. 

El por qué 

Era 2008 cuando Érick salía bachiller del colegio. Su mente no olvidará jamás ese año por dos razones: el adiós a las aulas y el atraco a su papá. Una alegría y una tristeza. Su progenitor iba en su auto cuando tres personas intentaron quitarle el aliento de vida. Lo asustaron, lo arrastraron sobre la vía y se llevaron su movilidad. Esa escena no es fácil de olvidar para Érick.

Bastó esa razón para decidir lo que sería en este mundo. “Papi voy a ser policía”, le dijo a ese hombre que sufrió por el robo. “Está bien, te vamos a apoyar”, le respondió. Luego, agarraron a los asaltantes y el auto retornó a su hogar. Érick se enfiló hacia la Facultad Técnica Superior en Ciencias Policiales y ahí se convirtió en otro ser humano. “Fue difícil”, dice. Tenía que estar muy bien físicamente y ser disciplinado para llegar a su objetivo. Lo hizo. 

La primera vez que se puso el uniforme verde olivo fue un 1 de enero. De ese momento ya pasaron nueve años, pero él lo recuerda como si fuera ayer. Su labor ha pasado por el Distrito Policial # 1, la patrulla de auxilio y cooperación ciudadana, el batallón de seguridad física privada y ahora, Tránsito. Patrulla la ciudad sobre una motocicleta y la cuida de los malhechores, mientras dos millones duermen en la noche. Tiene el grado de cabo, pero en 2021 se postulará para ser sargento. Quiere -asegura- seguir creciendo y aprovechar que todavía es joven, porque recién tiene 29 años.

El descenso

Fue el primero en llegar al infierno. Un vecino le acercó una escalera. Él se subió, pero no alcanzaba hacia la ventana del condominio. Tuvo que apoyarse más a la pared para recoger el bebé que una mujer le alcanzaba. Adentro, tres perros ladraban, el fuego rompía los vidrios en pedazos y la desesperación se paseaba. Afuera, una muchedumbre observaba atónita, el video salía en vivo por Facebook y los aplausos emergían uno tras otro. “Es nuestro héroe”, decía una persona. Y sí, lo es.

Para Érick todo pasó rápido. Según su relato en el programa radial Aquí Estoy, que conduce Linda Gonzalez (103.3 FM), fue un día normal de servicio a la comunidad. Me siento feliz... en la cúspide, me siento querido. Estoy agradecido por las muestras de cariño de mis camaradas, mis familiares y la gente que no conozco”, le decía a la conductora en EL DEBER Radio. Y en su rostro se pintaba una satisfacción eterna por la labor cumplida. Ese mismo rostro sintió las llamas cerca en ese infierno del viernes 13 en Santa Cruz de la Sierra. 

El pedido

Érick tiene un sueño. Desearía tener una casa propia donde habiten su amada Deisy Morales y su pequeño Alexander Magdiel, de un añito. Por el momento, alquila un espacio, porque no le alcanza el dinero para hacer realidad su deseo. “Nadie piensa en ser policía para tener plata, se lo hace por servicio”, dice y su voz generaba comentarios en las redes sociales del Grupo EL DEBER. 

Pero, también tiene otro sueño. Cierra los ojos y mira una sociedad más justa en la que los policías y las personas se dan la mano. Se respetan mutuamente. Se colaboran. En ese mundo ideal no habría corrupción ni ningún antivalor que lastimara la relación entre los efectivos de la verde olivo y los ciudadanos. 

Él es policía. Su amada es enfermera. Él seguirá siendo policía. 

El rescate del bebé de la habitación en llamas no es su primer acto heroico, en otra ocasión, en medio de una lluvia torrencial se lanzó a un canal de drenaje para salvar a un indigente y los vecinos lo ayudaron en esa proeza. 

Ese mismo Érick recibió la medalla de oro del Comando Departamental de la Policía. Ese mismo Érick es hoy el superhéroe que le trajo al país un respiro de esperanza en medio de tantas malas noticias.