(VER VIDEO Y FOTOS) Los voluntarios del SAR-FAB bajaron 30 metros a rapel. Trabajaron anclados al suelo sujetados con cuerdas debido a la inestabilidad de la superficie. Tuvieron que dormir en serranía a la intemperie, con bajas temperaturas

27 de septiembre de 2022, 7:31 AM
27 de septiembre de 2022, 7:31 AM

Llegar hasta el lugar exacto donde se encontraba la avioneta Cessna con placa CP-2024, siniestrada en la serranía de Aimirí, en Charagua, fue una misión complicada y dura.

La aeronave cayó con sus dos tripulantes Carlos Áñez (piloto) y Kevin Hayes Carrión (copiloto) el miércoles 21 de septiembre cuando regresaba a Santa Cruz, luego de haber dejado a pasajeros en Yacuiba. 

Los rescatistas del grupo SAR-FAB (Fuerza Aérea Boliviana) que participaron del rescate contaron en el programa “Estoy Aquí” de EL DEBER Radio todos los detalles de una operación catalogada por ellos mismos como “difícil" por las circunstancias en las que se encontraba la avioneta.

Wálter Cejas calificó la misión como “poco convencional” debido a las maniobras y técnicas que debieron realizar. “Fueron dos días de arduo trabajo en el lugar, aparte del tiempo que nos demoró en llegar. Tuvimos que batirnos con las inclemencias del tiempo. Hicimos un día de rastrillaje por tierra para llegar, nos aproximamos a un kilómetro y medio del sitio exacto donde ocurrió el accidente porque no teníamos exactitud en las coordenadas”, comentó el joven voluntario, quien precisó que caminaron unos 12 kilómetros para llegar lo más cerca posible. Y lo más complicado, en un terreno irregular. 


La noche interrumpió la caminata, tuvieron que improvisar un sitio donde dormir ya que no llevaban ni camping ni colchas. Hicieron una fogata para calentarse. A la mañana siguiente planificaron el ingreso por aire, el rastrillaje por tierra continuó. Fueron dos patrullas de voluntarios, cada una de 6 personas, las que ingresaron a la serranía por dos frentes separados.

Vito Zenteno, rescatista comentó: “La inserción de la gente por la vía aérea (el descenso) es una de las maniobras más delicadas y peligrosas que hay. Mis dos compañeros -Boris y Wálter- me dejaron. Yo era el encargado de controlar que ingresen sin ningún problema. El descenso es la forma más rápida de acceder a este tipo de terreno. Ellos fueron los primeros en llegar al lugar”. 


Boris Zenteno recuerda que tenían la esperanza de encontrar con vida a los dos pilotos. “Descendimos a rapel desde el helicóptero alrededor de 30 metros, bajamos solo con el equipo necesario. Nos dirigimos a la aeronave y tuvimos que hacer otra maniobra por la inclinación donde se encontraba la avioneta. Colocamos anclajes y cuerdas, realizamos el descenso acompañado de un canastillo y herramientas para poder rescatarlos. Llegamos a la aeronave, pero lastimosamente los tripulantes estaban sin vida”, dijo Zenteno durante la entrevista. 

Los rescatistas destacan el apoyo de los comunarios, toda vez que ellos conocen la zona y con su orientación se pudo llegar al sitio del siniestro.


Vito, quien tiene experiencias en este tipo de rescate, indicó que la dificultad se encuentra en que todo el tiempo deben estar asegurados al terreno a través de una cuerda. Otro factor importante: la aeronave en el momento de la colisión atrapó a la  tripulación en su estructura. “Usamos herramientas para romperla. Demoramos unas 4 horas para poder sacar cada uno de los cuerpos. Desde el helicóptero se tiene que ver que la gente vaya bajando y llegue de manera segura”, comentó.

De acuerdo con el relato de Wálter Cejas, los dos tripulantes quedaron atrapados por el motor, pues estaba encima de ellos. Tratar de liberar los cuerpos en una superficie plana es complicado, en este caso debido a que el terreno era irregular, el trabajo se duplicó porque además de enfocarse en la liberación de los cuerpos, los rescatistas debieron ser cuidadosos por su seguridad.

Vea la entrevista en EL DEBER RADIO:   

Desde la base de operaciones estuvo Juan Carlos Aguilera, quien puso a disposición del grupo SAR-FAB una camioneta y equipos de comunicación ante el llamado de su instructor Froilán Rocha. 

Pobladores de Itembaguazo, comunidad guaraní, brindó todo el apoyo necesario a los rescatistas. “Recibimos la ubicación del accidente desde Chile cuando se activó la alerta del transmisor de emergencia, tiene un margen de error de un kilómetro. En la serranía es súper complicado, por eso tardamos pese a que diseñamos la estrategia de acceso”, comentó Juan Carlos. 


Los rescatistas en la cabina de EL DEBER Radio /Foto: Ricardo Montero

Fueron dos días intensos de trabajo, un trabajo voluntario movido por la vocación de servicio, que es recompensado cuando reciben las gracias, esas palabras que salen del corazón de las familias que ayudan.