Murieron juntas, las abrazaron las llamas: Carla era fisiculturista y Carmen buena alumna
San José de Chiquitos sigue llorando por el trágico fallecimiento de las hermanas adolescentes. De su casa solo queda un muro en pie. Sus muertes exponen los peligros de acopiar combustible en los hogares y también las carencias, pues en su barrio solo hay agua en ciertas horas del día
Yherel Paucara, comandante de la Policía de San José de Chiquitos, lleva un año y medio en el lugar, y es la primera vez que le tocó ser espectador de algo tan dramático y doloroso. En la madrugada del domingo 18 de agosto los vecinos del barrio Los hebreos llamaron dando la voz de alarma por un incendio, cuyas llamas sobrepasaban el techo de una vivienda humilde.
Todavía no sabían que Carla Jimena (17) y Carmen Divina Vía Rosas (15) quedaron atrapadas en el interior, ya totalmente carbonizadas.
Vivieron en carne propia la impotencia de no poder hacer nada. La explosión acabó con todo y para recargar los minutos de angustia, no había buena presión de agua para intentar aplacar las furiosas llamas de fuego. San José de Chiquitos atraviesa una drástica sequía, y el barrio de las dos adolescentes es uno de los que más sufre por la falta de acceso al agua.
Una amiga de Roxana Bobadilla, la mamá de las jovencitas, reconoce que está grave la sequía: "en ese barrio la mayor parte de los días no hay agua, a veces por la noche baja un poco y hay que estar atenta al grifo cuando caen las gotas, eso viene de hace tiempo, peor ahora que estamos en la sequía más fuerte de los últimos años".
"Una reteada de nuestras madres no es nada, quién sabe si el día de mañana estamos"
El viernes Carmen y su amiga Georgina se salieron de clases a las 11:15, se fueron a buscar un material para clases, pero se quedaron 'vuelteando' por el pueblo hasta las 12:30. Cuando se dieron cuenta que las horas habían pasado volando, se asustaron, pero luego Carmen le dijo a su compañera: "una 'reteada' de nuestras madres no es nada, quién sabe si el día de mañana estamos".
¿Quiénes eran esas jovencitas? su vida fue segada a muy temprana edad, cuando todavía se empiezan a formar proyectos de vida, se dibujan sueños y se prueban las primeras experiencias.
Carla Jimena tenía 17 años, pero quedó atrasada en el colegio, al punto que la menor, Carmen Divina, de 15, la alcanzó. Ambas eran compañeras en el colegio Germán Busch, estaban en cuarto de secundaria. La mayor abandonó el colegio para dedicarse al deporte de su pasión, el levantamiento de pesas. Pero este año retornó.
Su foto de calza, con el cabello amarrado en un moño y concentrada levantando pesas dio la vuelta en las redes sociales, con el necrológico que la Asociación Departamental de Físicoculturismo y Levantamiento de Potencia de Santa Cruz, le armó. Ahí dice que fue un referente de la disciplina y que lamentan la desaparición de la distinguida atleta. En su última competencia quedó en segundo lugar.
Mientras, Carmen destacaba como buena alumna, sacaba excelentes notas en matemáticas y en lo deportivo, era jugadora de fútbol, su puesto era el de arquera, y en palabras de sus compañeros, "era bien alegre" y muy casera, rara vez salía.
Su tía Claudia, muy acongojada explicó que el papá vive en el campo, porque se gana la vida manejando tractores y orugas, mientras que la mamá es ama de casa y también consigue dinero lavando ropa.
Un doloroso adiós demasiado temprano
Los dos cajones blancos pasaron por la iglesia misional de San José de Chiquitos, escenario de importantes encuentros turísticos y culturales, por donde hasta la reina Sofía de España estuvo alguna vez, admirando su arquitectura jesuítica. Carla y Carmen hicieron su último paso por ahí el lunes, encerradas en cajones de madera y rodeadas de flores; luego lo hicieron por el colegio, mientras la banda hacía sonar los acordes de la nostálgica canción Más allá del sol.
Sus compañeros del cuarto de secundaria no tuvieron clases ese lunes triste, se fueron al entierro, y verlas en ese último adiós era algo no podían digerir. Es más, pidieron al director que los cambie de aula, porque no querían seguir en el mismo espacio donde quedaron sus dos pupitres vacíos.
"Es muy duro que toque timbre, entrar al curso y mirar hacia donde se sentaban y encontrar vacíos sus espacios en la tercera fila", dice Georgina, que todavía no da crédito a lo que pasó.
"Es una muerte que nos dejó en shock, no había sucedido antes aquí algo semejante", cuenta
Por ahora, están dando cuota para ayudar a la familia que ha perdido prácticamente todo. También hay otras iniciativas, una municipal y otra vecinal, para volver habitable la casita incinerada.
"Nunca las olvidaremos", prometen sus compañeros, que les tocó experimentar tan jóvenes la sensación de la pérdida y vulnerabilidad.
