Es cofundadora de la organización Alas Chiquitanas, que desde 2019 apoya a los voluntarios en su lucha contra el fuego. Hoy sigue firme en la defensa ambiental

8 de diciembre de 2024, 4:00 AM
8 de diciembre de 2024, 4:00 AM

El 2024 estuvo marcado por los incendios forestales, que consumieron más de diez millones de hectáreas en el país.

Cientos de bomberos pasaron semanas y meses internados en el monte, lejos de sus hogares y en riesgo, con el afán de defender el patrimonio natural boliviano.

Al ser difícil ubicar a cada uno de estos héroes para resaltar su valentía y valor, EL DEBER puso su foco en una organización que de una u otra manera los representa: Alas Chiquitanas, actualmente a cargo de Daniela Justiniano.

Junto a estos bomberos, Daniela se mantuvo firme, combativa y dispuesta a dar una mano en favor de conservar los bosques, frente a la arremetida recurrente del fuego.

Estas fueron solo algunas de las razones para que EL DEBER la eligiera, como parte de Alas Chiquitanas, como Personaje del año, y acreedora del Patujú de Bronce 2024, que se entrega desde 1998.


Ya cinco años

Alas Chiquitanas nació el 19 de agosto de 2019 en Santa Cruz, como una respuesta ante los incendios forestales y la necesidad de coordinación desde la sociedad civil, para organizar el apoyo con insumos y logística a bomberos voluntarios y comunidades que enfrentaban el fuego en la Chiquitania.

La organización arrancó con tres personas, además de Daniela, estaban Fabiola López y Gustavo Castro. La primera emigró a Francia, y Gustavo murió hace un par de años, afectado por el cáncer.

Si bien Daniela es la figura más visible de Alas Chiquitanas, ella siempre aclara que “hay un ejército de voluntarios que se activa con los incendios, en el afán de ayudar”.

Por ejemplo, este 2024, su organización unió esfuerzos con Senda Verde para ayudar a las áreas protegidas en todo el país, como el Parque Nacional Madidi, pagaron a los militares para que los guardaparques hicieran un sobrevuelo y armaran la estrategia de lucha contra los incendios persistentes de noviembre; apoyaron a la Reserva de la Biosfera y Estación Biológica del Beni.

Asimismo, este año Alas Chiquitanas trabajó conjuntamente con Somos Bolivia, a fin de colaborar en Cochabamba, pero además hizo algo similar en Beni, La Paz, y en muchos rincones del departamento cruceño: Roboré (Tucabaca), San Ignacio de Velasco, Concepción, San Javier, Guarayos, etc.

“Llevamos cinco años de trabajo sostenido, somos un movimiento ciudadano que canaliza las ganas de ayudar y el apoyo de la sociedad civil, porque hay mucha gente que desea aportar, que no sabe cómo, y que evita hacerlo a través de las instituciones gubernamentales por falta de confianza. Quizás ven en nosotros una forma más efectiva y transparente de que la ayuda llegue” a destino, dijo.

Otra de las acciones de Alas Chiquitanas fue contribuir a los centros de custodia de vida silvestre, como Senda Verde e Inti Wara Yasi. Solamente en Senda Verde ayudaron a mil animales en cautiverio, debido a los incendios y al tráfico de fauna.

La organización además se adhirió a acciones legales para la defensa de los acuíferos de Güendá Urubó, para la abrogación de las leyes incendiarias, y apoya la conservación del Cordón Ecológico (río Piraí).

Daniela fue la voz de Bolivia en la Feria Internacional de Turismo en Madrid, promocionando las Misiones Jesuíticas de Chiquitos y de Moxos. “Es el trabajo de los voluntarios lo que más me llena, su solidaridad y compromiso”, dijo en agradecimiento a los que sostienen su labor.