Coqueluche, sarampión, rubéola, lepra, viruela del mono y hantavirus son algunos de los males que han rebrotado desde 2020. Lo atribuyen a la caída en la vacunación y a la escasa vigilancia que se hizo durante el confinamiento

13 de noviembre de 2022, 4:00 AM
13 de noviembre de 2022, 4:00 AM


La caída en la vacunación y la escasa vigilancia, como efecto de la pandemia, están pasando factura en la salud. En los últimos tres años, al menos seis enfermedades reaparecieron en el país y activaron las alertas sanitarias. Santa Cruz es el epicentro de estos brotes. 

La semana pasada las alarmas se encendieron por el resurgimiento del coqueluche o tosferina. A esto se suman el sarampión, la rubéola, la viruela del mono, la lepra y el hantavirus, enfermedades que volvieron a brotar, cuando se ya se consideraban erradicadas o estaban camino a su eliminación. 

El ministro de Salud, Jeyson Auza, durante el despliegue de brigadas para controlar los brotes de coqueluche, señaló que la desaceleración en las coberturas de vacunación durante la crisis sanitaria por la pandemia están dado lugar al surgimiento de enfermedades inmunoprevenibles.

Recordó que durante el confinamiento el sistema de salud estaba abocado a la vigilancia del covid-19 y que el personal de salud concentró la atención en los hospitales de tercer nivel y que la gente no asistía a los centros de salud, que es donde se aplican las vacunas. 

“En 2020 se han descuidado todos los esquemas de vacunación. En los últimos años han ido disminuyendo las coberturas, pero en 2020 se ha dejado de vacunar, porque la gente no asistía a los centros de salud y los médicos se concentraban en el tercer nivel. Eso ha hecho que se produzca una catástrofe en las coberturas de vacunas, por eso están surgiendo nuevas enfermedades que creíamos controladas, como la rubéola en Beni y la tosferina en Santa Cruz”, manifestó la autoridad sanitaria.

Si bien en los últimos años se han registrado casos de coqueluche, preocupa que ahora se han reportado brotes en distintos municipios en solo dos semanas.

Hasta el momento suman seis los casos positivos, distribuidos en los municipios de Santa Cruz de la Sierra, Comarapa, Santa Rosa del Sara y La Guardia.
Las alertas apuntan a evitar la propagación del mal en las zonas afectadas y su expansión a otros departamentos del país, debido a su alto grado de contagio. 

En julio de este año también se activó la alerta por la detección de un caso de rubéola en Beni, después de 16 años que el país estaba libre de la enfermedad. 

Además, en 2020, cuando Bolivia y el mundo enfrentaban la peor crisis sanitaria por el coronavirus, las autoridades sanitarias cruceñas tuvieron que movilizarse ante el resurgimiento del sarampión después de 20 años. Primero fueron dos casos y luego, se sumó otro.

El infectólogo pediatra Carlos Paz indicó que estas tres enfermedades se previenen a través de la vacunación y coincide en que los nuevos brotes se dan como otro de los impactos negativos de la pandemia. 

Según Paz, a nivel global hubo una caída en las coberturas de inmunización durante el confinamiento, lo que ha ocasionado rebrotes de enfermedades no solo en el territorio nacional, sino en otros países.

Este año también se han encendido las alertas por la viruela símica, que se expandió a países no endémicos. Bolivia fue uno de ellos, que detectó su primer caso en Santa Cruz. 

Asimismo, el mes pasado, en el departamento cruceño se reportaron dos casos de lepra, con el fallecimiento de la primera paciente. Si bien esta es una enfermedad muy antigua, este brote generó preocupación porque el mal estaba camino a su eliminación en el país. 

En agosto de este año, además se reportaron tres casos de hantavirus, luego de una gestión sin registros de nuevos afectados. 

Las acciones
A fin de controlar las enfermedades inmuprovenibles, como el coqueluche, las autoridades sanitarias insisten en el llamado a los padres de familia para que hagan vacunar a sus niños, toda vez que existen dosis y están garantizadas en el esquema regular. 

“Estamos haciendo esquemas abreviados desde los recién nacidos para que puedan cubrirse con la vacuna. La dosis se empieza a dar a partir de los dos meses de edad, pero para hacer un cerco epidemiológico se aplicará desde las seis semanas de nacidos”, manifestó el director del Sedes, Erwin Viruez. 

El mismo llamado hizo el Ministerio de Salud, que desplegó brigadas de médicos a zonas afectadas por el coqueluche para hacer un bloqueo de los casos. 

Una nueva amenaza
En el confinamiento se advirtió que mientras se luchaba contra un enemigo invisible, se estaban postergando otros planes y la población no acudía a recibir las dosis para evitar enfermedades prevenibles con vacunas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió del aumento de casos de la viruela del mono y que el virus de la poliomielitis ha sido detectado en comunidades no vacunadas en Nueva York. En vista de ello, la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne, instó a los países a que refuercen urgentemente la vigilancia y las campañas de vacunación de rutina.

“Han pasado casi 30 años desde que las Américas se convirtieron en la primera región del mundo en eliminar la polio por poliovirus salvaje”, pero “la disminución de las tasas de vacunación, agravada por la pandemia de covid-19, ha dejado a muchas de nuestras poblaciones desprotegidas”, subrayó.

La poliomielitis, que puede propagarse rápidamente entre las comunidades con una cobertura de vacunación insuficiente, no es una enfermedad tratable, pero es totalmente prevenible con vacunas.

Sin embargo, hoy en día, la cobertura de vacunación ha caído por debajo del 80% en casi toda Sudamérica, y 12 países de las Américas están en riesgo alto o muy alto de experimentar un brote.

En cuanto al brote de viruela símica en la región, la directora de la OPS advirtió que los casos también están aumentando en algunas partes de las Américas y que, aunque las muertes siguen siendo extremadamente raras, las personas con sistemas inmunitarios debilitados corren el riesgo de sufrir complicaciones.

La OPS ha estado trabajando para ampliar la capacidad de realizar pruebas de detección de la viruela símica en la región, pero los países deben “actuar ahora para controlar la propagación”, especialmente mientras los suministros de vacunas siguen siendo limitados.