Fuentes cercanas a la familia de Pedro Montenegro y a la unidad educativa en la que estaban sus hijos, indicaron que ellos dejaron de asistir cuando el caso de su padre ‘estalló’. Una profesional aconseja que ellos reciban un tratamiento sicólogico

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5 de mayo de 2019, 4:06 AM
5 de mayo de 2019, 4:06 AM

Desde hace poco más de tres semanas las vidas de una adolescente de 13 y de un niño de 9 años, sufrieron un cambio brusco, impensado para ellos y amplificado a diario por el escándalo en el que están envueltos sus padres. Su rutina de escolares se trastocó y hasta sus entornos más cercanos los empezaron a apuntar con el dedo, por algo que está aún en investigación y en lo que ellos nunca tomaron decisiones.

Hasta ahora se habló sobre la vida, los bienes, los amigos, los nexos, la posible ubicación y las parejas de Pedro Montenegro Paz o también identificado por la Policía y el Gobierno como Pedro Hoffman Sainz, un hombre al que la Policía Federal de Brasil lo acusa de ser el proveedor de droga de una banda de narcotraficantes y por lo que ha solicitado su extradición.

Sin embargo, EL DEBER pudo conocer la historia de dos de las víctimas de este caso, los hijos de Pedro. Una niña adolescente de 13 años y un niño de 9 años, a los que la ‘avalancha’ de acusaciones contra su padre los ha dejado en el anonimato y en espera de una tutoría legal.

Fuentes cercanas a la vida de la familia de Pedro, cuentan que las semanas previas al ‘estallido’ de los supuestos vínculos de Montenegro con los exjefes policiales cruceños, la rutina de la mamá se mantenía inalterable. Ella llevaba a los menores hasta la unidad educativa, en que la habían sido inscritos a comienzos de este año, y en los contactos de los papás de los otros compañeros nada hacía sospechar lo que luego sucedería.

“La semana en la que se conoció la fotografía, aún la mamá los llevaba hasta el colegio, pero luego de que se comenzaron a realizar las investigaciones que demostraron nexos con unos y otros, la suegra de Pedro los empezó a movilizar a diario”, explicó una mujer allegada a la familia del hombre extraditable y recordó que cuando la suegra fue detenida, presentada por las autoridades policiales y gubernamentales como involucrada en el narcotráfico y luego liberada sin mayores explicaciones, la llegada de los menores al colegio se cortó y ahora solo son parte de la comidilla de estudiantes y padres de familia.

“Ya no pueden asistir al colegio por todo lo que está pasando a su alrededor. Los niños son los más crueles y a ellos les ha tocado soportar de todo en un par de días. Al pequeño le dijeron que visitaría a su padre en la cárcel, porque él era un narcotraficante”, aseguró un hombre cercano al establecimiento de los hijos de Pedro.

La mujer que está cerca del entorno de esta familia y que accedió a conversar con EL DEBER, aseguró que los niños son fuertes y que “tienen un ángel especial, que no los hace sufrir tanto lo que se está viviendo a su alrededor”. Además, esta fuente asegura que ni la adolescente, ni el niño, tienen cuentas en redes sociales como Facebook o Instagram.

Un criterio profesional

Enterada de la historia que ahora envuelve la vida de los hijos de Pedro Montenegro, la sicóloga Yenny Ferrufino dijo que la primera medida, inmediata, en favor de estos menores es el apoyo profesional de un sicólogo. “Un profesional en esta área debe ayudarlos a comprender todo lo que está pasando. Tanto el niño como la adolescente, ya tienen la edad suficiente para tener una percepción real de lo que sucede en su entorno”, apuntó Ferrufino y agregó que los menores deben asumir de forma consciente el papel de víctimas que les ha tocado vivir en esta historia.

“Su cambio de estilo de vida, las restricciones a las que ahora ellos están sometidos, también pueden provocar un sentimiento de enojo hacia sus propios padres, porque los pueden ver como los responsables de lo que ahora viven. Su mejor ‘disfraz’ es el anonimato, para su propia protección. Ser los hijos de Pedro Montenegro ahora les provoca mucho daño”, apuntó la profesional y, en su criterio, ella sugiere que la Defensoría de la Niñez debiera actuar para garantizar el cuidado de los menores.

Por ahora los hijos del hombre más buscado en el país, están en poder de la familia ampliada con la que ellos cuentan, aunque su entorno teme dejarlos allí porque todos los parientes de sangre o políticos de Montenegro parecen estar en el ‘ojo de la tormenta’.

“Hay muchas personas que quieren hacerle daño a esa familia”, asegura un cercano a Montenegro y agrega que “esta historia apenas comenzó”.