El 98% de los estudiantes utiliza el celular para pasar sus clases. El 75% asegura que ya recibió dos dosis de la vacuna anticovid. Una gran mayoría combina el trabajo con las actividades académicas. Tropiezan con la mala conexión a internet

29 de abril de 2022, 7:51 AM
29 de abril de 2022, 7:51 AM


La pandemia de coronavirus obligó a las universidades a suspender las clases presenciales y a trasladar la enseñanza a través de los ordenadores y celulares. Aunque los estudiantes asumieron positivamente este desafío, el 76% de ellos cree que es hora de volver a las aulas porque considera que se aprende más, ya que tienen una mejor concentración y pueden interactuar de forma directa con sus docentes y compañeros.

Así lo refleja un estudio que midió el impacto del Covid-19 en los universitarios en los aspectos relacionados con la educación, la salud y lo social, con encuestas que se aplicaron a 3.556 estudiantes de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm) y de universidades privadas, entre el 21 de marzo y 3 de abril de 2022.

Actualmente, la mayoría de las universidades mantienen la virtualidad para las clases teóricas, pese a que los escolares ya retornaron a las unidades educativas desde marzo.
La investigación la impulsó un equipo de docentes investigadores de la Uagrm, la Universidad Evangélica Boliviana, la Universidad Privada Domingo Savio y la Universidad Tecnológica Privada de Santa Cruz de la Sierra, con el aporte de profesionales de la Upsa, la Universidad Johns Hopkins, mediante la fundación Prisma, y la Universidad Nacional de Ingeniería de Perú.

Martha Paz, decana de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la universidad Evangélica, explicó que el estudio abarcó cuatro dimensiones: los procesos educativos virtuales (enseñanza y aprendizaje), las condiciones de conectividad, las condiciones epidemiológicas y la cultura postpandemia, es decir, las actitudes que tienen los estudiantes frente el futuro.

En el aspecto del proceso de enseñanza-aprendizaje, el estudio arrojó que el 67% de los estudiantes se adaptó fácilmente a la virtualidad, frente al 33% que le pareció difícil.
Sin embargo, el docente de la Uagrm, Jhonny Atila, resalta que la mayoría de los alumnos prefiere las clases presenciales porque aprenden más.

Precisamente, los resultados de la investigación reflejan que un 76% de ellos considera que están dadas las condiciones para retornar a las aulas y asegura que el aprendizaje es mejor, lo que también coincide con datos anteriores en el sentido de que al menos un 40% de las opiniones negaba que las clases con aulas virtuales fueran mejores.

A esto se suma que el 75% de los encuestados dice haber recibido las dosis contra el coronavirus, porcentaje superior a la media a escala nacional que es del 62%. Esto significa que este grupo poblacional ya alcanzó la inmunidad de rebaño, lo que derriba el mito de que los jóvenes son más reacios a la dosis. Asimismo, la mayoría cree que se debe seguir usando barbijo y otras medidas de bioseguridad, que también es un punto a favor para la vuelta a la presencialidad, ya que existe un nivel de conciencia sobre el autocuidado.

El resto de los encuestados aseguró que todavía es necesario mantener la virtualidad por temas de salud, motivos económicos (sobre todo por el ahorro en transporte), motivos familiares (principalmente referidos al cuidado de personas) y la residencia (distancia). 

Las conectividad y limitantes
En cuanto a las limitantes que tienen para las clases virtuales, muchos estudiantes perciben que sus docentes no han sido suficientemente innovadores en las clases virtuales porque optaron por recursos que ya se venían usando antes de la pandemia, como el Word y el Power Point y para las clases usaron más Zoom y Whatsapp.

Al respecto, María Pía Franco, docente de la Uagrm, señala que lo que sucede es que la virtualidad reta a los estudiantes al autoaprendizaje y, en este sentido, aquellos alumnos que han logrado estudiar de forma autónoma con la guía del docente son los que han aprovechado más las clases.

En cuanto a las condiciones de conectividad y entorno, en su gran mayoría (84%) se conecta a las clases virtuales desde su vivienda y este hecho tiene que ver con que casi el mismo porcentaje tiene Wi-fi (90%).
Además, un 13% de estudiantes reconoce que se conecta a clases desde su lugar de trabajo, lo significa que la pandemia ha impulsado la necesidad de combinar el estudio con el trabajo, lo que se denomina multitasking.

Considerando que esa figura probablemente continuará en la llamada nueva normalidad, los investigadores indican que corresponderá realizar estudios sobre el aprovechamiento académico y el rendimiento laboral de una persona que, mientras trabaja, está supuestamente atendiendo una clase virtual.

El estudio también arrojó que hay quienes dijeron que se conectan desde el micro (1%), desde lugares públicos (1%) y desde un centro de cómputos (1%).
Con respecto al uso de la cámara, un 25% de los encuestados dice que la mantiene siempre o casi siempre encendida cuando se conecta a las clases virtuales.

Los otros dan sus razones para no mantener la cámara encendida: mencionan la mala conectividad (32%), el miedo (14%), la vergüenza (13%), que realizan otra actividad al mismo tiempo (8%), la desmotivación (5%), razones económicas (2%) y el resto sencillamente indica que no quieren responderle al profesor. 

