Hay temor en la región, no quieren vivir nuevamente lo que sucedió en 2019. El 95% del fuego está controlado después de tres jornadas. Son 1.129 hectáreas afectadas por las llamas

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16 de julio de 2021, 8:42 AM
16 de julio de 2021, 8:42 AM

El trabajo conjunto y una llovizna lograron dar un respiro al municipio Carmen Rivero Tórrez, que desde el martes se ha visto azotado por un incendio forestal, similar al registrado en 2019 y que agita viejos fantasmas de la catástrofe de ese año, donde uno de los epicentros fue este municipio que es parte de la provincia Germán Busch. El 95% del fuego está controlado, aseguró este viernes la alcaldesa Celvy Orellana.

Orellana reportó que la llovizna caída en las últimas horas es un alivio temporal para la población; sin embargo, todavía el fuego no ha sido controlado en su totalidad, por lo que se mantienen desplegados a militares, personal del sector privado, voluntarios y bomberos de la municipalidad y de la Gobernación.

La autoridad informó que 1.129 hectáreas se vieron afectadas por el fuego y que hubo amenaza a plantaciones de eucalipto y propiedades privadas de la zona. La cifra se suma a las 9.000 hectáreas afectadas en la región del Área Natural de Manejo Integrado (AMNI) San Matías.

Precisamente hoy el municipio Carmen Rivero Tórrez cumple 79 años de su fundación, pero Orellana se mostró preocupada por las horas difíciles que tienen que atravesar debido a estas situaciones que no son alentadoras si se toma en cuenta que el calor y la sequía estimulan la propagación de incendios.

"Estamos pendientes, no podemos bajar la guardia. Seguimos en emergencia, no podemos dejar el lugar", apuntó la autoridad en una entrevista con Unitel, a tiempo de señalar que el permiso de quemas significa un perjuicio para los municipios que cuentan con zona boscosa. Pidió a las autoridades (de la Autoridad de Bosques y Tierras) que no esperen que se den más incendios para frenar estos hechos.

​​La falta de lluvias, sumada a las heladas, también han provocado que se reseque la vegetación haciendo que arda con facilidad ante cualquier chispa y es el combustible para los incendios forestales que afectan la Chiquitania, donde hace dos años se vivió uno de los desastres más devastadores, con más de 3 millones de hectáreas afectadas.