El arzobispo de Santa Cruz, Sergio Gualberti, se refirió a la misericordia de Dios e invitó a acudir al sacramento de la reconciliación o confesión, este cuarto domingo de Cuaresma, cuando faltan 14 días para el inicio de la Semana Santa

27 de marzo de 2022, 10:27 AM
27 de marzo de 2022, 10:27 AM

El amor de Dios y su perdón, además del camino de conversión para el reencuentro y reconciliación con Él, fueron abordados por el arzobispo de Santa Cruz, Sergio Gualberti, en la homilía dominical.

La parábola del hijo pródigo fue la base de la reflexión de monseñor Gualberti: “Dios nos ofrece la posibilidad de reconciliarnos con Él y con los demás, e instaurar relaciones basadas en el amor, el perdón y la paz”, manifestó.

En el cuarto domingo de cuaresma, cada vez más próximos a vivir la Semana Santa, el mensaje de la Iglesia habla de conversión. El arzobispo invita a los fieles a “tener la valentía de sincerarnos con nuestra conciencia, y reconocer nuestras miserias y pecados”, pero también reconocer su necesidad de la misericordia y el amor de Dios Padre.

Por ello, el arzobispo de Santa Cruz hace un llamado a la confesión: “No es suficiente reconocer en nuestro interior que hemos pecado ante Dios, también hay que expresarlo. A esto estamos llamados también nosotros: volver a la casa del Padre, acercarnos al sacramento de la penitencia, confesar nuestros pecados y recibir el perdón por manos del sacerdote, ministro de la misericordia, por la gracia de Dios”.

Además del perdón, Gualberti se refiere al hermano del hijo pródigo y advierte: “Tengamos cuidado, porque esto puede pasar también con nosotros y podemos creer que somos mejores que los demás porque cumplimos los mandamientos de Dios, somos parte de la Iglesia y que, por tanto, merecemos su recompensa. Esa actitud altanera nos impide ver la gratuidad del amor divino que recibimos por su gracia y no como pago de nuestra buena conducta”.

El arzobispo recuerda que la humildad, misericordia y fraternidad deben regir en las relaciones entre hermanos.

Dios siempre está dispuesto a perdonarnos, por eso nuestro corazón se llena de gozo y nos mueve a acercarnos a Él y a dejarnos reconciliar con Él”, concluye Gualberti.