Algunos pasan horas, otros más de un día en el espacio, acostados en camillas móviles, que son peleadas por la saturación de enfermos. El director de la CNS Regional Santa Cruz, Carlos Reyes, se pronunciará este jueves sobre el tema

5 de octubre de 2022, 16:10 PM
5 de octubre de 2022, 16:10 PM

En un amplio pasillo con grandes ventanales, que conecta con las dos áreas de circulación de acceso a las salas y consultorios del servicio de Emergencia del Hospital Obrero Nro 3, se ha improvisado espacio con 11 camillas móviles donde actualmente los pacientes esperan ser derivados para recibir el tratamiento que necesitan. 

Pueden pasar un par de horas e incluso hasta más de un día en el mismo espacio, sofocante, donde el aire acondicionado no abastece y con una escasa circulación de viento. A ello se suma la resolana que entra por ambos lados de las ventanas durante el día, tomando en cuenta que en la ciudad las temperaturas rondan los 30°C. Y de tan solo estar en el pasillo 15 minutos, recogiendo los testimonios de quienes están en el lugar, se siente la pesadez en el ambiente.

Anny Gabriela Camacho (29) llegó al hospital en compañía de un familiar, no puede caminar porque tiene una inflamación en uno de sus tobillos. "Tuve suerte", dice, justo acababan de desocupar una camilla cuando le indicaron que debía quedarse para hacerle un par de exámenes antes de darle un diagnóstico. “Recién me hicieron la prueba para Covid-19, y he tomado unos calmantes para el dolor. Las enfermeras pasan y no dicen nada. Hace mucho calor acá”, contó la joven, quien estaba a punto de almorzar. Tenía un empaque de plastoform envuelto con plástico y un vaso pequeño con una compota de fruta, todo desechable.


Doña Estefanía Manzano, primera en la fila, descansa al lado de Anny Gabriela / Foto: Juan Carlos Torrejón

A su lado se encuentra doña Estefanía Manzano (66), que acepta conversar con EL DEBER unos minutos. Se siente cansada y dolorida, dice que le cuesta respirar. Ella vive en el barrio Fortaleza, en el Palmar del Oratorio. Su hijo tuvo que buscar ayuda médica por el fuerte dolor estomacal de su madre. Ha pasado una noche en el mismo lugar, confía que en el transcurso de la tarde suba a piso. 

Ambas se encuentran solas a la hora del almuerzo, con suero en uno de sus brazos. El resto de los pacientes, como una pareja de adultos mayores, esperan juntos sentados a un costado de la camilla. La señora tiene un suero en su mano y luce demacrada. Más adelante un joven duerme, tiene una mochila negra apoyada a la pared. 

Al salir del servicio de Emergencias, Maribel Saavedra (47) acaba de enviar a casa a su mamá, Ramona Viezaga (68), que estuvo en la sala improvisada desde el lunes a las 20:00 hasta el otro día (martes) pasada la media tarde. Tiempo en el que primero pasó dos horas en silla de ruedas, y tras encontrar una camilla disponible, sin esperar que cambien las sábanas, se acostó para que no se la den a otra persona. 

“Mi madre estaba mal, tardaron en hacerle la prueba Covid-19, y cuando salió positivo y con la carga viral baja, la pasaron al piso. Hoy (miércoles) la dieron de alta, hay mucha gente que espera días también”, comentó Maribel, que vive por la zona del mercado La Ramada. Doña Ramona se jubiló del hospital San Juan de Dios, era lavandera, de donde obtuvo la filiación al seguro de salud.

EL DEBER se puso en contacto con la unidad de Comunicación de la CNS Regional Santa Cruz, para conocer la versión del director, Carlos Reyes, quien se pronunciará este jueves sobre el tema. Se informó también que pedirá un informe a la unidad de Emergencia del Hospital Obrero Nro 3 para conocer la situación actual.