La presidenta del Concejo, Silvana Mucarzel, habló sobre las presiones que sufre el Cordón, que protege a la ciudad de posibles riadas

17 de agosto de 2024, 11:54 AM
17 de agosto de 2024, 11:54 AM

El Cordón Ecológico, que protege de la ciudad ante posibles riadas, enfrenta serias amenazas debido a la fragilidad de sus defensivos, la tala indiscriminada de árboles y la proliferación de asentamientos irregulares. 

Este miércoles, una comitiva de representantes de colegios profesionales, concejales y activistas realizó una inspección en la zona, convocados por la presidenta del Legislativo Municipal, Silvana Mucarzel, quien expresó su preocupación ante los puntos críticos por donde el río podría ingresar a la ciudad.

Mucarzel, quien participó este sábado en el programa ¡Qué Semana! de EL DEBER Radio, detalló que en la inspección se constató las presiones que sufre el Cordón Ecológico, "Verificamos que los defensivos son precarios, hay tala de árboles, construcciones y asentamientos irregulares", afirmó, mostrando imágenes de una enorme barda en construcción a pocos metros del río, a pesar de la pausa ambiental vigente y las normas que prohíben cualquier edificación en el bosque de protección.

Ante esta situación, Mucarzel anunció que solicitará un informe escrito al Ejecutivo, subrayando que en ese área no se debería "poner un ladrillo", y aseguró que hará un seguimiento riguroso para garantizar que la construcción sea paralizada.

Mucarzel señaló que el peligro de que el río ingrese a la ciudad es real. “Son 800.000 personas las que estarían afectadas a diferencia de la riada del 1983, cuando fueron 3.000 familias. Esa es la estimación que hace el Searpi”, indico.

Mucarzel también señaló que algunos defensivos, como los de la zona del barrio Ambrosio Villarroel, son extremadamente frágiles, ya que se colocan arena. 

Según datos del Searpi, el 50% del bosque de protección del Cordón Ecológico ha sido afectado por construcciones y desmontes. Un monitoreo satelital revela la gravedad de la deforestación en esta área protegida, con un mapa presentado por la Gobernación que muestra manchas de desmonte y edificaciones en diversos puntos de la llanura de inundación, un área intocable por normativa, ya que su función es evitar que el río Piraí ingrese a la ciudad, como ocurrió en 1983.