(VER VIDEO) La historiadora cruceña considera que los bolivianos están angustiados por las grandes divisiones "que son más reales que simplemente apariencias".

3 de agosto de 2023, 13:36 PM
3 de agosto de 2023, 13:36 PM

Este domingo, 6 de agosto, Bolivia celebrará 198 años de independencia, y para la historiadora cruceña Paula Peña, es necesario reflexionar, pero de manera sincera, sobre qué país queremos en 2025, año en que se festeja el bicentenario de la creación del país. 

¿Qué queremos los ciudadanos? ¿Los políticos saben lo que quieren? ¿Qué está pensando la sociedad civil, intelectuales, obreros, estudiantes, profesores, las clases medias? ¿Hacia dónde estamos yendo para llegar en dos años? Estas fueron algunas de las interrogantes planteadas por la investigadora al ser entrevistada la mañana de este jueves en el programa “Influyentes”, de EL DEBER Radio. A continuación la entrevista:

- ¿Qué significa este 6 de agosto para el boliviano?

La celebración del Bicentenario no ha sido tan grande como en otros países. Se inició en el 2009 e incluso desde el Estado había gente que decía que no había nada qué festejar desde ese año y que se debía comenzar a festejar desde los levantamientos de los indígenas en el Caribe, tras la llegada de Cristóbal Colón. 

No tiene sentido, el 2009 marcó un antes y un después para lo que después será Bolivia este 2025. 


- A pocos días del 6 de agosto, ¿qué inquietud le embarga en este momento?

Hay un estado social de pena, están pasando muchísimas cosas, no salimos de una y ya entramos a otra. Los bolivianos estamos angustiados por las grandes divisiones, que creo que son más reales que simplemente apariencias.

En el caso cruceño, la división de las élites, que se inició en 2019. En estos cuatros años ya la fractura es totalmente profunda y no sé si en algún momento se podrán reconstruir los viejos lazos que hicieron posible una Santa Cruz en el Siglo XX.

No sé si es el peor momento de la región. Hace 100 años Santa Cruz vivió tiempos muy difíciles y el manifiesto del Partido Regionalista, que reunía  a cruceños jóvenes, obreros e intelectuales, decía que la familia cruceña estaba enfrentada y trataron de no jugar el juego de la división de las élites. Estábamos prácticamente en la misma situación: enfrentados y con problemas serios con el Estado, queríamos un ferrocarril. 

-¿En algún momento hubo un proyecto de país, es decir, qué se quería hacer con Bolivia?

Hubo muchos proyectos de país a nivel del poder central y no nacional. Un país minero, exportador de materia prima con salida hacia el Pacífico. Ese país solo miró a la zona andina, la minería. Nunca pensó en el desarrollo del campo, la agricultura, en el mantenimiento de las fronteras. Fue corto de visión, encerrado en sus montañas.

Y del otro lado, había otro proyecto que estaba mirando hacia el Atlántico. Mientras los cruceños miraban hacia el Atlántico, el Gobierno miraba hacia el Pacífico, siempre dándose la espalda.

En el año 1952 se intentó crear un proyecto, pero un proyecto en el marco de la dominación, de un pasado común y la homogeneización cultural; sin el reconocimiento de las diferencias regionales y étnicas. Por eso, el Estado de 1952 fracasó, porque no reconoció que las regiones y departamentos éramos diferentes y que los pueblos indígenas merecían un reconocimiento más allá de ejercer el voto. No hubo reconocimiento de la diversidad étnica cultural y de la riqueza de Bolivia. Todos éramos un solo pueblo indígena y no se reconoció a la diversidad étnica que existe sobre todo en el Oriente Boliviano.




- ¿Cuál es su visión para más adelante como historiadora?

El narcotráfico ha permeado todo y no solamente a Bolivia, creo que ningún país se salva. Se necesitaría una revolución ciudadana, una toma de conciencia de los ciudadanos.

- ¿Qué la hace sentir orgullosa de ser boliviana?

Creo que hay muchas cosas de este país por las cuales nos debemos sentir orgullosos. Es un país tan diverso, tan rico en historia, cultura, diversidad geográfica, ecosistemas, pero no lo potencializamos. 

Estoy muy orgullosa de lo que tiene este país, sufro al ver que no somos capaces de mostrar lo que tenemos. De ser ricos y orgullosos de esa riqueza.

Por el contrario, no queremos que se desarrolle nada; el turismo, por mencionar un solo punto. Hay muchísimas cosas que tiene este país que nos hacen sentir orgullosos, más allá de cuando juega la selección de fútbol.

- ¿Cuál es su mensaje para estas fiestas?

Cada departamento debe pensar hacia dónde quiere ir. Nosotros los cruceños tenemos la obligación moral de comenzar a reflexionar qué país queremos este 2025, qué departamento y ciudad queremos. 

Santa Cruz tenía esa costumbre de pensar, de proponer soluciones, de soñar, porque si no lo hacemos, no sé dónde queremos ir.  Espero que tengamos esa capacidad. 

La mayor parte de los cruceños y bolivianos nos sentimos muy huérfanos de la representación política. El 2019 fue un antes y un después, marcó el enfrentamiento de sus élites y la desinstitucionalización galopante en Santa Cruz. Se pueden crear nuevas instituciones.  Es necesario escuchar a la gente. 

El empobrecimiento de los últimos dos años ha sido muy notorio, y tenemos que comenzar a trabajar. La pobreza está creciendo.  

Ahora Cotoca es el municipio más poblado, dejó de ser Montero, La Guardia y San Julián. Esa población es migrante, y es una migración ideológica que, como se ha dicho en muchas ocasiones, viene con objetivos claros de la toma del poder local. Lo que ha pasado en la provincia Chiquitos y Velasco no es casual. 

 Esa migración debería obligarnos a pensar lo que está pasando y no solo sentirnos orgullosos por una cifra.