Hay evacuaciones de niños y ancianos de las comunidades amenazadas. Se agotan las fuerzas de los que luchan en primera línea desde hace más de dos meses, algunos sufren descompensación. La humareda pasa factura a la salud

5 de septiembre de 2024, 4:00 AM
5 de septiembre de 2024, 4:00 AM

Los incendios forestales han alcanzado un punto crítico en la Chiquitania, donde los pedidos de auxilio surgen desde distintas comunidades ante el asedio del fuego y la densa humareda que dificulta la respiración y reduce la visibilidad a menos de cinco metros. En Concepción la situación obligó a la evacuación de niños y ancianos que sufren de sangrado nasal, irritación ocular y dificultad para respirar.

Incluso bomberos tuvieron que ser evacuados debido a descompensaciones severas. Los síntomas de agotamiento, deshidratación e intoxicación por humo son visibles en sus rostros cansados. Sus vestimentas desgastadas y olor humo reflejan los meses de ardua labor. 

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Las evacuaciones en Santa Mónica Fotos: APCOB

En comunidades de la TCO Monte Verde, en Concepción, todos los comunarios se han volcado a apoyar a los bomberos que luchan contra inmensas columnas de fuego y humo. Sin  maquinaria pesada, la gente enfrenta las llamas con machetes, palas y otras herramientas de cultivo. Las fuerzas no alcanzan ante la magnitud de los incendios, que están en distintos puntos.

“Nos pueden colaborar, aquí comunidad Palestina… Necesitamos ayuda para apagar el fuego. Estamos sufriendo por el humo que nos hace llorar”, clama un niño mientras se frota los ojos irritados en un patio de su comunidad llena de humo. El video fue compartido por el Cuerpo de Bomberos Indígenas Chiquitanos que llevan más de dos meses atendiendo una de las peores emergencias de los últimos años, que muchos comparan con la crisis de 2019.

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Dan asistencia a los animales que escapan de las llamas. Foto: APCOB

La espesa humareda no solo dificulta las tareas de extinción, sino que también pone en riesgo la salud de los más vulnerables: niños, ancianos y personas con enfermedades de base. “Hemos evacuado a las comunidades de Río Blanco y Santa Mónica porque la situación es crítica. A cinco metros, la visibilidad es mínima”, informa Arturo Revollo, coordinador de Apoyo para el Desarrollo Campesino-Indígena del Oriente Boliviano (APCOB), que está apoyando con el traslado. También impulsan una campaña para la recolección de víveres, agua y medicamentos para los afectados.

Revollo compara a la humareda como una nube de polvo que raspa la nariz y la garganta al respirar. Las evacuaciones se llevaron a cabo con personal médico del hospital de Concepción, que constató que varios niños presentaban vómitos y sangrados nasales. Unas 40 personas, entre ellas niños, ancianos y mujeres, fueron trasladadas a Concepción, donde ahora están refugiadas en casas comunales. Los varones y algunas mujeres decidieron quedarse para continuar la lucha contra el fuego.

En Río Blanco, dos bomberos fueron evacuados de emergencia al hospital de Concepción debido a descompensaciones graves. La situación es peor que en 2019, ya que el apoyo ha llegado tarde, dicen los pobladores. Este miércoles, Defensa Civil llegó a la zona y se están organizando para continuar con las evacuaciones.

Los héroes con poco apoyo

Juan Carlos Pesoa García, comandante de los Bomberos Jaguares, lleva más de 70 días en la lucha contra los incendios, junto con los 40 voluntarios que son parte de esta organización. Dejan sus actividades para ponerse a resguardar a la población. El grupo lo conforman estudiantes, profesionales y comunarios, todos viven en Concepción.

Son apoyados por otros ‘ángeles’ silenciosos que operan como hormiguitas para que todo funcione, pues se encargan de que tengan comida y haya el transporte para desplazarse hacia los lugares con fuego, todos se unen a resguardar a la población.