Casi toda la población se fue al bloqueo en la vía La Paz-Copacabana o a la vigilia en la sede de Gobierno. No funcionan   los comercios, los centros financieros ni las oficinas públicas

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8 de septiembre de 2017, 23:09 PM
8 de septiembre de 2017, 23:09 PM

Desolado. Así está Achacachi. Se escucha solo murmurar a las personas que están sentadas alrededor de la plaza central. Son todos de la tercera edad y niños, que están en las calles sin poder asistir a sus unidades educativas. Los negocios permanecen cerrados y solo funcionan las tiendas de barrio. 

Achacachi no parece Achacachi. Ese pueblo que se sostiene del comercio desapareció. Era común ver a la población caminar por las calles a paso rápido, ver vehículos llenos de carga, ver los centros financieros con largas filas, ver centros comerciales con mucha demanda o ver restaurantes con varios comensales. Eso ya no existe. 

El conflicto municipal que atraviesa Achacachi obligó a que el poblado parezca un pueblo casi abandonado. Las personas de la tercera edad, que no pueden asistir a las movilizaciones, están vigilando en el frontis del edificio de la Alcaldía. 

Los ‘abuelos’, como se conoce a las personas mayores en los pueblos andinos, tienen temor de que funcionarios ediles saquen documentación del edificio municipal. “Ya entraron hace una semana y no pudimos detenerlos”, detalló María Laime, una adulta mayor. 

En un banco de la plaza hay frazadas envueltas con una cubierta de plástico. Los ‘abuelos’ hacen turnos y por las noches se instalan en los asientos que están al frente de la Alcaldía. El frío en esa zona castiga a cualquiera, aún así los adultos mayores no decaen. 

Beatriz Mamani (51) tiene su tienda en pleno centro de Achacachi. Dice que abre su negocio con irregularidad y que la venta disminuyó casi a niveles nulos. Solo compran elementos básicos y ya no tiene la intención de aprovisionarse. 

En cambio, Roberto Colque bajó los brazos. Camina solo por las calles desoladas y dejó atrás su negocio que sostuvo a su familia durante tres décadas. Él tenía una ferretería, que ahora está cerrada por dos razones: la nula demanda y el temor a un nuevo saqueo. 

Niños en la calle
Tres niños caminan por el centro de la plaza. Hacen sonar una bocina anunciando la venta de helados. Muy pocos se acercan, y en realidad nadie compra. Los menores no tienen otra que ayudar a sus familias preparando productos que se los comercializa entre los pocos habitantes del pueblo.   

El conflicto en Achacachi estalló en febrero. La junta de vecinos denunció supuestos hechos de corrupción por parte del alcalde Édgar Ramos. Exigieron a la autoridad una rendición de cuentas, pero el burgomaestre se resistió. 

Ahora, Ramos enfrenta cuatro procesos ante la justicia y el apoyo del Movimiento Al Socialismo (MAS) se cayó. Se desconoce su paradero. 

Carlos Romero, ministro de Gobierno, culpa a los manifestantes de ‘asfixiar’ a la ciudad de Achacachi.
Se alarma al saber que el pueblo tiene todos los negocios cerrados y que la población sufre por la carencia de productos de primera necesidad.  

Al salir del pueblo está la oficina de la Policía. Tiene las puertas cerradas, como también está cerrado el Tribunal Superior de Justicia y demás oficinas públicas. Achacachi quiere revivir y no logra levantarse. 

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El panorama es distinto en los cantones del municipio

Warisata vive un panorama contrario a Achacachi. En el principal cantón del municipio la vida continúa. La población no descuida la agricultura y la ganadería y la Escuela Normal, donde funcionó la Escuela Ayllu de Warisata, pasa clases con total normalidad. La población lamenta lo que sucede en Achacachi, ya que perjudica el transporte para sacar su producción al área urbana. 

Juan Carlos Laura, ejecutivo de los ponchos rojos en Achacachi, relata que en los cantones del municipio la producción agraria no desmayó debido a las movilizaciones de los cívicos achacacheños. “Lo único que nos perjudica es el transporte, ya que las movilidades tienen dificultades para ingresar a los cantones. Todos los vehículos tienen que pasar por Achacachi, pero ahora toman vías alternas”, dijo. 

Y es por esa razón que la Federación de Campesinos de La Paz exige al Gobierno la construcción de vías asfaltadas para conectar las comunidades. La primera carretera en demanda es la ruta a Warisata, que por ahora es un camino de tierra. 
Laura detalla que en los cantones se cosecha papa y verduras, pero también hay producción de leche de vaca. Además, pide a los transportistas que no están movilizados una reunión para concretar las demandas. 

Más de 3.000 pobladores de Achacachi permanecen movilizados. El bloqueo impide el ingreso a las poblaciones paceñas de Huarina, Desaguadero, Sorata Peñas y Copacabana. 

Según la ministra de Culturas, Wilma Alanoca, el bloqueo provocó la pérdida de aproximadamente un millón de bolivianos, esto debido a que las poblaciones turísticas del departamento de La Paz están prácticamente desconectadas. Los cantones piden la solución del conflicto.