El único centro de salud con terapia intensiva para todo el Norte Integrado ha dejado de funcionar a pesar del arribo de la cuarta ola; tiene cuentas pendientes desde 2019 por servicios básicos que superan los dos millones de bolivianos

22 de noviembre de 2021, 4:00 AM
22 de noviembre de 2021, 4:00 AM

Desde que empezó a trabajar en junio de 2020, lo hizo dando tumbos. A pesar de su inmensa infraestructura y potencial de servicios médicos, el Hospital Óscar Urenda, del municipio de Montero, no afianza la atención que perdure en el tiempo.

Cuando inició operaciones en junio de 2020, con la primera ola, fue por la presión local, y si bien recibió a pacientes en las tres olas de Covid-19, desde hace más de dos meses permanece cerrado. Las autoridades y ciudadanos montereños no tienen idea de cuándo será reabierto, pero la cuarta ola del virus ya se cierne sobre ellos.

Desde el año pasado solo se habilitó la atención de pacientes Covid-19, y el 21 de septiembre se cerraron las puertas hasta nuevo aviso, los últimos cinco pacientes fueron transferidos a otros centros para que la empresa Makiber, responsable de la construcción, equipamiento y puesta en marcha del hospital, haga la entrega definitiva de las instalaciones a la Agencia de Infraestructura en Salud y Equipamiento Médico (Aisem), dependiente del Ministerio de Salud. El paso siguiente tendría que ser la transferencia del Óscar Urenda al Gobierno Departamental de Santa Cruz, que por normativa asume los centros hospitalarios de tercer nivel.

Sin embargo, según la Gobernación, uno de los puntos en que no hay consenso tiene que ver con los recursos humanos. El director departamental de Gestión Hospitalaria, Edil Toledo, explicó que en el borrador del convenio intergubernativo para la transferencia del hospital, enviado por el Ministerio de Salud, existe una cláusula que ordena a la Gobernación hacerse cargo del personal.

“El convenio dice eso, sabiendo que no es competencia nuestra, entonces ahí es donde nos hemos trabado y para arrancar se necesitan como mínimo entre 100 y 200 personas. Abrir al 100% de la capacidad es imposible, eso requiere como 600 ítems o contratos, por eso tenemos una comisión que está evaluando la apertura por fases”, explicó.

Otro problema surge con la deuda enorme por servicios básicos. Según constató EL DEBER, desde 2019 hay facturas impagas a la CRE, que superan los dos millones de bolivianos, y también se adeuda más de Bs 33 mil a la Cooperativa de Servicios Públicos de Montero (Cosmol) por consumo de agua. En el caso del agua, las facturas figuran a nombre de la empresa constructora Makiber.

Toledo indicó que la Gobernación no puede hacerse cargo de estas cuentas. “Corresponde al Ministerio de Salud pagar eso, y en el tema económico no hay capacidad para pagar eso, los recursos están previstos para otra cosa, es más, daremos buenas noticias a principios del próximo año, nuestras partidas presupuestarias están enfocadas en fortalecer los hospitales de tercer nivel”, informó.

Desinformación y presión

Al ser consultadas sobre el estado actual y el panorama del Hospital Óscar Urenda, las autoridades de Montero, y el Control Social, aseguraron que no han recibido información alguna.

Este viernes pasado, el Control Social se reunió con la Gobernación de Santa Cruz, el Ministerio de Salud, Derechos Humanos y el Colegio Médico de Montero para agendar una cita el 7 de diciembre, cuando esperan respuestas sobre la reapertura.

Según Fabiola Alba, dirigente del distrito 2 de Montero y presidenta del Control Social, hasta la fecha no se ha concretado nada sobre la reapertura, razón suficiente para presionar.

“Esta es la segunda reunión, la primera la convoqué hace más de un mes y la gente del Ministerio dijo que no tenía tiempo, si no asisten a la del 7 de diciembre, tomaremos medidas drásticas, como la otra vez, y una de ellas será el bloqueo de la carretera”, dijo.

Alba lamentó que se enteró del cierre del hospital de forma no oficial y dijo que es preocupante que se mantenga sin atención en pleno ascenso de casos de Covid-19. “Como sociedad civil, control social, tenemos todo el derecho de estar informados, sabemos que se conformó una comitiva, pero no nos hicieron partícipes”, cuestionó.

Asimismo, Alba dijo que por el cierre del establecimiento, la población montereña no cuenta con el servicio de tomógrafo. “El Óscar Urenda ayudaba mucho a Montero y a las otras provincias con su tomógrafo porque esa es una prestación de tercer nivel y en el Hospital Alfonso Gumucio Reyes, de segundo nivel”, no tenemos ese servicio, y la gente humilde ya se está quejando. Tampoco tenemos Unidad de Terapia Intensiva (UTI)”, dijo.

