El hospital Alfonso Gumucio es el que absorbe la demanda de todo el Norte Integrado y de otros municipios, lo que provoca que la gente duerma haciendo fila por una ficha. El Gobierno aprobó la resolución biministerial y cívicos levantaron las acciones de presión

10 de abril de 2022, 4:02 AM
10 de abril de 2022, 4:02 AM

Cada vez que Agustina Cuéllar (63) necesita atención médica tiene que trasladarse desde Minero hasta Montero para ver si logra conseguir una ficha en el hospital Alfonso Gumucio, que recibe pacientes de todo el Norte Integrado. Ayer, el Gobierno aprobó la resolución biministerial para habilitar en Montero el hospital del tercer nivel Óscar Urenda, pero el ministro de Salud, Jeyson Auza, afirmó que faltan algunos procedimientos para que funcione el centro de salud

En horas de la noche, el secretario de Salud y Desarrollo Humano de la Gobernación, Fernando Pacheco, se reunió con los sectores movilizados para explicar el alcance de la resolución. El compromiso de Pacheco alude a que, "desde el lunes empezamos a trabajar" para que el Hospital pueda recibir a los pacientes en un plazo estimado de 30 a 45 días. 

Con el compromiso del funcionario departamental, los cívicos montereños asumieron un cuarto intermedio en sus protestas. Permanecerán atentos a los avances para que se concrete la apertura final del hospital de tercer nivel.​

Mientras las autoridades políticas resuelven los conflictos burocráticos y de intereses, Cuéllar tiene que madrugar y engrosar la fila que se gesta desde la noche anterior en las puertas del hospital Gumucio para conseguir asistencia. El martes pasado, después de viajar más de media hora en trufi, la mujer hizo fila desde las 5:00 en las puertas del hospital y así logró conseguir un espacio para acceder a los exámenes de laboratorio que su médica le pidió como parte de su control de la diabetes. Tuvo suerte porque otros hicieron similares viajes, pero no lograron asistencia.​​Debía volver al día siguiente para la consulta médica, pues, si bien Mineros cuenta con un centro de salud, asegura que los especialistas están en el Alfonso Gumucio.​

Esta mujer comparte el clamor de los norteños de que no se siga dilatando el funcionamiento del hospital Óscar Urenda porque sabe que aliviará la saturación del Alfonso Gumucio, que por ahora es el único hospital que atiende a todo el Norte Integrado y, ante la necesidad, ofrece algunos servicios del tercer nivel, pese a que es un nosocomio de segundo nivel.

Tenemos un hospital (Óscar Urenda) tan grande y hermoso, pero sigue cerrado y la gente debe estar peleando aquí por un espacio. No es que los médicos no quieran atender, sino que no abastecen. Aquí la cola en la madrugada da la vuelta. La gente viene de todos lados porque no hay otro hospital (de segundo nivel) en todo el Norte Integrado”, afirmó Cuéllar.

La espera y la peregrinación en busca de los especialistas hace más pesado el drama de Carmen Suárez, que debe llevar de un lado a otro a su hermano Ronald (48). Sufre desde hace dos años de diabetes, que le ha provocado serias descompensaciones.

“Nos derivaron desde Portachuelo y necesitamos un nefrólogo. Creo que es urgente que habiliten el hospital de tercer nivel porque en nuestro pueblo no hay especialistas”, señala Carmen.

Su hermano está debilitado y ella debe pagar transporte para llegar donde los especialistas, por eso reprocha la falta de voluntad de las autoridades correspondientes para hacer funcionar un hospital tan grande y que no se pone al servicio de la gente.

Un drama similar padece Eva Arancibia (45) que este martes llegó a las 3:00 al hospital, donde pasada la media mañana continuaba a la espera que le habiliten una ficha para una consulta que le permita mostrar los resultados de unos estudios.

“Algunos duermen para conseguir ficha, pero no queda más que volver las veces que sean necesario, porque es el único hospital público que tenemos en la zona, por eso es que esperamos con ansias que comience la atención en el hospital de tercer nivel que está con sus puertas cerradas”, indicó.

“Necesitamos especialistas que nos atiendan. Yo sufro de diabetes desde hace cuatro años y me derivan al hospital. Tengo que hacerme estudios y es urgente contar los profesionales”, señaló esta mujer que sujetaba un folder con los análisis que debía mostrar y sabía por adelantado que su glicemia está elevada y debe controlarla lo antes posible.

“No puedo hacer nada porque permanentemente sufro de malestares, por eso me cuesta madrugar para sacar una ficha, pero no tengo otra opción”, comenta resignada Arancibia que debe ir y volver las veces que sea necesario.

