Autoridades cuestionan la dureza de algunos uniformados luego de reducir a los reclusos en la intervención. Otros creen que las extorsiones y el ingreso de objetos de lujo eran con la venia policial

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8 de abril de 2018, 11:00 AM
8 de abril de 2018, 11:00 AM

A casi un mes de la intervención policial al régimen abierto del penal de Palmasola, el más poblado del país con más de 6.000 reos, las investigaciones solo desenmarañaron gran parte de la red de extorsión, de violencia y de corrupción que manejaba Víctor Hugo Escobar Orellana, ‘Oti’, antes exmandamás del centro, ahora preso aislado en Chonchocoro de La Paz. 

Han caído familiares y se busca a exreos que colaboraban con Oti, pero aún faltan piezas para armar por completo el ‘rompecabezas’ llamado Palmasola. Una, quizás la principal, tiene que ver con la responsabilidad de malos miembros de las dos instituciones encargadas de hacer cumplir las reglas en cualquier centro penitenciario del país, Régimen Penitenciario y la Policía.

Ambas instancias, por el momento, aparecen al margen de los actos irregulares, aunque al igual que las extorsiones dentro del penal, los cobros para dejar hacer y pasar por la puerta principal de la cárcel, fueron una situación anómala que todos comentaban y conocían, pero que nadie denunció formalmente.

Una prueba de estas irregularidades es que hasta antes de la toma de régimen abierto y del relevo de la mayoría de los policías que custodian el lugar, las visitas pagaban ‘religiosamente’ como mínimo Bs 10 para ingresar, monto por el que no se daba factura y que no está descrito en ningún manual de administración carcelaria.

“Ahora los policías ya no cobran nada”, aseguró una mujer que el jueves visitó a su esposo en el penal. Sin embargo, aún ninguna autoridad ha salido a explicar adónde iba el dinero de esos pagos y tampoco se conoce, por el momento, de algún proceso administrativo o penal contra algún gobernador penitenciario o el administrador civil que delega el Ministerio de Gobierno a través de Régimen Penitenciario a todas las cárceles.

En la Dirección Departamental de Investigación Interna (Didipi) de la Policía, que está bajo el mando del coronel Marco Santa Cruz, no se ha recibido hasta el momento ninguna denuncia contra policías de bajo o alto rango por presuntas irregularidades en el cumplimiento de sus funciones en Palmasola. 
Solo se reporta un proceso contra un exgobernador de la cárcel, pero no por los cobros irregulares que se hacían, sino por un incidente con otro uniformado de bajo rango.

El representante nacional de la Defensoría del Pueblo, David Tezanos, indicó que son varias las denuncias verbales sobre los abusos policiales en los penales, pero lamentó que ninguno de los afectados formalice sus quejas.

El presidente del Tribunal Departamental de Justicia, Zenón Rodríguez, calificó como ilógico pensar que solo fueron los reclusos quienes actuaron, “la lógica nos dice que había policías en Palmasola que permitían todo”.
El viceministro de Seguridad Ciudadana, Wilfredo Chávez, reconoció que existe corresponsabilidad de algunas exautoridades policiales que estuvieron a cargo del penal en los controles, pero que eso no debe hacer suponer que sigue reinando el caos en Palmasola, ya que aseveró “hemos impuesto el orden en la cárcel con trabajo, ya no existen liderazgos, eso se acabó”.

Finalmente la Fiscalía, que está al mando de las investigaciones, ha indicado que el caso Palmasola apenas comenzó a ser escudriñado y que aún faltan muchas horas de trabajo para saber quiénes permitieron llegar al extremo en el que se vivía en el penal, donde un reo mandaba el destino de todos y los malos agentes, involucrados en la corrupción, ‘volcaban’ la cara a otro lado para dejar pasar.