La dirigente cuestionó que se sacara a una profesional que entró por concurso de méritos, “aparentemente” la bioquímica. “El Ministerio no informa nada, su ítem fue concursado, no debieron sacarla, nos enteramos cuando ya la habían despedido. Parece que fueron cinco las personas que concursaron y a las que sacaron. Quien hizo todos estos movimientos maléficos, perjudicando, fue la doctora América Bustos, la administradora del hospital de parte de la Aisem. No sabemos qué hicieron con los demás ítems”, apuntó.

Carlos Calderón, de Sirmes Montero, no sabía de la entrega del hospital de parte de Makiber a la Aisem. “No tenemos indicio de cuándo la empresa lo entregará al Ministerio de Salud, y este a la Gobernación”, dijo.

Por ahora, Calderón espera a reunirse con los sectores y autoridades involucrados, ya que urge la reapertura, no solo para Montero, sino para todo el Norte Integrado, porque la cuarta ola está encima.

“Esto ya tenía que entregarse en noviembre del año pasado, y hasta ahora el problema del Óscar Urenda es que no es sostenible, necesitamos los ítems para que funcione y eso tiene que darlo el Ministerio de Salud, que debe gestionar los recursos suficientes para 600 ítems”, aseveró.

Cristian Quiroga, secretario municipal de Salud, reconoció que no tiene información sobre el estado y la reapertura del hospital.

Dijo que actualmente el Gumucio Reyes, que es competencia municipal, solo cuenta con tres camas de Unidad de Cuidados Intermedios (UCI), que no se usaban para Covid-19, y 25 camas para internación Covid-19.

“Solo contamos con espacio para pacientes que tienen medicación endovenosa, y no la enfermedad en fase pulmonar ya avanzada, porque los derivábamos al Óscar Urenda”, indicó.

Quiroga también informó que hace una semana mandaron carta al ministro de Salud Jeyson Auza, explicando sobre la necesidad que hay de este hospital. “Y los dirigentes de acá están enviando otra carta, solicitando la apertura, porque ya los casos están aumentando en esta ciudad y no tenemos una UTI”, señaló.

Gabriela Orellana, la gerente de la red de salud de Montero, explicó que, si bien aún no se dieron situaciones de desborde de pacientes graves, la idea es prevenir eso.

Orellana informó que se presentaron dos casos graves, pero con posibilidades económicas y que bajo esa figura fueron internados en clínicas privadas en la capital cruceña.

“No contamos con un hospital de tercer nivel habilitado para cuando exploten los casos, ni siquiera tenemos una UTI”, dijo.

La gerente manifestó que hace un par de semanas la red reportaba un par de casos, y que ahora están por encima de los 15 diarios, y que ya se llegó a 38.

Reconoció que hasta el momento la mayoría de los pacientes pasan por síntomas de un resfriado común, pero alertó sobre que solo el 52% de los habitantes se ha vacunado con el esquema de las dos dosis y aproximadamente un 65% tiene la primera vacuna.

“La gente está descuidando las medidas de bioseguridad y encima hay una ley nacional que va en contracorriente, y que dice que la inmunización no es obligatoria”, criticó.

En caso de que se necesitaran camas UTI en este tiempo de puertas cerradas en el Óscar Urenda, todos esos pacientes tendrían que ser referidos a Santa Cruz de la Sierra. “Y sabemos que cuando eso pasa nuestra ambulancia se queda allá todo el día, esperando un espacio para UTI”, dijo. Asimismo, la gerente de red recordó que no solo se trata de Covid-19, sino que existen otras patologías que también precisan UTI, y que todos los casos se están mandando a la capital cruceña, “con el riesgo de no ser aceptados y de esperar en las camillas en los pasillos, porque sabemos que en allá los distintos niveles siempre están saturados”, dijo.

De acuerdo al director de Gestión Hospitalaria de la Gobernación, actualmente la ocupación de las camas UTI Covid-19 en Santa Cruz de la Sierra es del 60%, sobre un total de 55 camas disponibles para pacientes graves por coronavirus.

Toledo dijo que al inicio de la pandemia se pactaron 386 ítems con la Aisem, que después bajaron a 200, y que actualmente como 150 están vigentes en todo el departamento. Sin embargo, algunos de ellos permanecen impagos. “Lo que sí es que mandaron una carta de que habría un acercamiento para renovación de contratos, pero hasta ahora tampoco se da”, dijo Toledo.

Amanda Soliz, médico del Japonés que fue despedida del Óscar Urenda, confirmó que a pesar de los problemas con la Aisem recibió el pago total por sus servicios. Sin embargo, Libia Rojas, dice que de 2020 le adeudan como seis meses, “después de que nos retiraron no pudimos hacer nada para cobrar eso, y éramos un grupo grande”, denunció.

EL DEBER solicitó la versión del Ministerio de Salud a través de su oficina de comunicación, pero no hubo respuesta.

Hasta la fecha, el Óscar Urenda atendió a 360 pacientes Covid-19, incluso llegados del Chapare, de San Julián y de la capital cruceña, según las estadísticas internas.