Los diversos camposantos de la capital cruceña recibieron una gran cantidad de personas. Los conflictos sociopolíticos jugaron en contra de los vendedores de flores y otros objetos en los cementerios

2 de noviembre de 2022, 22:49 PM
2 de noviembre de 2022, 22:49 PM

Las visitas masivas a los cementerios, que se iniciaron este martes en la festividad de Todos Santos (donde se recuerda a los menores que se han ido) continuaron este miércoles durante la celebración del Día de los Difuntos.

Así como ocurre en otros rincones del país, las familias en Santa Cruz acostumbran a recordar a sus miembros que han partido al descanso eterno.

En muchos casos, sobre todo a partir de la migración andina, se celebra junto a las tumbas de los difuntos para recordarlos y conmemorar lo que se concibe como un reencuentro con sus almas, de acuerdo con su cosmovisión.

Es así que cada vez es menos extraño ver todos estos elementos de la cultura occidental, como las tantawawas (panes en forma de niños) o las diversas comidas u objetos que al difunto le gustaba en vida.

Estas imágenes son muy frecuentes en cementerios populares, como la Cuchilla, uno de los que más recibió visitantes en la jornada de miércoles, a pesar de que en Santa Cruz se vivió la jornada número 12 del paro cívico indefinido, que demanda la realización del censo nacional en 2023.

La Cuchilla se llenó de gente y de comerciantes, especialmente en horas de la tarde. Los únicos puestos llenos eran los de alimentos, y alguno que otro de flores, especialmente los pegados al ingreso al camposanto.

El control en este cementerio fue más estricto. Policías y funcionarios municipales revisaban a los que entraban con bolsos grandes, para ver si estaban introduciendo bebidas o artículos para vender. Según Deybi Cruz, jefe operativo de Fiscalización de Espacios Públicos, la Alcaldía decomisó bebidas alcohólicas y alimentos y controló equipos de música.

Por otra parte, en el Cementerio General el panorama no era diferente en cuanto cantidad de visitantes. En los alrededores del panteón, situado en la venida Argomosa, se podía apreciar una variedad de ofertas para la gente, desde flores y alimentos hasta velas y dulces.

Había un tráfico fluido en el primer anillo y en el centro, por lo menos hasta el mediodía, y ningún punto de bloqueo en ese sector. Como ya es costumbre en esa fecha, la Policía cerró los accesos vehiculares, para que las cercanías sean una especie de paseo peatonal.

Sin embargo, una de las principales quejas de los comerciantes fue que, a pesar de la gran presencia de visitantes a los cementerios, esto no se tradujo en ventas.

Finalmente, los conflictos sociopolíticos jugaron en contra de los vendedores de flores y otros objetos, los comerciantes se entusiasmaron con la cantidad de personas, pero en el transcurso de la jornada se dieron cuenta de esta no era proporcional a las ventas.