Los médicos Óscar Urenda y Roberto Tórrez destacaron en la lucha contra el Covid-19. Están en estado crítico y tienen a Santa Cruz orando por su retorno

19 de julio de 2020, 14:57 PM
19 de julio de 2020, 14:57 PM

“Hola papito. Hace días que tu viaje se puso en pausa. Se congelaron tus anécdotas de naufragios y de puertos conquistados, de mareas bravas y de océanos calmos (...).

Me angustia no poder meterme en el agua en la que estás sumergido, para tironearte y sacarte de una vez a la superficie (...). Este barco anda un poco a la deriva sin vos (...), pero también es cierto que tu tripulación te espera firme en cubierta (...). Acá te esperamos, capitán, aún con viento en contra.

Y como cada día, como cada noche, te amo”.

Esas fueron las conmovedoras palabras de Carmen, hija de Óscar Urenda, a su padre, invitándolo a volver a los brazos de los suyos.

Desde hace más de 30 días, el secretario departamental de Salud de Santa Cruz permanece en la terapia intensiva en la clínica Foianini. Mientras él permanece en estado delicado, las redes se llenaron de plegarias por su vida.

La Gobernación incluso organizó una jornada de oración por él, y por el doctor Roberto Tórrez, con el rezo del rosario, presidida por monseñor Sergio Gualberti, “que todos vuelvan al seno de sus familias”, dijo Gualberti.




El doctor Óscar Urenda junto a su esposa, Darling Flores.

Una de las autoridades más queridas por su férrea lucha por la salud de los ciudadanos durante la pandemia, que incluso le generó encontrones con la instancia nacional, y quien se negara a ser ministro de Salud, se mantiene sometido a los efectos de un virus que ha dejado demasiadas bajas en el país, pero que hace apreciar más a quienes se le enfrentan en pro del bien común.

“No nos cansamos de dar las gracias a quienes exponen sus vidas para que nosotros podamos vivir. Gracias por ser lo que son. Los doctores Urenda y Tórrez deben movernos a todos a dejar de mirarnos en el espejo, estos dos personajes nos conmueven y motivan a mirar al frente, a quienes nos necesitan”, dijo sobre ellos el secretario General de la Gobernación cruceña, Roly Aguilera.

Hasta ahora, su caso es desconcertante. Supuestamente ya había vencido al coronavirus. “Ya se imaginarán mi preocupación, temía terminar con un tubo en la garganta… no podía olvidar que tengo 72 años y soy parte del grupo de riesgo. Pero ahora mi familia está feliz porque estoy en casa”, relató fortalecido al volver a sus labores después de estar internado 11 días en la Foianini.

El mismo día que le dieron el alta se lanzó a Beni para auxiliar a ese departamento, que atravesaba una situación catastrófica.

Tras dos semanas de haber sido dado de alta, tuvo su segundo encuentro con el Covid-19, que lo mandó a terapia intensiva, fue sometido a una traqueotomía para que los tubos no lo lastimen y para reducir los riesgos por la prolongada estadía en cuidados intensivos.

Óscar Urenda se convirtió en uno de los referentes de la lucha contra el Covid-19. “Me debo a Santa Cruz, tengo que trabajar por esta tierra que nunca vivió una situación tan crítica como ahora”. “No pierdan la esperanza, esto va a pasar. Será duro, es una guerra que tendrá muchas bajas y en la que la sufriremos, pero como toda guerra, en un momento se acabará. Volveremos a tener esperanza en el mundo, a estar juntos y a vivir una nueva vida normal. Haremos historia”, dijo el icónico guerrero contra el Covid-19.




Óscar Urenda con una de sus nietas, Nadia Salame Urenda



Logros y cariño

Urenda es lasallista de cuna y de corazón. Como médico, se formó en Argentina, Brasil y España.

Fue presidente del Club Social 24 de Septiembre. También resultó elegido presidente la Sociedad de Ginecología y Obstetricia, por su amplia trayectoria profesional.

En 2002 ejerció como director del Comité pro Santa Cruz. En 2005 salió electo como diputado nacional por la circunscripción 52. En 2007 participó en la redacción de los Estatutos Autonómicos y es considerado un luchador permanente por las autonomías del departamento de Santa Cruz. En marzo de 2009 se convirtió en el presidente de la Brigada Parlamentaria cruceña.