Un ejemplo de esto fue lo que ocurrió con un exgobernador, que ante la negativa de Oti para ir hasta su oficina para hablar sobre ‘temas internos’, decidió ingresar al régimen abierto para ‘aclarar’ las cosas. Sin embargo, esta decisión no fue la más acertada, ya que el agente fue golpeado por los reos y luego retirado a patadas del lugar.

El agente de Inteligencia que conversó con EL DEBER, dijo que el gobernador no hizo nada luego del incidente, ni denunció el ataque, porque fue amenazado por el exlíder de los reos con hacer público los pagos irregulares que este oficial recibía. Ahora este exjefe está desde finales del año pasado en la reserva. 


Policías infiltrados

EL DEBER conoció de primera mano informes que dan cuenta de que los actos de corrupción se arrastran desde hace tiempo en Palmasola, ya fueron detectados con pruebas antes de junio de 2015, cuando se realizó un trabajo preparando la llegada del papa Francisco I, documentos que fueron entregados a las autoridades pertinentes. 

Policías de Inteligencia se infiltraron en régimen abierto como presos y realizaron varias pesquisas. Entregaron informes sobre el círculo mafioso, como el ingreso de objetos de valor, negociados, recaudaciones, abusos, castigos físicos, sometimientos a las visitas, operaciones delincuenciales afuera del penal y hasta el comercio sexual de las denominadas “lanas”. 

Los informes alcanzaban y concluían que “en Palmasola todo tiene su precio y que hay internos que viven como ricos y otros como miserables”. 

Informe por los excesos

El representante departamental de la Defensoría del Pueblo, Jorge Paz, indicó que se está elaborando un informe en el que se pone de manifiesto los excesos policiales cometidos el día de la intervención a Palmasola.

Testimonios, fotografías, videos y grabaciones, son parte de los elementos que utilizará la Defensoría del Pueblo para demostrar que sí existieron actos fuera de las normas de conducta de los uniformados. Incluso hay el testimonio de una oficial que evitó más violencia contra los internos ya reducidos.

PUNTO DE VISTA

No tomaron en cuenta a los policías

Freddy Meneses Feliciano/ coronel de policia y abogado

Allá por el año 1986 tuve la oportunidad de participar en el traslado de la cárcel de la calle Libertad hasta Palmasola.   

Las autoridades de entonces hicieron una irresponsable inversión porque esa vez nunca tomaron en cuenta a los coroneles Willan Albarracín y Ramiro Paredes, que habían regresado de Argentina tras especializarse en penitenciaría. En Palmasola había apenas 11 galpones y los reclusos tuvieron que acomodarse en el suelo con lo que tenían. No había muros, solo barda de dos metros y las fugas eran permanentes por eso se procesaba a muchos policías. Después se fueron reforzando poco a poco los muros. 

Comenzó todo mal hasta que empezaron a comprar material y a construir divisiones y para recuperar sus inversiones  ya había los alquileres.  

La idea no era construir casas, sino divisiones porque los internos estaban amontonados en el suelo y no había celdas. Así empezó el lucro y la Policía hizo observaciones pero las autoridades no escuchaban y el lucro se hizo una práctica habitual. En ese tiempo recuerdo que los narcoarrepentidos tenían mucho poder económico y   junto a uno conocido como el “rey Salomón empezaron a tener comodidades que asombraban.  
Inicialmente las construcciones nacieron como una necesidad pero se convirtió  en un lucro que asombraba. 
No solo los policías sino los directores de penitenciarías daban los permisos para el ingreso de todo.  Hoy sigue lo mismo, en realidad todos los gobiernos no atendieron. 

Después de la última intervención a la cárcel  ya se acabaron los cobros y las extorsiones pero los policías siguen sin medios. No hay detectores, medios tecnológicos, detectores. Los policías viven en condiciones pésimas, en catres viejos de paja, las policías mujeres igual.  Nunca hubo terapia, antes solo la carpintería pero con esfuerzo de los internos. Hubo una vez plantaciones de maíz y de tomate que fue un ejemplo.