El célebre músico francés mañana dará un cine-concierto en el teatro del CBA, a las 19:00 y el martes un taller de improvisación musical. El ingreso es gratuito

10 de julio de 2022, 4:10 AM
10 de julio de 2022, 4:10 AM

Jean-François Zygel, además de un talentoso pianista, compositor y gran difusor de la música clásica, es un maestro de la improvisación. Faceta que mañana, a las 19:00, el público cruceño podrá apreciar en el teatro del CBA, cuando le ponga música al filme El Artista y el martes,14:00, cuando imparta un taller para músicos de la ciudad. La llegada del pianista se hizo posible gracias a las gestiones de la Alianza Francesa de Santa Cruz y el Centro Boliviano Americano. EL DEBER conversó con él acerca de su trayectoria y de cómo entiende la música.

 ¿A qué edad sintió que quería dedicar su vida a la música?

En el colegio, a los 8 años, nos pusieron una película corta llamada Mozart niño prodigio en la cual se veía al pequeño Wolfgang improvisando en los salones sobre temas lanzados al azar por bellas marquesas y lindas duquesas... ¡Me pareció un buen oficio!

 Usted ha hecho programas de televisión, conciertos, encuentros con el público que tienen mucho éxito. ¿Cuál ha sido la clave para que la gente disfrute la música clásica sin que sean consumidores habituales de ella?

La pasión, la simplicidad, la explicación. Se debe hacer que la gente entre al taller de grandes compositores tal como lo haríamos en el laboratorio de un gran chef, revelarles los secretos, enseñarles a escuchar todos los matices y sutilezas. Tenemos una sola vida, ¡es una pena privarnos de todas las grandes obras maestras de la música clásica!

 ¿Cuál es su definición de improvisación en la música?

Es una composición sin borrador... ¡pero no siempre sin remordimientos! También es la alegría de compartir la música en cualquier circunstancia, de aprovechar la inspiración del momento, de situar la propia vida en un flujo continuo creativo.

 ¿No es contradictorio enseñar improvisación?

En mi clase de improvisación del Conservatorio de París siempre andamos ocupados porque para improvisar no solo se necesita práctica instrumental, sino también nociones de armonía, estilo, forma, contrapunto... Los cinco años de estudio de esta clase nos permiten hacer un recorrido completo por todas las prácticas vinculadas a la improvisación: solo, improvisación colectiva, cine-concierto, trabajo con la danza, el teatro, el vídeo... Más allá de cualquier virtuosidad instrumental, podemos considerarla en cierto modo como una clase de “composición no escrita”.

¿Ha grabado discos de improvisaciones? ¿No resulta un contrasentido?

Verá, todos los días, ¡me digo que es una pena que no hayamos tenido la oportunidad de grabar las improvisaciones de Bach, Mozart, Beethoven o Liszt. Afortunadamente, la grabación nos permite hoy escuchar a todos los grandes músicos de jazz, por ejemplo, si no hubieran grabado discos, hoy no podríamos escuchar a Art Tatum, Thelonious Monk, Bill Evans o Miles Davis. Sabe que, cuando alguien compra un álbum, no importa realmente si es música escrita o música improvisada, o inclusive una mezcla de las dos... Lo que quiere es escuchar buena música, ¡eso es todo!

¿ La improvisación en la música es algo nuevo?

Al igual que el habla precedió a la escritura, la improvisación precedió necesariamente a la composición. Además, durante siglos, estuvo en el centro de la música clásica. La gente venía de lejos para oír improvisar a Bach, Mozart o Mendelssohn, y Beethoven que siempre improvisaba a lo largo de sus conciertos, ¡incluso los sinfónicos!

¿De dónde viene su pasión por el cine mudo?

Me enamoré del cine mudo a los 25 años, gracias a un pedido del Museo del Louvre para musicalizar Nana, de Jean Renoir. Desde entonces, he compuesto una decena de músicas para películas mudas y, sobre todo, me encanta el cine-concierto, un arte que mezcla la música en directo y la proyección, creando un espectáculo nuevo cada vez. La improvisación, con toda la virtuosidad que permite, fantasía e imaginación, es el contrapunto ideal de las obras maestras del cine mudo. ¡Es en cierto modo la pequeña llama que calienta la pantalla! Para poder acompañar una película muda, hay que conocerla secuencia por secuencia, imagen por imagen. Entonces, tengo la impresión de que mis dedos hacen que aparezca la acción, que las teclas de mi piano mandan el movimiento de los personajes en el lienzo, influyendo en sus pensamientos, suscitando sus emociones.

¿Por qué eligió El artista para musicalizar?

Mayormente suelo musicalizar las películas de la “edad de oro” del cine mudo. Es decir, las que han sido realizadas entre 1910 y 1930. No obstante, me pareció que sería interesante musicalizar una película muda reciente (2011)… y qué película es: nada menos que cinco Óscars, ¡sin olvidarse de la extraordinaria actuación de Jean Dujardin!

¿Cuáles son las claves para aprender a improvisar?

Es diferente para cada persona. Básicamente, se tiene que acostumbrar a ser capaz de crear la melodía al instante, el ritmo, los acordes, de seguir el discurso musical de forma espontánea y controlada a la vez. Ahí está toda la paradoja: la improvisación es a la vez un arte de la sorpresa, como de consecuencia. Para improvisar libremente, hay que estar preparado: ¡la improvisación no se improvisa!