Cerca de 400 familias de siete comunidades quedaron con sus viviendas afectadas. El evento climatológico duró aproximadamente dos horas

18 de octubre de 2022, 10:53 AM
18 de octubre de 2022, 10:53 AM


Los techos de las viviendas acabaron desprendidos.

Aproximadamente dos horas de terror fue lo que vivieron los pobladores de la comunidades guaraní en el municipio de Lagunillas, luego de que la tarde del lunes el clima cambiara repentinamente y azotara las viviendas con vientos huracanados, una torrencial lluvia y granizos.

Ese fue el panorama aterrador que sorprendió, principalmente, a los comunarios de la capitanía Iupaguasu, algunos rumbo a sus trabajos, otros en los cultivos, a los niños en el colegio y a otros en sus viviendas. Pero las ráfagas de vientos hacían creer lo peor, ya que de un rato a otro las precarias construcciones cedieron y las calaminas salieron volando y hasta las paredes empezaron a caer.

Siete fueron las comunidades que vivieron el evento natural: Tapera, Peña, Aguada Grande, Itaimi, Iguasurenda, Ñancahazú y Ñancami, según confirmó el alcalde de Lagunillas, Héctor Contreras, a tiempo de señalar que son aproximadamente 400 las familias afectadas.

Los vientos huracanados se llevaron todo a su paso | Foto: Cesarín Cuéllar, segundo Capitán Grande de Iupaguasú

El segundo capitán grande de Iupaguasu, Cesarín Cuéllar Durán, indicó a EL DEBER que casi todas las comunidades guaraníes y campesinas de Lagunillas resultaron afectadas, aunque Iguasurenda e Itaimí fueron las más golpeadas.

En estas comunidades viven aproximadamente más de 100 familias y la gente tuvo que pasar la noche refugiada en salones de reuniones. Dijo que están organizándose para "levantarse en medio de este desastre", ya que no solo las precarias viviendas quedaron destruidas, sino también las de material.

"Desde ayer estamos dando el grito desesperado de auxilio, los hermanos han quedado sin casa, incluso las que recién han construido se han caído. Los techos de calamina salieron volando, las paredes se han partido, otras se han caído y hasta sentimos que la tierra tembló y en algunas partes la tierra se abrió", explicó el capitán Cesarín.

Los niños quedaron aterrados por lo sucedido, quienes eran contenidos por los adultos a pesar de que el evento causó temor a todos. "Nunca había pasado esto, nos ha sorprendido y nos asustó. La gente está pidiendo auxilio y estamos a la espera de ayuda", dijo.

Luego de dos horas cesaron los vientos y la torrencial lluvia.

Algunas personas lograron captar con sus celulares el momento del paso de la copiosa lluvia, dejando sus patios y calles anegadas, incluso el cause del río creció. Los árboles cayeron y los vientos levantaron todo a su paso.

Sin servicios básicos

El alcalde de Lagunillas, Héctor Contreras, agregó que el evento climatológico no solo dejó destruidas las viviendas sino también sin luz y agua. Además, los caminos quedaron inaccesibles y hubo inundaciones.

"La Unidad de Gestión de Riesgo ya acudió al lugar, se ha hecho un levantamiento de datos y son cerca de 400 familias las afectadas. Ahora estamos llevando ayuda y ya hemos solicitad apoyo al COED (Centro de Operaciones de Emergencia Departamental de la Gobernación) y a Defensa Civil (Gobierno central)", precisó Contreras.

Por la fuerza de los vientos huracanados y la torrencial lluvia, las autoridades y los comunarios relatan que es la primera vez que viven el terrible episodio, en tanto, ahora buscan reparar los daños materiales. "Hay familias que han quedado delicadas de salud, ya algunos están sufriendo de resfríos, vamos a llevarles atención médica, alimentos y toda la ayuda que necesiten. Algunos quedaron solo con la ropa del cuerpo", señaló.