El arzobispo de Santa Cruz, en su homilía por domingo de resurrección, pidió “resucitar la fuerza del amor, el perdón y la reconciliación” en Bolivia

17 de abril de 2022, 10:49 AM
17 de abril de 2022, 10:49 AM

En Domingo de Resurrección, el arzobispo de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, reflexionó sobre la realidad del país. En su sermón dijo que en Bolivia persisten las viejas prácticas de las amenazas, los bloqueos, enfrentamientos que “dejan tras de sí enemistades, rencores, odios y hasta sangre y muerte”, por eso pidió a la población salir de esta espiral de la violencia y del desencuentro.

“La paz es el fruto de la Pascua, sin embargo, el mundo se obstina en rechazarla y sigue poniendo su confianza en la fuerza, la violencia y la guerra”, dijo en parte de su sermón.

Luego hizo una reflexión sobre la coyuntura del país y describió un escenario complicado donde siguen primando practicas violentas como forma de solucionar los problemas que ocurren en el día a día.

También en nuestro país, persisten las viejas prácticas de las amenazas, los bloqueos, los enfrentamientos y el recurso a la violencia como medios para solucionar los problemas, prácticas que, además de dejar puntualmente insatisfechas a las partes, dejan tras de sí enemistades, rencores, odios y hasta sangre y muerte”, afirmó.

Pero luego recordando la resurrección de Jesucristo, dijo que aún hay esperanzas de tiempos mejores, pero para ello, es necesario que las personas salgan de este círculo de violencia y prime el perdón.

“¡No hagamos que Cristo haya resucitado en vano! Salgamos de los sepulcros de la violencia y del desencuentro y resucitemos a la fuerza del amor, el perdón y la reconciliación. El Resucitado es la esperanza de un mundo nuevo, la luz que nos indica el camino a recorrer para construir juntos una sociedad fraterna, justa y pacífica que se enriquece con la cultura y los valores de cada pueblo y nación de ayer y de hoy”, exclamó.

Después citando un pasaje bíblico dijo que “San Pablo nos insta a que nos apuremos a dar este paso: “Ya es hora de despertarnos del sueño… despojémonos de las obras de las tinieblas y revistámonos de la luz” (Rom. 13,11).

Pidió a los fieles católicos que “ya es hora de dejar la indiferencia y la pasividad”. Además, los instó a salir “del anonimato, indiferencia y cobardía”, para revestirse “de la luz del Resucitado, dando testimonio alegre y valiente de nuestra fe y siendo operadores de la verdad, la justicia y la paz en la familia, el trabajo y la sociedad, allí donde el Señor nos ha puesto”.