Luis Fernando Justiniano Yoqui buscó ser profesional y nunca consideró rendirse. Compañeros y profesores se “adaptaron” para acompañar sus estudios

25 de abril de 2021, 21:40 PM
25 de abril de 2021, 21:40 PM

El pasado viernes, Luis Fernando Justiniano Yoqui se graduó como licenciado en auditoría financiera. Desfiló junto a su madre para recibir el título universitario. Una mirada fue suficiente para que madre e hijo supieran el orgullo que sentían en ese momento. No hacía falta más palabras.

Luis Fernando nació con una limitación auditiva. Sordo de nacimiento, nunca aceptó que esta situación fuera una limitante para conseguir lo que se proponía. Y eso que la vida no se lo puso fácil.

María Lourdes Cruz, intérprete profesional nos ayuda en la entrevista. Entre Lourdes y Luis Fernando las manos fluyen con una velocidad vertiginosa. Se comunican de manera intensa, íntegra. Las miradas y las sonrisas complementan un “diálogo” en el que participamos como observadores. Ahora, somos nosotros los que quedamos al margen, en espera que Lourdes nos “traslade” sus palabras.

Para Luis Fernando, comunicarse se ha convertido en una actitud habitual. El lenguaje de signos forma una parte de su repertorio. Sabe leer los labios para entender a las personas, escribe en un cuaderno para responder, y domina el arte de la mirada, para generar una amable confianza que en instantes, rompe cualquier barrera.

Y si de barreras se trata, su vida ha supuesto un constante superar trabas.

Inició la escuela en su natal Santa Ana de Yacuma, en un centro especializado. A los cuatro años de estudio, el centro cerró y la familia, madre soltera e hijo único, migraron a Santa Cruz para que pudiera seguir su formación.

Completó la primaria en el centro Julia Jiménez y la secundaria en el Centro de Educación Media Acelerada 24 de Septiembre, que contaba con un sistema integrado para personas con capacidades especiales. Un intérprete acompañaba las clases en un ambiente donde los estudiantes comprendían y aceptaban la diversidad de todos los compañeros.

“Siempre me he sentido normal. Hay momentos buenos y malos, como en todo en la vida; pero siempre rescato la parte positiva” recuerda Luis Fernando.



Teresa Justiniano y su hijo al poco tiempo de llegar a Santa Cruz para proseguir los estudios escolares

Con el logro del bachillerato, completó la primera parte de su plan. Quedaba la segunda etapa. Ser profesional para ayudar a su madre y conseguir una mejor calidad de vida para ambos. “Buscaba algo que tenga que ver con matemáticas, con negocios algo que, en un futuro me permita emprender”.

Los primeros meses en la facultad de contaduría pública y auditoría financiera no fueron sencillos. Ni los profesores ni los compañeros estaban habituados a compartir el aula con una persona con discapacidad auditiva. Algunos, no dudaron en desalentar a Luis Fernando. Quizá, decían, la universidad no era para él.

La tenacidad de este joven estudiante era capaz de imponerse a las más diversas trabas. Con el apoyo de su madrina, Karen Turner, y el inagotable aliento de su madre, Luis Fernando fue “normalizando” su presencia en la universidad. Cada vez, asegura, más compañeros utilizaban las manos para expresarse, con signos sencillos y compartidos. Un pequeño guiño que permitía a todos formar parte de un grupo de estudiantes.

El periplo universitario no fue fácil, reconoce. Muchas noches de desvelo para releer los apuntes de sus compañeros, el apoyo de otros para comprender algunos temas. Entre medio, la posibilidad de acudir a Lourdes Cruz, nuestra intérprete el día de hoy, para desahogarse y volver con los sueños intactos.

Nunca me he quedado esperando la ayuda, siempre he ido a buscarla”. Con una perseverancia indeclinable y el sueño de obtener mejores días para su madre, Luis Fernando cumplió cada una de las etapas universitarias hasta culminar la carrera. “Agradezco la calidad de los compañeros que me rodearon y el esfuerzo que ellos hacían por comunicarse, de verme como una persona más”, concluye.

Por el momento, espera obtener un trabajo que le permita ganar experiencia. En su libreta de nuevas metas registra el deseo de buscar otra carrera y emprender su propio negocio. La vida, le depara mucha aventuras por disfrutar.