Hace un mes que el fuego devora el área protegida, además Patrimonio de la Humanidad. Se requiere apoyo aéreo de Defensa Civil y que la Cancillería autorice el apoyo que guardaparques brasileños han ofrecido

28 de septiembre de 2022, 18:52 PM
28 de septiembre de 2022, 18:52 PM

Las lluvias que afectaron a la ciudad no se sintieron en el parque Noel Kempff Mercado, que continúa ardiendo. Las llamas afectan tres zonas diferentes de este áreas protegida.

Ericka Bayá, voluntaria de Alas Chiquitanas, señala que la meseta de Caparuch, la zona de Pauserna y Florida son las tres zonas que son devoradas por las llamas. El fuego no solo arrasa con la vegetación, sino también con la fauna. La mejor forma para controlar los incendios implica las operaciones por aire, pero no se cuenta con los medios.

El pronóstico del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) referido a las condiciones atmosféricas para la propagación o la disminución de focos de calor valora los siguientes días como adversas. El informe  describe las condiciones como poco propensas y propensas para que el fuego siga creciendo, en la zona de la Chiquitania. Para la zona norte y en el chaco, se detalla como muy propensas las condiciones para que se propague el fuego. En estas zonas tampoco se esperan lluvias.

En la Chiquitania se espera lluvia este jueves. El viernes se caracterizará por los cielos nubosos, según el Senamhi.

En la meseta del Caparuch hace un mes que el fuego no para de arder. Defensa civil estuvo en la zona, apoyando desde el aire, pero se replegó el 7 de septiembre, recuerda Bayá. En ese momento, se fueron porque, a su juicio estaba bajo control. Las llamas rebeldes continuaron su paso, lejos de estar controladas. Después, pese a que la Gobernación, asambleístas y otras instituciones enviaron cartas a Defensa Civil para que volviera a apoyarlos, la ayuda no llegó.

La situación en Pauserna es más grave. Para llegar al lugar son necesarios dos días de viaje; “está en pleno monte”, describe la voluntaria. Actualmente 30 personas, entre bomberos forestales de la Gobernación, guardaparques y la armada se encuentran trabajando para sofocar el fuego en ese lugar.

Las carencias son muchas, sobre todo de combustible, para zonas tan inaccesibles como esa, pues no solo se necesita el transporte terrestre sino también pluvial; las lanchas requieren combustible y este se consume con rapidez.

Llegar por el lado brasileño tarda 40 minutos, y los bomberos forestales vecinos ya ofrecieron su ayuda para sofocar el fuego. Pero hay un inconveniente, relata Bayá: es necesario el permiso de la Cancillería para que puedan cruzar. Y el permiso no llega.

Bayá comenta que los brasileños cuentan con todos los equipos necesarios para intervenir y lamenta que un permiso se interponga y evite salvar flora y fauna de este parque nacional que, además, es Patrimonio de la Humanidad, declarado por la Unesco en 2000.

A Florida tampoco ha llegado la lluvia.

Alas chiquitanas continúa recibiendo la ayuda de quienes se solidarizan con los bomberos forestales que están en primera línea tratando de detener el fuego. Las quemaduras de sus ropas de seguridad, de su piel; la falta de descanso y la deshidratación hacen mella en estas personas que arriesgan su vida para evitar que el fuego siga propagándose, para salvar bosques y animales, y, por supuesto, para evitar que lleguen a los asentamientos humanos.

Otra de las dificultades es llevar alimento a la zona, justamente por los escasos accesos que existen.

Bayá cuenta que la mayoría de los bomberos ha quedado sin botas, o las que tienen están muy dañadas. Un par de botas de bombero cuestan alrededor de Bs 3.000, por lo que no todos cuentan con ellas. En su lugar usan botas de seguridad y dado el arduo y permanente trabajo, ya no dan más de sí.

Las donaciones pueden entregarse en el punto de acopio en La Recoleta, situada en la calle Tucumán 6 este, Equipetrol.