En el mes aniversario del departamento te contamos historias de dos personajes que ofrecen masitas típicas en el tradicional Mercado Nuevo de la calle Sucre

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2 de septiembre de 2020, 6:28 AM
2 de septiembre de 2020, 6:28 AM

Santa Cruz está en su mes aniversario, por eso, a la hora del famoso café de la siesta nos trasladamos hasta el Mercado Nuevo -ubicado en la esquina de las calles Cochabamba y Sucre- para ver qué podríamos degustar en cuanto a masitas típicas. La atención, acorde al posconfinamiento, es de 06:00 a 18:00. 

A la entrada de la fachada principal, pintoresca como ella sola con grafitis regionales, nos topamos con Karina Sosa, una cruceña de 42 años que heredó la venta de horneado típico de su mamá, Ana María Pinto. 

Karina es una mujer imponente. Es alta, robusta, morena, con el pelo recogido y sostenido con una gorra blanca como su delantal. Por la época de la pandemia luce un barbijo a juego con la estampa de su ropa. Es jovial y amable y más cuando se trata de vender sus delicias a sus caseras (así les dice a todos sus clientes).  

En su venta - caseta 3- se ven acomodados cientos de bolsitas con horneados. Los ojos se pierden en un 'horizonte' de cuñapés abizcochados, bizcochos de maíz, chimas de maíz, pero también dulces tradicionales como tablillas de variedad de sabores, los chupetes de miel de caña, suspiros, paraguayos y la lista sigue.

Para Karina, este negocio de la venta de horneados típicos le ha servido para criar a sus cuatro hijos, los cuales también le ayudan en sus tiempos libres en la venta. 

"Este mes hemos pedido más masitas porque estamos en el mes del cumpleaños de Santa Cruz y la gente quiere festejar comiendo estas delicias; algunas llegan desde San Javier", adelantó Karina.

En el recorrido suculento, no podía faltar la señora Santusa Toro, más conocida como Doña Chili. Esta sucrense cuenta que llegó a Santa Cruz a sus 9 años junto con su familia, para encontrar mejoras días en esta tierra que le ha dado mucho. 

Chili aprendió sobre la gastronomía cruceña, trabajando en restaurantes como ayudante. Y hace 20 años empezó su propio negocio, el cual le ayudó a criar a sus hijos. Tres de ellos ya son ingenieros.

"Gracias a Dios con estas empanaditas, gracias a este mercado, he criado a mis hijos; tres son profesionales; son ingenieros", comenta doña Chili. 

El día de doña Chili empieza a las 05:00 para preparar su ahogado para las empanadas de pollo y de charque, no las frita en su casa porque eso lo hace en su negocio para que la gente las coma calientitas. "Mi secreto es ponerles un poco de perejil y pimentón", confesó.

En su cocina, en el Mercado Nuevo, le ayuda una señora y uno de sus hijos. En el día, antes de la cuarentena preparaban unas 1.500 empanadas cuando no había mucha venta, pero cuando era buena la venta hacían 3.000. Ahora, después del confinamiento, están preparando 300 y de a poco van aumentando confiadas en que la gente que gusta de su sazón vuelva al mercadito. 

Por ejemplo, comenta que desde la Alcaldía y el Concejo Municipal le han encargado empanaditas en varias ocasiones. 

Además, en tres oportunidades, la sazón de Chili ha ganado premios. El 12 de septiembre de 2015, en el Concurso Municipal de Comidas Típicas o Tradicionales ganó el quinto lugar en la categoría Cocina Popular y/o independiente. Ese documento de reconocimiento, Chili lo colgó con orgullo en la pared de su cocina del Mercado Nuevo. 

Chili no solo hace masitas típicas, también prepara almuerzo. Una clienta que estaba en el momento de la entrevista elogió su picante de gallina. 

Esta historia continuará, vamos a sucumbir a las delicias de los platos salados y suculentos de doña Chili y de las demás venteras del Mercado Nuevo. 

Fotos: Jorge Uechi