Un joven es el tercer damnificado por los hechos ocurridos el jueves en la propiedad tomada ilegalmente

9 de diciembre de 2022, 16:12 PM
9 de diciembre de 2022, 16:12 PM

“En lo que vuelco, ¡un hondazo! Me entra a la boca... mi muela y el sabor metálico de sangre… boto mi muela…por suerte no me dieron en el ojo”, recuerda Rafael Hurtado, otra de las víctimas de la violencia registrada este jueves, 8 de diciembre, en las cercanías al predio avasallado de la familia Kim.

Indignado por la inacción de las autoridades ante la toma de este terreno -que es un área de recarga hídrica del área protegida Lomas de Arena y provisión de agua para el área metropolitana de Santa Cruz-  se unió a un grupo de vecinos autoconvocados para desalojar a los avasalladores.

En medio del griterío, la tensión y la violencia, Rafael recibió un hondazo en la boca, que terminó partiendo en tres una de sus muelas. Uno de los tres pedazos salió, los dos restantes están frágiles e inestables aún en su lugar. 

Dice que consultó con un odontólogo, que le aconsejó retirar lo que queda de su molar; pero aún no se resigna y buscará otros profesionales para ver la posibilidad de salvarlo. Recuerda sentir el sabor metálico a sangre en la boca, en el momento del ataque.

“Los avasalladores nos corretearon”, cuenta, y añade que la Policía apareció y formó una especie de escudo humano entre ambos grupos, que al principio evitó agresiones. El día de los enfrentamientos, alrededor de 200 personas llegaron a reunirse y, a un inicio se confrontaron con alrededor de 30, del grupo de los ocupantes del predio privado.

Sin embargo, Rafael señala que se trataba de un señuelo, pues alrededor de 700 personas terminaron apareciendo y prendieron fuego en la zona contigua a la refinería Guillermo Elder Bell.


Avasalladores de predios Kim agredieron a un joven de los autoconvocados / Foto: EL DEBER

La Policía se retiró

De acuerdo con el relato, durante 30 minutos la Policía se mantuvo entre los grupos, pero intempestivamente se retiró. “Eso hizo que los avasalladores lleguen, como una horda de zombis; se abalanzaron y nos corretearon”. 

En ese momento Rafael vio que siete personas  “agarraron a palazos” a otra persona, que intentó pararse, pero volvió a caer. Lamenta no haberlo podido ayudar, pero tuvo que abandonar la zona. 

Las personas que estaban en el lugar, al verse superadas en número, optaron por salir  lo más pronto posible y a cómo diera lugar. “Nos corretearon hasta la avenida; son como 500 metros, ellos corrieron hasta allá”, indicó.

En la cobertura de este evento fue agredido también un equipo de prensa del diario EL DEBER.