El propietario del predio afectado aseguró que al final de la tarde aparecieron las siete personas, quienes lograron huir a propiedades vecinas luego que tomadores de tierra quemaran la maquinaria y destruyeran sus campamentos

2 de diciembre de 2022, 9:38 AM
2 de diciembre de 2022, 9:38 AM

Luego de que propietarios y productores de Ascensión de Guarayos denunciaran que una turba de 200 avasalladores irrumpieran violentamente en una propiedad quemando maquinarias, destruyendo campamentos, agrediendo a los trabajadores y provocando la desaparición de siete personas, finalmente estas últimas aparecieron pues se habían resguardado en propiedades vecinas. 

Uno de los propietarios afectados, Rudiger Trepp, confirmó que los siete desaparecidos estaban a salvo y retornaron a sus hogares. Reprochó el actuar  de los avasalladores de tierra a quienes identifica plenamente, ya que el intento de toma de sus tierras viene ocurriendo desde hace más de un mes.

Trepp aseguró que tiene todos los papeles legales de derecho propietario avalados no solo por el INRA sino también con una segunda verificación que el Gobierno hizo, y pese de haber mostrado los documentos a los avasalladores hace un mes, cuando iniciaron las amenazas de toma, estos le advirtieron que no desistirían hasta colonizar varias propiedades en Ascensión de Guarayos.

Desconoce si los avasalladores continúan en posesión de sus tierras, aunque el modo de operar de estos grupos violentos es el mismo, ya que ingresan, pero no consolidan los asentamientos. "Provocan quemas y daños, se retiran de la zona y lo repiten varias veces", acotó.

"Yo puedo dar fe que en mi caso el INRA me ha respaldado como ciudadano, pero donde tenemos dificultades es en la parte judicial cuando toca cumplir con un desalojo y sean atendidas las denuncias contra los cabecillas de los grupos", reclamó Trepp.

Por todo lo sucedido, y con las denuncias sentadas en la Policía y en el Ministerio Público, Trepp espera que las autoridades competentes den con los cabecillas de la organización criminosa, que no solo buscan apropiarse de las propiedades sino que amedrentan a los trabajadores, propietarios y productores.

Los avasalladores abrieron por la fuerza una camioneta y quebraron el parabrisas.

TESTIMONIO

Uno de los afectados directos que estuvo en el momento del ataque violento de los avasalladores fue el ciudadano menonita Bernard Rudiger, quien se encontraba en la propiedad El Trébol. Él y sus trabajadores fueron sorprendidos por los avasalladores.

Relató que, como cualquier día, se encontraban trabajando con normalidad en la propiedad, que está distante a 80 kilómetros de Guarayos, cuando de pronto irrumpió una turba de por lo menos 200 personas, quienes con palos y otros objetos, comenzaron a agredirlos, indicándoles que los predios les pertenecen y que debían desalojarlos.

Prendieron fuego a una máquina oruga, a una caseta y a un tanque de combustible, luego tomaron de rehén a unos 10 trabajadores de la hacienda. "Deschaparon la camioneta de donde sacaron dinero y todos los documentos", denunció tras acudir a la Policía.

Indicó que en los predios se realizan trabajos agrícolas y cría de ganado. Confiados de realizar un trabajo legal al contar con los papeles y permisos correspondientes, ahora denuncian que no tienen seguridad ante la amenaza de los avasalladores.

Los avasalladores de tierras merodean varias propiedades en Ascensión de Guarayos, pero ninguno de los propietarios ha logrado conocer su identidad real, tampoco el de los cabecillas de estos grupos.

Por otra parte, el maquinista y propietario de la oruga quemada, Gerardo Rempel, indicó que había sido contratado por su coterráneo y propietario de El Trébol para hacer trabajos de desmontes. "Ahora no sé qué hacer, mi máquina está destruida y yo debo plata al banco. Hace 20 años que vivo en Guarayos y nunca me había pasado esto" dijo Rempel.

Hasta el momento, las autoridades policiales no han brindado un informe sobre este nuevo ataque violento por tomadores de tierras en Ascensión de Guarayos, hechos que desde hace un año son frecuentes, incluso con la misma modalidad, es decir, con quema de bienes, maquinaria, agresión a trabajadores e incluso secuestros.