La historia de los nueve hermanos conmovió a la población y a las instituciones, que les gestionan una casa. Se descubrió que la niña padece de un soplo en el corazón

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17 de abril de 2018, 7:00 AM
17 de abril de 2018, 7:00 AM

Desde que se conoció su historia, los nueve hermanos Cruz, que perdieron a su madre a causa de un cáncer, y hoy solo viven junto a su padre, recibieron innumerables muestras de solidaridad. Además del apoyo de vecinos, instituciones públicas y privadas que les hicieron llegar colchas, catres, comida, dinero y más recientemente artículos electrónicos para el hogar.

Recientemente, a raíz del chequeo médico gratuito que realizó la Clínica Policial, se descubrió que la niña de cinco años padece de un soplo en el corazón, que no es una condición grave por el momento, pero se encuentra en evaluación para evitar complicaciones. 

La jefa de la unidad de Apoyo a la Gestión Social, dependiente del Ministerio de la Presidencia, Virginia Velasco, visitó ayer el lugar donde habitan y les hizo entrega de frazadas, colchones, mesas, útiles, pañales, alimentos, televisor, microondas, celulares y otros enseres; además que confirmó que el Gobierno a través de la Agencia Estatal de Viviendas se compromete a entregarles una casa. 

“Se va a construir su vivienda. Puede ser en la ciudad de Warnes (donde tienen un terreno) o en el barrio donde viven ahora (El Arenal)”, manifestó.

La presidenta del barrio El Arenal, zona Pampa de la Isla, Ruth Chávez, reiteró el deseo de los vecinos de buscarles un terreno en la misma zona.

Por su parte, Saúl Cruz, agradeció por la ayuda que recibe de parte de las diferentes instituciones y afirmó que estas le ayudan a consolidar su objetivo de mantener a su familia unida.

“Lo más importantes es tener a mis hijos cerca de mí, y se mantengan en un ambiente familiar”, aseveró. 

Los vecinos y la familia recordaron la ayuda de la unidad de Política Social de la Gobernación; VAHO que llevaron juguetes, alimentos, mesas y sillas en el Día del Niño, la Aldea SOS que ayudó con orientación sicológica, agrupaciones cristianas que donaron ropa, Bolinter y la Clínica Policial que gestionaron los exámenes médicos para los niños, al igual que Kolping. En resumen, como manifestó la dirigente del barrio, los niños tienen con qué comer y vestirse. Después de tantas penas, vislumbran una luz.