Tres familias salen cada día en busca de donación para alimentar a más de 100 personas, entre ellos, padres y madres solteras, del barrio Guaracal. Esta loable labor la realizan poniendo en riesgo sus vidas, salen a tocar puertas para pedir donaciones

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21 de abril de 2020, 16:19 PM
21 de abril de 2020, 16:19 PM

Los cuatro hijos de Rafael Reyes Castedo, de 14, 11, nueve y cinco años, ahora ya no se van a dormir con el estómago vacío. Reciben comida de la olla común que prepara un grupo de vecinos del barrio Guaracal, ubicado en la zona sur, entre el enmallado del aeropuerto El Trompillo y la Radial 13.

Reyes Castedo, de 40 años, es padre soltero y, hasta antes de la cuarentena se ganaba la vida como vendedor ambulante y en un lavadero de autos. Hoy tiene los bolsillos vacíos y su casa sin víveres para alimentar a sus cuatro hijos. Esto lo obligó a tocar puertas y buscar la solidaridad de sus vecinos. Así fue que llegó hasta la calle 1 del barrio Guaracal, donde los días lunes, miércoles y viernes tres familias se reúnen para cocinar y alimentar a más de 100 personas, que desde las 11:30 empiezan a llegar y ponerse en fila. 

Nilda Parada también formaba parte de la larga fila el lunes pasado, con sus dos hijos y una olla en la mano. Su esposo es chofer de taxi, pero ahora no está aportando recursos a su hogar porque no puede salir a trabajar, debido a la emergencia sanitaria. "Es una gran ayuda para las familias de condición humilde", argumentó Parada, que llegó a la olla común gracias a que le comentó una amiga.


Detrás de Nilda Parada se encontraba Yenifer Limpias (20 años), madre soltera con un niño de dos años, esperaba pacientemente que se abra el portón de la casa donde se distribuye comida y poder alimentar a su hijo.

No solo padres y madres solteras viven un drama por la falta de recursos ante la imposibilidad de poder trabajar por la emergencia sanitaria. Juan Carlos Costa de 34 años, chofer de micro, dijo que la olla común es no solo una gran ayuda, sino un gran acto de solidaridad entre los vecinos. Gracias a esta acción alimenta a sus tres hijos, de 10, cinco y tres años. La línea de micro donde trabajaba no les ha dado apoyo, pero una vez terminado sus ahorros, salió a buscar ayuda.

Así como ellos, otra treintena de personas se iba acoplando a la fila para recibir su plato de comida. 


Las familias Soliz, Oropeza y Fernández son las que decidieron encarar esta iniciativa al ver la necesidad de personas de condición humilde en su barrio. Todos los días salen a tocar la puertas de los vecinos para que les donen alimentos y con eso realizar un menú para los tres días de la semana.

Ana Paola Soliz, fue la que propuso la idea inicial a la cual se sumaron otras familias, Oropeza y Fernández. Lunes, miércoles y viernes, con cuaderno en mano registran a las personas que benefician con la comida, no obstante, siempre aparece más gente pidiendo también beneficiarse con la olla común. Las familias que preparan la comida aprovecharon para hacer un llamado a todos los vecinos del barrio Guaracal a sumarse a esta labor solidaridad, donando alimentos.