También se pierden 1.100 empleos cada año. Hay escaso control de los entes médicos y la salud pública sigue amenazada. En el mundo se mueven $us 75.000 millones

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15 de julio de 2018, 14:00 PM
15 de julio de 2018, 14:00 PM

La simple compra de un Desenfriol, de un calmante para el dolor de cabeza, de un antiácido o de una píldora antirresaca en las tiendas de barrio o en una licorería alienta al mercado del contrabando y la falsificación de medicinas, que en 2015, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el planeta movió $us 75.000 millones. Aunque hay una lista de remedios de venta libre, el negocio no deja de ser un atentado contra la salud pública ante el escaso control de las autoridades locales y gubernamentales, que son las encargadas de combatir esta actividad ilegal en el mercado.

El economista Gonzalo Vidaurre y el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) han presentado el resultado de un estudio hecho en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz, en un libro titulado El negocio de la muerte, comercio informal de medicamentos en Bolivia, que toca el problema del comercio ilegal de fármacos con resultados apabullantes, los cuales deben ser tomados en cuenta para una lucha frontal, pues de por medio está la salud de la población que poco o nulo conocimiento tiene de que esta actividad comercial la puede dañar.

Vidaurre advierte de la evasión tributaria de alrededor de $us 15 millones al año y de la pérdida de 1.100 fuentes de empleo en el sector farmacéutico boliviano. Pese a las incautaciones hechas por la Aduana Nacional, en 2017 decomisó 30 toneladas de medicinas, pero la actividad continúa sin control, pues se ven los efectos en las calles.  

Reclamos
En nuestro medio es fácil acceder a medicinas sin receta, es por ello que la venta es libre en cualquier tipo de negocio, no solo en farmacias, incluso hay pabellones en las ferias y mercados de la ciudad donde los ofertan sin tapujos. Es por ello que Henry Montero, presidente del Colegio Médico de Santa Cruz, exige a las autoridades del Servicio Departamental de Salud (Sedes) y de la Agencia Estatal de Medicamentos y Tecnología en Salud (Agemed) que hagan cumplir la ley para que sean decomisados estos productos.

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“Se debe frenar la automedicación y la venta libre de fármacos, como colegio profesional proponemos que el expendio sea con receta, es así para frenar este tipo de comercio, que es un atentado contra la salud pública”, anotó Montero.  

Pero los que más reclaman la supervisión de estas drogas son los importadores legalmente establecidos, que aducen que las autoridades les recargan tributos y les imponen estrictos controles para la comercialización. Uno de ellos es la distribuidora Sanofi, que expende insulina para la diabetes proveniente de Francia, droga que no puede sufrir cortes en la cadena de frío para que no pierda su efectividad. “Sufrimos por el contrabando que procede de Argentina y Paraguay, los productos se ofrecen en la Feria Barrio Lindo, donde hemos detectado el uso de nuestras cajas de presentación, pese a que contamos con un holograma de seguridad. Donde también hay medicamentos ilícitos es en las farmacias de provincias, donde suelen mezclar con los originales”, manifestó Lizet Olmos, gerenta de distrito de Sanofi. 

Orlando Barrios, expresidente del Colegio de Bioquímica y Farmacia, critica la falta de control sanitario y del registro de remedios procedentes del extranjero para tener certeza de la calidad. “Veo falta de campañas de concienciación entre la población para que detecte las medicinas adulteradas. Los entes colegiados de salud debemos colaborar con ello”, acotó.

El director del Sedes, Joaquín Monasterio, acusó a la Aduana de no controlar no solo en frontera, sino también en las ciudades, pues su entidad no tiene la capacidad de verificar 2.090 farmacias que hay en el departamento con solo tres funcionarios. “Este problema debe ser resuelto lo más pronto posible; he mandado varios ultimátums a los comerciantes, pero no contamos con el apoyo ni de la Policía ni de la Fiscalía. Debemos tener un encuentro nacional para frenar este negocio”, acotó.

Lo más consumido

Según el libro de Vidaurre, los remedios que más busca la gente son los antigripales, antidiarreicos, analgésicos y antibióticos; y en escala media los ansiolíticos, antiinflamatorios, antiácidos y antipiréticos, por ello son los más susceptibles de ser falsificados. 

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Es por esto que 16 de cada 100 personas compran estas medicinas en tiendas, ferias y mercados, mas no así en farmacias; pues 7 de cada 10 clientes se automedica y 9 de cada 10 no usan receta médica, solo hacen la consulta al farmacéutico, el cual vende el remedio sin diferenciar si es nacional o extranjero.

Compra sin receta

Falsificaciones
Los fármacos más imitados son contra la malaria (26%), antibióticos (22%), anestésicos y analgésicos (11%), contra el cáncer (9%), VIH y hepatitis (4%), entre otros.

Lugares de compra
El 47% compra en cadenas de farmacias, el 35% en farmacias de barrio, el 9% a vendedores ambulantes y el 4% en mercados. 

Automedicados
El estudio indica que 7 de cada 10 clientes compra medicinas sin receta, solo consulta al farmacéutico.

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