La fundadora de Alas Chiquitanas fue galardonada como Personaje del Año por la Redacción de EL DEBER

13 de diciembre de 2024, 4:00 AM
13 de diciembre de 2024, 4:00 AM

Daniela Justiniano, fundadora de Alas Chiquitanas, se encontraba haciendo lo que sabe cuando recibió la noticia de que fue nombrada Personaje del Año por EL DEBER. Estaba en Uchupiamonas, en el Parque Madidi, capacitando a jóvenes y niños para responder a las emergencias que año a año dejan dolor y destrucción en el país.

Su labor incansable en defensa del medioambiente, así como su papel clave como canalizadora de ayuda para bomberos voluntarios, guardaparques y comunidades afectadas, la hicieron acreedora del Patujú de Bronce, el máximo galardón que EL DEBER entrega desde 1998 para reconocer a personas e instituciones que trabajan en pro de una mejor sociedad. La estatuilla es creación del escultor Juan Bustillos.


Daniela recibió este jueves el reconocimiento en un emotivo acto en instalaciones de EL DEBER, al que asistieron periodistas, familiares y miembros de la Fundación Alas Chiquitanas.

En un 2024 marcado por uno de los peores desastres ambientales de la historia, con más de 10 millones de hectáreas devastadas,  Daniela no dudó en gestionar la ayuda, como lo viene haciendo desde 2019.

El director general del Grupo EL DEBER, Pedro Rivero Jordán, destacó ese trabajo, que la coloca en la galería de personajes que  se eligen  cada año. “Las nominaciones que hace EL DEBER están en sintonía con lo que la gente siente”, remarcó.

En su discurso, la fundadora de Alas Chiquitanas resaltó la importancia del compromiso ciudadano, destacando cómo la organización logró canalizar la ayuda dispersa y amplificar las voces que clamaban por auxilio. “Se transformó en un movimiento ciudadano con un propósito claro: proteger y defender la vida, la naturaleza y nuestra identidad”, expresó. “Somos un ejército de corazones voluntarios que no nos rendimos. Este premio simboliza la resiliencia, la fuerza de la unidad, el amor y la voluntad del ciudadano para hacer las cosas por el prójimo y por el bien común”, complementó con la voz quebrada por la emoción.

La homenajeada resaltó también el trabajo de los cientos de voluntarios que luchan en primera línea contra los incendios forestales, apoyan a comunidades y preservan el patrimonio natural de Bolivia. “Cuidar nuestra naturaleza es cuidar nuestra identidad, nuestras raíces. Cuidar los bosques es cuidarnos a nosotros mismos; sin bosques no hay agua, no hay vida, no hay nada”, afirmó.

Compartió cinco mensajes con la ciudadanía. Hizo un llamado a cuidar la naturaleza.

Enfatizó en que la prevención debe ser una prioridad. “Como país, necesitamos dejar de ser reactivos y enfocarnos en estrategias preventivas que mitiguen los desastres antes de que ocurran”, señaló.

También manifestó que la comunicación es poder. En momentos de crisis, informar y amplificar las necesidades de los afectados puede salvar vidas y movilizar soluciones. “Seamos todos ojos y voz de aquellos que no la tienen”, instó Daniela.

Además, subrayó que los incendios forestales no solo destruyen la naturaleza, sino que también impactan gravemente en la salud física y emocional de quienes los enfrentan. Pidió fortalecer la unión ciudadana. “La fuerza está en la unión ciudadana. Cuando la sociedad civil se organiza, el impacto es transformador”, concluyó Daniela.

En su discurso, Mónica Salvatierra, jefa de Redacción, destacó el trabajo de Alas Chiquitana, liderado por Daniela, que trabaja los 365 días del año por el cuidado del medioambiente, la calidad de vida de las comunidades indígenas y el turismo en las tierras bajas de Bolivia.

“El Patujú de Bronce es la estatuilla creada por EL DEBER desde hace 26 años. Como testigos de la historia de Bolivia, los periodistas de esta casa valoran el esfuerzo de instituciones y personas por construir una mejor sociedad. Este es uno de los momentos más importantes para esta casa multimedia”, remarcó.

Salvatierra manifestó que este año, Santa Cruz, Beni, Pando y todo el país sufrió el dolor por los incendios de nuestros bosques, de las áreas protegidas, así como la brutal afectación a la vida de miles de personas que sobreviven y luchan a pesar del asedio de los avasallamientos, las injusticias en el manejo de la tierra y la pobreza, que hoy se siente más que nunca.

“Sabíamos en la Redacción que el personaje del año debía estar vinculado a esta tragedia ambiental. Han sido miles de voluntarios los que lucharon cuerpo a cuerpo contra el fuego desde el lugar en el que mejor podían estar para sumar con su esfuerzo. Detrás de los bomberos, en una tarea solidaria y casi silenciosa han estado quienes hacían posible que los bomberos tengan alimentos, agua, botas y trajes. Ya sea tocando puertas para conseguir donaciones, transportando las vituallas y entregándolas con transparencia a quienes más necesitaban. Durante días en que otros descansaban, los fines de semana, ahí estaban estos ángeles apoyando con asistencia médica y medicamentos”, resaltó Salvatierra.