Los delfines de agua dulce fueron salvados a tiempo, pues las aguas del río se evaporaban aceleradamente por la sequía. Eran seis hembras y un macho. Había dos preñadas. Todos fueron largados a la corriente del río San Pablo

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5 de septiembre de 2017, 4:00 AM
5 de septiembre de 2017, 4:00 AM

Un enorme macho, de 2,44 metros de largo, fue el último bufeo en ser capturado la mañana del sábado en la operación rescate de siete delfines de agua dulce de la especie Inia boliviensis, que permanecían atrapados desde hace más de dos meses en el río Negro, en la provincia Guarayos, que redujo su caudal a consecuencia de la sequía y de otros factores dañinos al medioambiente.

El vigoroso cetáceo dio pelea eludiendo una y otra vez las trampas (mallas) tendidas por el equipo de rescatistas, sumergiéndose en las turbias aguas y ocultándose entra las plantas acuáticas, pero finalmente la estrategia humana funcionó y terminó siendo sacado del disminuido río para ser llevado por tierra, como los otros seis bufeos, hasta el San Pablo, un río con mayor caudal de agua tributario del río Itonama que, a su vez, desemboca en el Iténez, en Beni, que es parte de su hábitat natural.

Los siete animales son seis hembras (dos preñadas) y un macho. El tamaño de los integrantes del grupo oscila entre 1,80 y 2,44 metros, todos con buenas condiciones de salud.

Arduo trabajo
La alerta sobre el cautiverio de los bufeos la dio a fines de agosto Julio Aguilar, dirigente de la comunidad Indígena San Jorge, y la ambientalista Licy Tejada puso el caso en conocimiento de las autoridades de la Gobernación de Santa Cruz, que dirigió la operación, en la que intervinieron dos biólogas del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado, agentes del Centro de Operaciones de Emergencia Departamental (COED), de la Alcaldía de Ascensión de Guarayos y personal del Área Protegida Río Blanco-Negro Caimanes.

El equipo armó su campamento el día martes 29 de agosto y miércoles 30 rescató a dos ejemplares, que fueron trasladados por vía terrestre a lo largo de 32 kilómetros hasta el límite con el departamento de Beni, donde los largaron al afluente San Pablo.

El viernes 1 de septiembre se reanudaron las tareas de rescate y hasta las 16:00 se capturaron tres especímenes, entre ellos una hembra con su cría. El sábado se dio por terminaba la faena con el salvamento y posterior liberación de los dos últimos delfines varados. La especie fue declarada Patrimonio Natural del Estado Plurinacional de Bolivia en septiembre de 2008 mediante la Ley 284.

“Hemos trabajado arduamente, pero todo fue exitoso. Participamos hasta 25 personas en un momento dado. La logística fue de menor a mayor, lo que facilitó nuestra labor y, con las debidas precauciones, todos los bufeos fueron liberados en el río San Pablo, donde se reencontrarán. El macho era grande y bastante mayor. Le calculamos unos 25 a 30 años. Por las cicatrices en su cuerpo y en una de sus aletas pectorales pudimos deducir que era un macho de mil batallas”, dijo la bióloga Mariana Escobar.

En opinión de la profesional, el rescate de los enormes animales fue oportuno, puesto que se notó en el transcurso de los días la merma considerable del agua en el estanque en el que estaban cautivos; además de que se constató la escasez de peces para su alimento.

Cinthia Asin, secretaria de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente de la Gobernación, en conferencia de prensa, destacó el trabajo del equipo que se tomó una semana en retornar al grupo de bufeos a un hábitat más seguro. “El rescate fue toda una odisea, pero se ha hecho con tanto amor, con mucha suerte y fortuna.
Estamos felices”, manifestó.

La bióloga Escobar explicó que el río Negro, como otros ríos pequeños de la zona, es parte del hábitat del bufeo. Se sabe que lo utilizan como refugio para dar a luz y como guardería para sus crías, a las cuales enseñan a cazar su alimento. Solo que el cambio climático y la modificación de los cursos hidrológicos por parte del hombre alteran el medio y afectan su forma de vivir.