El 4 de junio de 2010 asumió como secretario de Salud de la Gobernación y en ese rol sumó importantes retos, uno de ellos, en 2013, fue dar funcionalidad a los hospitales de tercer nivel. Hizo las gestiones para destinar el 30% del presupuesto de la Gobernación a la salud, también para que en los hospitales de tercer nivel se realicen trasplantes de hígado.

Fue uno de los impulsores, junto al padre Mateo, de la Ley del 10% del presupuesto para salud. Otro de sus logros fue la construcción del hospital de tercer nivel de Montero.

“Con él tuve que interactuar muchas veces por las obras y los asuntos de urgencia para muchos enfermos, también por el tema de ítems, proyectos conjuntos. Siempre estuvo dispuesto, rápido y eficaz. Destaco las situaciones de urgencia, sobre todo de niños sin seguro y sin recursos, yo lo llamaba y de inmediato los hacía atender. Nunca dejó de atenderme, a un solo llamado, solucionó todos los casos que le presenté, y fueron muchos”, dijo sobre él a EL DEBER el padre Mateo Bautista.

Óscar Urenda está casado con Darling Flores, es padre de seis hijos, tiene 12 nietos y 2 bisnietos.

Roberto Tórrez, una vida de servicio




El doctor Roberto Tórrez en familia

“A los 70 años, dando su vida por la salud de Santa Cruz, durmiendo seis o menos horas, apenas comiendo (...). Me lleno el pecho de orgullo y los ojos de lágrimas al decir que no puedo tener un mejor padre y que voy a estar siempre agradecido por la enseñanza ética, moral y de humildad que me inculcó desde pequeño; espero algún día poder ser tan grande como él”, le dedicó a Roberto Tórrez unas líneas Roberto Tórrez Solares, su hijo menor, también médico, mientras le pedía disculpas por publicar la frase junto a una foto en la intimidad de su cama, dormido con el periódico en la mano por el agotamiento.

Cuando se habla de epidemiología, Roberto Tórrez es un referente departamental. Lleva 35 años al servicio de la salud, 16 de ellos como gerente de la Unidad de Epidemiología del Servicio Departamental de Salud (Sedes) Santa Cruz y es docente universitario de las materias Epidemiología, Gerencia en Salud y Salud Ocupacional en la carrera de Medicina, en la UAGRM.

Su rol fue crucial en la lucha contra otras epidemias, como la del dengue y la influenza, por ejemplo.

Se formó como médico cirujano con especialidad en Pediatría en la Universidad Mayor de San Simón, de Cochabamba, y tiene estudios de Maestría en Salud Pública en el Instituto de Medicina Tropical de Amberes, Bélgica.

Cuenta con varios reconocimientos y distinciones de parte del Ministerio de Salud, de la Gobernación de Santa Cruz y de la Alcaldía. Fue invitado a ser parte del Comité Científico Nacional.

Como ser humano y profesional, su vocación de servicio, humildad y permanente disposición son famosas. “El doctor Tórrez y el doctor Urenda nos dieron una lección de lo que todos debemos emular, la de no descansar, y dedicarnos plenamente, no medir las consecuencias”, dijo Aguilera.

Como Urenda, el epidemiólogo emblema del Sedes, el doctor Tórrez, permanece postrado en terapia y también fue sometido a la traqueotomía, mientras en casa lo esperan su esposa, Carmen Solares, que se repone del Covid-19, sus cuatro hijos y cuatro nietos.

Todos estamos tristes en casa, acongojados, orando. Siempre ha sido la paz y el equilibrio, por eso su ausencia se siente tanto durante las decisiones”, dice su hijo, Carlos Alberto Hurtado, epidemiólogo como él.

“Desde niño lo acompañaba a las campañas, he sido su compañero, nunca olvido que es un hombre íntegro, humilde, sin vicios, ni mentiras. Sin él, cada día me falta un pedacito de mi vida”, dice Hurtado.

El día que iba a ser intubado, su padre lo llamó a las cuatro de la mañana. “Me dijo que sabía lo que podía pasar y me pidió que cuide a la familia”, se emociona Carlos Alberto, que extraña hacer a su papá la limonada escarchada y con un montón de azúcar.


En tiempos de epidemias, el doctor Tórrez salía de su casa a las seis de la mañana y llegaba a las once de la noche, agotado