"Nunca se había visto algo así en nuestro pueblo"
"Da lástima que jovencitas que están comenzando a vivir, se vayan de esa manera, es algo muy triste y doloroso. Se conmovió todo el pueblo, seguimos en shock", expresó el director de la unidad educativa Germán Busch, Willis Costa Leite.
Por eso siguen en campaña. Primero juntaron recursos económicos para poder pagar los dos ataúdes de madera y ahora están buscando dinero para poner en condiciones la vivienda. Planean hacer un festival para recaudar más fondos.
El alcalde Marbin Barbery Céspedes declaró duelo municipal de tres días calendario, sin suspensión de actividades, que finalizó el miércoles. "Por el sensible fallecimiento de las hermanas, Carla Jimena y Carmen Divina Vía Rosas".
Por su parte, Costa Leite las describe como estudiantes regulares. "No daban problemas de disciplina, como hemos tenido con otros estudiantes y cumplían con sus estudios".
El director fue a ver el lugar del desastre, comprobó que la casa de las jovencitas, ubicada en el lado sur, quedó inhabitable. Es más, tuvieron que velarlas en el domicilio de un tío, hermano de su mamá, Roxana Bobadilla.
A esta última, la angustia se llevó el habla. Sus familiares y oficiales de la investigación han tenido su testimonio, pero repetir lo que sabe a los vecinos o la prensa es volver a vivir el pesar. Estuvo presente en un acto que hizo la Alcaldía, cuando se declaró el duelo municipal, le dieron el micrófono y solo se disculpó por no poder articular las palabras, se limitó a decir que era mucho el dolor.
La mujer está destrozada. No puede creer la desgracia que les pasó, ahora se aferra a la única hija que le queda viva, Carolini, de ocho años, que también dormía a la hora del siniestro, pero que salvó la vida porque estaba en otra habitación.
Lamentablemente, en la de las jóvenes había un bidón con combustible, y fue eso lo que magnificó la explosión.
Encontraron escombros y no había nada qué recuperar
El incendio estructural no dejó algo reconocible, ni siquiera los cuerpos de las dos jovencitas, así lo informó el comandante Paucara.
La vivienda sigue precintada para que Escena del crimen y el Iitcup (Instituto de Investigaciones Técnico Científicas de la Universidad Policial) continúen con las investigaciones.
"El trabajo pericial ya inició, pero la hipótesis dice que había un bidón cargado con combustible, cerca de la conexión eléctrica, que causó el incendio", reportó Paucara y lo mismo repitió el comandante departamental Erick Holguín.
El jueves el coronel Silvio Terrazas, director nacional de Bomberos Antofagasta, informó que se determinó que la causa del siniestro fue un cortocircuito.
Paucara reconoció que costó apagar el incendio porque la presión de agua no es buena y faltó en las fatídicas horas.
La vivienda en realidad eran dos habitaciones de material. Lo único que queda en pie es una pared.
A las niñas las trajeron el domingo a Santa Cruz de la Sierra para la autopsia de ley y por la noche las devolvieron para su velorio.
Las velaron en la casa de la cuñada de la mamá y las enterraron el lunes por la tarde, en el cementerio general de San José de Chiquitos.
La realidad josesana: falta agua y la crisis ha vuelto la reventa de combustible un negocio para las familias
La crisis es hídrica y económica. En el primer tema, se han hecho varios pozos, pero el agua ya no alcanza.
El alcalde Marbin Barbery está en etapa de socialización de un proyecto para la provisión de agua con instituciones, cívicos y OTB’s de barrios.
La necesidad de agua para una población que está sufriendo los efectos de sequía e incendios forestales está en un bando y en el otro, contrapuesto, la conservación y protección del Parque Histórico Nacional Santa Cruz la Vieja, que fue declarado patrimonio natural y arqueológico.
La polémica que se ha instalado versa en si se permite que se instale un tanque de hormigón armado de cien mil litros sobre el área del museo Santa Cruz la vieja.
La carencia de agua se vive en el día a día de los barrios, como en el de Carmen y Carla. Cuando se necesitó para apagar las llamas en su vivienda, esta fue escasa.
En cuanto a la crisis económica. Ante la escasez de combustible en las estaciones de servicio, muchos pobladores han optado por acopiarlo en sus domicilios. Algunos para consumo personal, y otros para revender.
"Acá hay harta gente que revende gasolina, incluso se ve menores de edad manipulando y vendiendo, no saben lo peligroso que es", reconocen algunos vecinos.
Según la versión más extendida, Carla y Carmen pusieron a cargar su teléfono cerca del bidón. "No tuvieron ni la chance de escapar, las llamas sobrepasaron el nivel del techo", expuso el comandante Paucara.
Después del terrible incidente, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) está tomando cartas en el asunto. Junto a la Alcaldía y la Policía estuvieron visitando domicilios para evitar la reventa del combustible y el acopio de este en las viviendas.
Carmen y Carla ya no están, tampoco su casa. Queda la crisis hídrica, las prácticas peligrosas de acopio y el trauma de una comunidad en la que todavía todos se conocen y echarán de menos a esas dos jóvenes vidas.