El arzobispo de Santa Cruz invitó a la población a comulgar la eucaristía, que "es el pan de vida" y siempre está al alcance de todos, con la finalidad de fortalecernos ante las adversidades

8 de agosto de 2021, 10:48 AM
8 de agosto de 2021, 10:48 AM

El arzobispo de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, durante la misa celebrada hoy en la catedral, invitó a la población a acercarse a Dios y alimentarse del “pan de vida” que da fuerza, para no desfallecer en los momentos duros que se presentan en el país, en especial en este tiempo de pandemia por el coronavirus, que está cobrando varias vidas, y que los incendios forestales están afectando la biodiversidad.

“Alimentémonos del pan de vida que nos sostiene y acompaña hasta alcanzar la meta. Nuestro camino de fe en el Señor es largo y arduo, no basta solo nuestro esfuerzo, hace falta pedirla con humildad, como don a Dios”, dijo el arzobispo en su homilía.

Gualberti explicó que “los panes de vida” son la señal de la cercanía de Dios que proporciona las fuerzas y energía para levantarse de una situación de frustración. Además, indicó que ayuda a renovar las esperanzas del pueblo para continuar cualquier lucha que se presente.

“Como (el profeta) Elías, también nosotros en nuestra vida pasamos por tantas pruebas, a veces el horizonte se hace nebuloso, nos sentimos solos, abandonados por Dios, sin esperanza y tentados de dejarlo todo. Pero, precisamente en esos momentos tenemos que recordarnos de la invitación de Jesús, levantarnos y alimentarnos con el Pan de Vida que nos da la fuerza y la valentía para cruzar, sin desfallecer, los desiertos de la vida hasta alcanzar la dicha sin fin”, reflexionó el religioso sobre la primera lectura leída en la misa.

Asimismo, invitó a los cristianos a comulgar la eucaristía, que es el pan de vida y que está al alcance de todos. “Demasiados católicos no se acercan a comulgar, privándose así de la gracia y desconociendo este gran don del amor de Dios. Evitemos que Jesús haya ofrecido en vano su cuerpo y su sangre como Pan de Vida; por el contrario, acerquémonos a la mesa del altar con frecuencia para alimentarnos de Él y tener así la fuerza de seguirlo”, acotó.