La mujer tiene el 80% de los pulmones tomados por la tuberculosis. Fue acogida por María Eugenia Rivas y apelan a la solidaridad de la población

12 de febrero de 2022, 18:24 PM
12 de febrero de 2022, 18:24 PM

Jhoselyn Pemintel tiene 28 años, una hija de año y medio, y los pulmones tomados en 80% por la tuberculosis, según lo que le dijeron los médicos. El 27 de enero pasado, la refirieron de Emergencia del hospital de segundo nivel El Bajío para ser internada en el de tercer nivel San Juan de Dios; sin embargo, aún no le dan respuesta y permanece en la casa de María Eugenia Rivas, quien la acogió desde finales de septiembre de 2021. Lo que han conseguido es una ficha para el neumólogo, que la atenderá el próximo 15 de febrero.

Hace cuatro meses, Jhoselyn vivía en situación de calle, pero estaba muy enferma, tanto que decidió pedir ayuda. Sin embargo, le costó mucho encontrarla. Uno de los impedimentos fue su falta de documento de identidad. Sin el carné ni otro documento, ella no podía ser afiliada al Seguro Universal de Salud. En su indefensión fue discriminada, empujada y maltratada por otras personas que buscaban atención de salud, pero una mujer se apiadó de ella y buscó la forma de ayudarla. Si bien sus condiciones no eran las mejores, pensó que su hermana, que es enfermera, podría hacer una mejor labor.

Así fue como Jhoselyn llegó a la casa de María Eugenia, quien la ayudó y después de ir de un hospital a otro, y a otro, de mucho tocar puertas y hablar con diferentes personas, lograron contactarse con el secretario municipal de salud, quien ayudó a que Jhoselyn fuera internada en el hospital El Bajío, que es de segundo nivel. Allí estuvo internada durante tres meses. María Eugenia se convirtió en la responsable de la paciente en el hospital, no había otra manera de que Jhoselyn recibiera la atención que necesitaba.

Otra persona de buen corazón apareció en sus vidas, una religiosa a la que María Eugenia se refiere como “la hermanita”. Ella les ayudó a conseguir medicamentos e incluso algo de dinero para que pudieran transportarse. María Eugenia no tiene trabajo y vive de lo que gana con atenciones de enfermería que hace a domicilio. Ella dice que aún no ha podido regularizar sus papeles, que le permitirían tener un trabajo estable, por falta de dinero. Aún así, lo que consigue no solo sirve para llevar el alimento a sus dos hijos, sino también para Jhoselyn y su bebé.

Pese a la medicación que recibía Jhoselyn en El Bajío, seguía con fiebre, por lo que los médicos la refirieron a un hospital que puede darle una atención especializada que, sin embargo, dos semanas después no la ha recibido. “No se compadecieron de ella, ni viéndola lo mal que está”, dice amargamente María Eugenia.

No sabe si no hay espacio, si no quieren atenderla o si es por la huelga de los trabajadores de salud, o cuál es la razón para que no reciban a Jhoselyn, porque hasta ahora no se lo dicen. Por eso María Eugenia se la llevó de vuelta a su casa, un lugar que, en realidad es de su tía, y en la que vive como casera. Allí le ha dado, a Jhoselyn, suero vitaminado para ayudarla a mejorar, pues la fiebre la deshidrata.






La paciente necesita estudios especializados y además requiere una operación porque padece de liatitis vesicular, tiene cálculos en la vesícula, pero no pueden operarla porque su peso es insuficiente.

María Eugenia se las ingenió para lograr que Jhoselyn deje de ser indocumentada. Fue a una oficialía de registro civil para pedir un certificado de nacimiento, pero no pudieron dárselo, porque no era familiar de Jhoselyn que, en ese momento estaba internada y no podía pedirlo por su cuenta.

Al menos consiguió una fotocopia. Con ella y la ayuda de gente caritativa, logró que en el Sereci le extendieran el documento y que el Segip fuera con un funcionario hasta el hospital para entregarle su cédula de identidad. María Eugenia se movió, caminó, habló, convenció y consiguió; demostró que la familia no solo es la que la sangre une.

Pero los gastos continúan y la salud de Jhoselyn no es la mejor. Por eso María Eugenia publicó un pedido de auxilio en sus redes sociales. Buscaba a la familia de Jhoselyn, que está en Tarija.

Una tía apareció, pero no todo eran buenas noticias, pues la tía contó que la mamá de Jhoselyn tiene embolia y está a su cuidado; por lo que se le dificulta llegar a Santa Cruz, además de los costos, que no puede solventar. También supieron que uno de los hermanos de Jhoselyn está en Argentina, detenido. No tienen novedades de ningún otro familiar.

Jhoselyn quiere volver a Tarija, al lado de su mamá, porque piensa que le queda poco tiempo de vida. Y es que le duele respirar, cada inspiración le cuesta. En el video que grabó con María Eugenia, es evidente lo deteriorado de su salud.

Las necesidades, en un hogar donde lo poco se estira como chicle para ayudar a quien más lo requiere, son muchas. Por eso María Eugenia comparte su número de teléfono, 75063290, para que alguna otra persona de un corazón tan generoso como el suyo pueda colaborarles en esta cruzada que ha emprendido solo porque está en su naturaleza ayudar.