La noticia generó la reacción de decenas de personas que se expresaron en las redes sociales de EL DEBER. Las muestras de aprecio hacia el padre Juan abundan

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6 de octubre de 2016, 14:42 PM
6 de octubre de 2016, 14:42 PM

"Nos va a hacer mucha falta padre Juan". Así resume su mensaje Tery Parada Bascopé, una de las tantas personas que se expresaron a través de las redes sociales de EL DEBER ante la noticia de que el carismático padre Juan Kurahashi, celebrará su última misa, antes de retirarse. 

El sacerdote salesiano de origen japonés, llegó a Bolivia el 22 de febrero de 1980, y su forma singular de celebrar las misas, animadas con su música (armónica, saxofón, trompeta o acordeón) que utiliza para evangelizar, además de su apego a los jóvenes, lo han convertido en un personaje que muchos extrañarán.

Pedro Saúl Pedraza también lo recuerda cuando él todavía era estudiante y el padre los visitaba. "El padre Juan, tan amigo de los jóvenes de todas las generaciones de Santa Cruz, me recuerda mi generación de los 90, cuando nos visitaba a las aulas del colegio", dice.

"Viví por años a media cuadra de la capilla de Equipetrol y, en aquellas épocas de los 80 y principios de los 90, no existían muchos lugares para aprender música, pero en la capilla se dictaban clases gratuitas lo que generó un pequeño movimiento artístico en el barrio. Algunos de ellos luego ingresaron a otros institutos y son músicos hoy en día. Querendón de los jóvenes, siempre amable nos saludaba cuando nos veía en "patota" por las calles y se detenía a charlar mientras se aseguraba que no estemos haciendo nada malo", relata Nicolás Ric Biraben.

Después de celebrar su última misa en la capilla de Equipetrol, el domingo 16 de este mes, el padre Juan se replegará hasta la residencia de Don Bosco, a cuya orden religiosa pertenece, para luego, en diciembre, emprender un viaje a Tokio, Japón, donde se hará un chequeo médico. El 8 de marzo del próximo año cumplirá 80 años.

Cuando regrese al país, en marzo de 2017, se asentará en Montero con la misión de atender a los católicos descendientes de japoneses que viven en la capital montereña, Santa Cruz de la Sierra y en las colonias de San Juan y Okinawa, una tarea que le entusiasma porque le recuerda el inicio de la misión para la que vino a Bolivia, hace 36 años.

Mira otros mensajes que los seguidores de EL DEBER dejaron en las redes sociales, donde en media jornada la noticia alcanzó a más de 130.000 personas solo en el Facebook (Haga clic en Ver más para visualizar los demás comentarios)

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