Los espacios
Si bien la vivienda es considerada un lugar confortable para pasar clases por los encuestados, estos también aseguran que en ella puede haber muchos vivientes que provocan ruidos y distracciones, y puede haber falta de privacidad, además de que deben realizar tareas domésticas al mismo tiempo, como cocinar y cuidar a niños o familiares, en el caso de una gran mayoría de estudiantes mujeres.

La situación es más complicada especialmente para los estudiantes de la universidad estatal, que consideran nada o poco adecuado el lugar que tienen en sus viviendas para pasar las clases virtuales (30% frente a un 19% de estudiantes de universidades privadas que opinan igual).

La mayoría usa celular
Otro dato interesante que arrojó el estudio es que el 98% de los estudiantes usa el teléfono celular para conectarse a las clases virtuales, pero los investigadores consideran que este dispositivo no es una herramienta ideal para la actividad académica porque no permite visualizar bien ni realizar cómodamente trabajos prácticos, además de que por sí mismo es un elemento distractor. La computadora portátil está en segundo lugar, seguida por la tablet.

Los problemas más frecuentes en cuanto a la conectividad son la mala señal y malos proveedores de internet (64%), insuficiente banda ancha o Wi-fi lento (47%), dificultad en el manejo de plataformas virtuales (26%), dispositivos con poca memoria (24%), falta de espacio adecuado para el estudio (20%) y virus informáticos (7%). 

Los universitarios, al igual que los estudiantes del sistema regular, se ven obligados a compartir los dispositivos con los hermanos o algún miembro de la familia.


Solidaridad y empatía se reforzaron en pandemia

El estudio también mostró que la solidaridad y la empatía se reforzó en los jóvenes universitarios después de dos años de pandemia y de encierro con las clases virtuales. Se preguntó a los estudiantes sobre los efectos positivos en sus vidas durante la pandemia y la mayoría destacó la resiliencia, solidaridad, empatía, superación educativa y profundización de la espiritualidad. Resaltan que les ayudó a tener una mirada optimista del futuro. 

En lo que refiere a los efectos negativos señalaron que la crisis golpeó muy fuerte a las familias, toda vez que trajo incertidumbre económica o falta de oportunidades laborales relacionadas con su profesión (31%), pérdida de trabajo (15%), dificultades en su rendimiento educativo (19%), pérdida de vidas en su entorno cercano (17%), daño sobre la salud mental (11%) y daño sobre la salud física (7%). 

Respecto a la visión de su futuro profesional, un 36% manifestó que desea trabajar para una empresa y un 64% quiere crear su propio negocio. Entre estos últimos, un 28% lo haría por necesidad y un 36% por oportunidad. Una gran mayoría (52%) apuesta por la formalidad y una minoría (12%) por lo informal. 

Sobre la situación epidemiológica, el médico Freddy Tinajeros, manifestó que también se abarcó la afectación a los estudiantes en las cuatro olas del Covid-19 que se han registrado en el país. Explica que los resultados muestran que en la primera ola, el 27% de los estudiantes tuvo entre uno y tres personas infectadas entre sus familiares, mientras que en la última oleada afectó con la misma proporción al 32%, es decir, que en el último tiempo hubo más enfermos. Sin embargo, la mortalidad fue más alta al inicio de la pandemia.

El estudio también abordó el drama familiar que vivieron los estudiantes durante el golpe de la pandemia. Un 7% de los universitarios señaló que perdió a su padre, a su madre o a hermanos; el 46%, a otros familiares; el 22%, a amigos muy cercanos; el 25%, a vecinos; y el 8%, a colegas de trabajo. Un 25% manifestó que no sufrió ninguna de las situaciones anteriores. Ante la pregunta sobre si sintieron la cercanía de la muerte durante esta época de pandemia, el 16% de los encuestados declaró que sí, mientras que el 84% manifestó que no. 

A la interrogante sobre si sintieron temor a enfrentar la muerte, un 41% declaró que se sintió entre intranquilo a muy intranquilo; 19% resignado; mientras que el 40% entre tranquilo y muy tranquilo. 

El médico Tinajeros asegura que la mortalidad fue más alta en la primera ola. “De cada tres personas, al menos una ha tenido a alguien que ha fallecido, mientras que en la última ola de cada cinco al menos tuvo uno”. En cuanto a la vacunación, el estudio muestra que la dosis ha sido bien aceptada. Actualmente los que no están vacunados suman solo un 8%, en tanto el 92% tiene al menos una dosis (18% con una dosis, 57% con dos, 16% con tres y 1% con cuatro).


EL EQUIPO DE INVESTIGADORES

COORDINADORES. Participaron como coordinadores del estudio Jhonny Atila y María Pía Franco, de la Uagrm, y Martha Paz, de la UEB.

COMITÉ CIENTÍFICO. Los docentes Darío Enríquez, Jenny Ampuero, Patricia Gutiérrez, Daniel Valverde, Mercedes Nostas, Freddy Tinajeros, Lourdes Vilar, Rosmery Machicado, Marioly Castro, Carol Gainsborg, Eliana Roca, Rubén Cabello, Luis Andia, Dunia Sandoval, Miguel Jiménez y Silver Hurtado. Joselin Sandoval dio apoyo técnico.