En la homilía pidió a los cristianos ser testigos valientes en un mundo indiferente a los valores sobrenaturales y distraído detrás de tantos afanes superficiales, pasajeros y hasta contrarios a Dios

24 de abril de 2022, 12:53 PM
24 de abril de 2022, 12:53 PM

El monseñor Sergio Gualberti, celebró este segundo domingo de pascua la fiesta de la Divina Misericordia, donde exhortó a los creyentes a anunciar al mundo entero la buena noticia de Cristo resucitado y compartir el don de la vida nueva.

Señaló que Jesús no juzga ni se escandaliza de las vacilaciones e incertidumbres en la fe de los creyentes, sino más bien invita a seguir participando en la vida de la comunidad de la iglesia.

"Perseveremos la búsqueda de encontrar al resucitado a la luz de la palabra de Dios y pidamos el don de la fe, que es un don gratuito", dijo.

Recalcó que la resurrección es el objeto primordial de la fe, así tal como lo recuerdo San Pablo: "Si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe, e inútil", añadió.

Jesús resucitado se presentó mostrando sus heridas para que toquen sus dignos visibles de su gran amor. "Seamos sus testigos valientes en nuestro mundo indiferente a los valores sobrenaturales y distraído detrás de tantos afanes superficiales, pasajeros y hasta contrarios a Dios", amonestó.

Resalta que las dos apariciones de Jesús resucitado se realizaron en la noche del primer día de la semana, es decir el domingo, por eso desde sus inicios la iglesia consideró el domingo como el día del Señor resucitado que con la celebración de la Eucaristía, da inicio y marca el rumbo de la semana.

"Expresamos nuestra acción de gracias, porque él nos hace participe de su vida nueva, nos fortalece en nuestra fe y vida cristiana, y nos une en comunidad que profesa a una sola voz: Señor mío y Dios mío, palabras que son también la conclusión de todo el evangelio de San Juan, y sobre todo nos invita a reafirmar nuestra fe en el resucitado ya que en la resurrección solo se puede creer, no hay otro camino, solo la fe", acotó.

Detalló que la presencia del Señor siempre llena de gozo nuestras vidas y no desaparece ni en momentos de dolor y de contrariedad. "Paz, gozo, y armonía son las palabras que los evangelios emplean para describir los frutos de la resurrección, frutos a saborear desde ahora en nuestra existencia terrenal".