El agua causó estragos y afectó a personas y animales. También anegó varias vías de la ciudad. Las brigadas de ayuda se esforzaron para impedir mayor drama en las víctimas

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12 de febrero de 2017, 4:00 AM
12 de febrero de 2017, 4:00 AM

Cae la lluvia en Santa Cruz y no solo golpea los tejados y baña a los árboles y a los jardines de las casas que aún están con sus puertas y ventanas cerradas y con sus habitantes que no son conscientes de que lo que en realidad lo que está cayendo es una tormenta animal.


Cae la lluvia en Santa Cruz y los relámpagos son testigos de que los canales de drenaje rebalsan hasta que el agua inunda las avenidas y los conductores empiezan a temer y disminuyen la velocidad para no ser arrastrados por la corriente que de mansa no tenía nada. 
Cae la lluvia en Santa Cruz y por una avenida el agua corre  como un río y un vehículo navega como un barco, y su conductor se baja para moverlo con las manos porque quiere evitar sucumbir en las entrañas del drenaje. 


La lluvia pone las cosas en su lugar y también la lluvia las quita. La lluvia es capaz de quitar la vida, como ha ocurrido ayer, y también de despertar la solidaridad para rescatar con el mayor esmero tanto a una persona como a un animalito que está temblando y bate la colita porque ya está a salvo de la lluvia que cae como si nunca hubiera llovido en Santa Cruz.