Marcela Vega tuvo que trasladarse desde Saavedra para conseguir atención especializada. Padece de dolores musculares y en el pecho desde hace varios meses. Se estuvo tratando con remedios caseros por miedo a un recontagio de Covid-19, pero ahora que los casos han bajado decidió acudir al Alfonso Gumucio para que la mediquen. También hizo fila en la intemperie.

El hospital de segundo nivel

El Alfonso Gumucio atiende un promedio de 150 consultas diarias, incluso, por la necesidad, presta atención que corresponden al tercer nivel.

Wálter Miguel Vásquez, director de este hospital, señala que la habilitación del Óscar Urenda también aliviará a los hospitales de tercer nivel de la capital cruceña, porque ellos son los que reciben pacientes, no solo del Norte Integrado, sino también de todas las provincias cruceñas.

Señala que para atender la demanda de la población se necesitan tres hospitales de segundo nivel, por lo que es necesario que funcione el nuevo hospital de segundo nivel con toda su capacidad, dado que en este momento funciona como servicio de pediatría del Gumucio. Aseguró que este nosocomio absorbe la demanda de todo el Norte Integrado y de otros municipios, que desde el año pasado incrementó la demanda en un 30%.

El hospital dio la gestión pasada 15.095 prestaciones a pacientes de Montero, 698 de Mineros, 352 de Saavedra, 222 de San Pedro, 145 de Fernández Alonso.

Llegaron pacientes de otras provincias; 584 de Warnes y 141 de Andrés Ibáñez. Con respecto a las consultas externas, fueron atendidas 34.730 y 17.000 emergencias. Sobre las transferencias, se derivaron a Santa Cruz de la Sierra 309 pacientes y recibieron de centros de primer nivel y de otros municipios 9.350 pacientes.

Atienden subespecialidades de cardiología, urología, odontología, oftalmología, siquiatría, y otras, que antes se tenían derivar a los hospitales de tercer nivel, pero por la necesidad habilitaron servicios en el Gumucio.

Este hospital registró el año pasado una ocupación del 73,5% de sus camas hospitalarias y en 2020 alcanzó al 62%, pues con la flexibilización de las restricciones por la pandemia la gente comenzó a acudir de forma normal a sus controles. “En la medida en que se fue normalizando, empezaron a aparecer todos los problemas de salud que estaban latentes y contenidos en las casas”, remarcó el director.

Cuentan con casi 100 camas, por lo que tienen 90 a disposición para la internación y seis están para pacientes con coronavirus. Las más ocupadas son las de medicina interna y maternidad.

Sobre el nuevo hospital

Desde que empezó a operar el hospital de Montero, en junio de 2020, lo hizo a media fuerza. A pesar de su inmensa infraestructura y potencial de servicios médicos, este centro hospitalario no afianza la atención que perdure en el tiempo.

Cuando inició operaciones, en junio de 2020, con la primera ola del coronavirus, fue por la presión local, y si bien recibió a pacientes en las tres olas de Covid-19, desde hace casi seis meses permanece cerrado.

Desde el 2020 solo se habilitó la atención de pacientes Covid-19 y el 21 de septiembre de 2021 se cerraron las puertas hasta nuevo aviso, los últimos cinco pacientes fueron transferidos a otros centros para que la empresa Makiber, responsable de la construcción, equipamiento y puesta en marcha del hospital, haga la entrega definitiva de las instalaciones a la Agencia de Infraestructura en Salud y Equipamiento Médico (Aisem), dependiente del Ministerio de Salud.

A finales de marzo de este año, las autoridades nacionales nuevamente anunciaron el funcionamiento del hospital y se dieron diez días para que la puesta en marcha de la primera fase, con diez servicios y 12 de camas de terapia intensiva; sin embargo, cumplido el plazo las puertas del hospital y la posibilidad de mejoras en la atención de los pacientes continuaron cerradas para la población.

Resolución biministerial

Esta situación motivó nuevamente a la presión local, porque los comités cívicos, con el apoyo de la institucionalidad norteña, se volcaron a las carreteras para instalar un bloqueo indefinido que haga que las autoridades escuchen el clamor de habilitación del hospital.

Exigían una resolución biministerial para que la Gobernación pueda contratar el personal administrativo y se pueda viabilizar la habilitación del centro.

El gerente del hospital Óscar Urenda, Roberto Lino, informó que dicha resolución permitirá formalizar la contratación de los 14 directivos que fueron designados por la Gobernación.

Este sábado fue aprobada la resolución biministerial para la habilitación del hospital Oscar Urenda, aun así, el ministro de Salud y Deportes, Jeyson Auza, aclaró que faltan varios pasos más para que este centro abra sus puertas. El ministro solicitó que se levante el bloqueo.

La gestión de Pacheco, a nombre de la Gobernación, alivió la tensión de los cívicos que determinaron levantar el bloqueo de rutas y aguardar, de manera vigilante, los avances para la apertura del centro.