Atendió a una niña de tres años que fue abusada. La sostuvo en sus brazos sin poder contener las lágrimas. “Fue doloroso”, dijo, pues tiene una hija de la misma edad

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28 de julio de 2019, 4:08 AM
28 de julio de 2019, 4:08 AM

Recibió la llamada para hacerse cargo del caso de violación a una niña de tres años en la zona del Plan Tres Mil, que fue abandonada en una jardinera en las afueras de una Iglesia católica. Cuando le tocó dar parte del hecho al jefe de la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (Felcv), Paúl Saavedra, no pudo contener el llanto. “Nuestra policía, como mujer y madre, se identificó tanto con este hecho que en ese momento me impactó y me conmovió aún más lo que me estaba reportando”, dijo Saavedra.

EL DEBER acudió a la Felcv de la EPI-3, Plan Tres Mil, donde al abrir la puerta se encontró con la sargento Tórrez atendiendo las denuncias de varias mujeres.

“Fue lo más doloroso que atendí en toda mi carrera. Justo tengo una hija de tres años. Cuando agarré a la niña, ella me apretó fuerte y yo también. Me dolió tanto que pensé que era mi hija”, recordó.

No durmió dos días seguidos investigando el caso y atendiendo a la víctima, hasta que le tocó ir a dejar al autor de la violación a la cárcel de Palmasola.

¿Cómo se entera usted del caso de la niña?

El 21 de julio, a las 7:30 de la mañana, llega el patrullero aquí a la EPI-3, cargando a la niña en brazos. Yo la veo desde lejos y percibo que estaba con su ropita y una colchita de bebé toda ensangrentada. Recibo al teniente, que me la entrega en mis brazos; en ese momento me dio mucha pena, porque ver así a una niña de esa edad, es lo peor, es muy doloroso.

¿Cómo la tranquilizó?

Lo único que me nació decirle fue tranquila, vas a estar bien, nadie te va hacer daño. Ella temblaba de frío, entonces, saqué mi colcha, la envolví, llamé al fiscal de turno mientras que el patrullero me estaba esperando. Di parte al coronel Saavedra y, es cierto, no podía ni contarle, no podía hablar porque no paraba de llorar. Luego, con la niña en mis brazos me fui al lugar donde fue encontrada.

En ningún momento me separé de ella, pero necesitábamos hacer un rastrillaje. Fue increíble, lo primero que ella dijo fue: “es mi tío”. Es muy ‘viva’, me sorprendió porque repetía ‘mi tío, mi tío’. También dijo el nombre de su papá, de su mamá y de sus hermanitos.

¿Quién halló a la niña?

En la iglesia donde fue abandonada encontré a la señora que fue la primera en darle auxilio. Nos contó que después de alzar a la niña de la puerta de la iglesia la llevó a una guardería que hay al lado y le dieron permiso para que entren al baño y allí fue que la señora se dio cuenta de lo que había sucedido y llamó a la Policía porque estaba muy consternada.

¿Qué pasó después, cómo siguieron las investigaciones?

Después, con la niña en mis brazos y la señora que la encontró nos fuimos. No sabíamos qué hacer, no habían pistas y la niña, ¡increíblemente!, nos guiaba apuntando con su mano a un lugar y a otro, donde pensábamos que estaba el autor; (todo fue rápido) y la llevamos a un centro médico.

Trabajamos intensamente con cámaras de seguridad por la zona donde la víctima fue abandonada para dar con el autor.

¿Cómo descubren al autor?

Seguíamos trabajando porque no sabíamos qué hacer. Entonces, a las 5:00 de la tarde me llaman para decirme que aparecieron los familiares de la niña en el centro médico. Me fui allá y encontramos al papá, a la mamá y también al supuesto tío, al que nombraba la niña. Él intentaba mostrar un semblante de dolor, pero detectamos que era una jugada para desviar la investigación, para disimular.

¿La niña lo delató?

Desde su cama, donde estaba internada, nos relató que fue sacada por esa persona a la que llamaba ‘tío’ y que la subió a un vehículo. Creemos que el abuso fue en el auto y que luego la dejó en la puerta de la iglesia.

Arrestamos al padre, a la madre y al ‘tío’; les sacamos fotos y le mostramos a la niña y nos señaló: “es él”. Lo relató de forma detallada; estaba tan lúcida y tranquila que nos sorprendió a todos.

El autor confesó y aceptó ir a un juicio abreviado, pero después se negó. Cambiaba su versión a cada rato. Yo misma lo llevé a la cárcel. En toda mi carrera de 16 años en la Policía es la primera vez que atiendo un hecho tan conmovedor. Yo tengo tres hijos y la última es una niña de tres años, por eso recuerdo hasta ahora lo fuerte que me abrazaba cuando la tomé en mis brazos. Ese era el momento en que necesitaba de protección.

Perfil

Lirio del Carmen Tórrez Ortega es madre de tres hijos y en sus 16 años de trabajo en la Policía se ha desempeñado en Tránsito, en la cárcel de Palmasola, en varias comisarías y en las últimas dos gestiones en la Felcv.