En la Cámara Baja son pocas las duplas que coordinan la gestión; la mayoría tiene diferencias que afectan su relación laboral. Los titulares ven a sus alternos como una traba en el trabajo legislativo. El tema económico es uno de los puntos de rencillas 

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4 de junio de 2017, 5:00 AM
4 de junio de 2017, 5:00 AM

El último incremento salarial aprobado en la Cámara de Diputados, el 16 de mayo, hizo más evidente la grieta que existe en las relaciones entre algunos legisladores titulares y sus suplentes.  

En los pasillos de la Asamblea Legislativa Plurinacional se evidencia la fricción y la difícil relación que existe por dos razones: la temática económica y las tareas de coordinación. Los alternos reclaman por la falta de  condiciones para trabajar y de recibir un sueldo mensual relativamente bajo, situación que, según ellos, impide que ejerzan funciones extralegislativas. 

Existen casos públicos de estas pugnas y hay situaciones muy privadas. Amílcar Barral, diputado suplente de Unidad Demócrata (UD), no oculta su enfado. “Yo ni le dirijo la palabra a mi titular”, admitió. Jimena Costa es la aludida. “Prefiero distanciarme a tener que discutir con un ciudadano de conducta ilícita”, respondió Costa. Ambos conviven bajo la misma sigla y esa diferencia no les impide ser críticos al proyecto oficialista.

Similar situación ocurre en la dupla Sonia Brito-Remberto Calani, del Movimiento Al Socialismo (MAS). El suplente (Calani) cuestiona la falta de coordinación en temas legislativos, aunque admite que en las reuniones de bancada se asume un lineamiento político que se aplica en caso de que sea habilitado para asistir a la sesión. “No existe organización para habilitar al suplente, ni mucho menos coordinación para continuar el trabajo legislativo que dejó el titular”, reclamó el asambleísta paceño. 

¿Qué dice el reglamento?
Según el reglamento de Licencias y Habilitación de Diputadas y Diputados Titulares y Suplentes de la Cámara de Diputados, aprobado en 2011, un legislador alterno debe ser habilitado siete días consecutivos para asistir a sesiones plenarias y de comisiones. “Para fines del presente reglamento, se entiende como cuarta parte de sesiones plenarias, comisiones y comités a una semana completa, de lunes a domingo”, dice el parágrafo II del artículo 11 del reglamento. 

Eso no sucede. EL DEBER accedió al informe de asistencia de los diputados en el primer semestre de esta gestión y constató que muchos de ellos trabajan días discontinuos y lo hacen por el llamado de su titular, que generalmente lo realiza por la vía de un asesor. 

Por ejemplo, la diputada Virginia Anze (MAS), según el reporte de asistencia, solamente habilitó a su suplente a seis sesiones durante tres meses. Ella justifica que su alterno, Pastor Orcko, accedió al trabajo legislativo en sesiones de comités y comisiones, pero de manera discontinua. 

Barral también cuestionó que en un mes son habilitados siete días, pero de forma alterna y no seguida, como dice el reglamento. Mientras que Calani agradece vivir en la sede de Gobierno porque su titular lo convoca, incluso, horas antes. 

El reglamento establece que la comunicación para la habilitación de un diputado o diputada suplente se debe realizar con 72 horas de anticipación ante la Primera Secretaría de la Cámara Baja. 
Son casos contados de los asambleístas titulares y suplentes que mantienen una buena relación de coordinación. La diputada Ivonne Aireyu, suplente de Miguel Feeney (UN), relata que su titular y ella coordinan el trabajo legislativo previa habilitación de la suplencia. 
“Esto lo hacemos porque hay un trabajo que debemos seguir bajo un lineamiento. Yo no puedo llegar a trabajar en mi semana de sesiones y borrar lo que hizo el titular”, destaca Aireyu, que a la vez reconoce que no siempre asiste a la sesión del Legislativo de forma continuada.

Al otro extremo está el caso de Norma Piérola (PDC). La legisladora opositora reconoce que no tiene relación laboral con su suplente, César Sánchez. “Uno trabaja duro durante tres semanas y llega mi suplente y aprueba una ley en la que yo no estoy de acuerdo. Y eso pasa con varios diputados y diputadas”, reclamó. 
Sánchez evita hablar del caso y admite que la relación con Piérola se limita al contacto con el asesor de la diputada, que le informa de su habilitación.     

El problema del salario
El factor monetario es otro dilema. Los titulares elevan su queja porque la supuesta semana que trabajan los suplentes ellos están cumpliendo con su “semana regional”, lo que abarca asunto de gestión y legislativos.  

“Al suplente le pagan una parte de lo que gana el titular, porque de ahí sale el salario del suplente, del sueldo del titular, y encima trabajan sistemáticamente en contra el titular (...). Se les está pagando por la semana que nos obligan a habilitarnos, cuando los titulares debían trabajar las cuatro semanas y ellos ser habilitados solamente cuando se los requiera”, reprocha la diputada Costa.

Barral se siente aludido. No está de acuerdo con el salario que reciben los titulares, y mucho menos con el último aumento del 7%. “Ellos trabajan 11 días al mes y ganan más de Bs 20.000. Un diputado del interior llega el martes y regresa el jueves a su región. No es justificado su salario”, contraataca. 
En el MAS prefieren no ingresar a ese nivel de discusión. El jefe de bancada, David Ramos, explica que los suplentes de su partido tienen una misión y la abordan de acuerdo a la línea que se da en reuniones de bancada, en las que participa el presidente Evo Morales.  

Papeleta por 30 días
El problema por la diferencia de salarios viene desde hace dos gestiones. Un diputado suplente del MAS, que evitó dar su identidad por seguridad, 

detalla que este asunto de sueldos “incomoda” al interior del oficialismo.   
“No podemos ocultar lo que pasa al interior. La relación con los titulares no es buena y, por lo tanto, se dificulta la coordinación. El tema salarial nos afecta”, asegura el legislador suplente. 

En una misiva enviada a la presidenta de Diputados, Gabriela Montaño, en julio de 2016, los asambleístas suplentes le explican que reciben el pago de 30 días, cuando en realidad trabajan solo siete jornadas. 

Este medio accedió a una boleta de pago de un diputado suplente, en la que se contabiliza 30 días trabajados y el líquido pagable es Bs 6.006.

“Es por eso que el aguinaldo se paga por la totalidad. Siendo que si se toma en cuenta ese criterio de 21 y 7 días trabajados por los diputados solo correspondería las duodécimas de aguinaldo”, dice parte de la carta firmada por 15 diputados suplentes del MAS.  

Frases

“Algunos (titulares y suplentes) ni cruzamos palabras. Hay casos en que los suplentes hacemos mejor trabajo que un titular, porque ellos vienen solamente 11 días al mes”.
Amílcar Barral /  Diputado suplente (UD)

“Yo coordino con mi titular, no tengo problemas en temas de gestión. Pero eso no pasa con otros suplentes, porque sabemos que hay falta de coordinación”.
Ivonne Aireyu / Diputada suplente (UN)

“No tengo problemas con mi titular. Hacemos un trabajo destacado y continuamos la gestión que él deja. Nunca hemos peleado y menos hemos discutido”.
Asunta Quispe / Diputada suplente (MAS)

“El suplente, en vez de coordinar el trabajo legislativo, acaba siendo un enemigo que te persigue. Los suplentes deberían asistir en casos especiales”.
Jimena Costa / Diputada titular (UD)

“La Constitución descarta el trabajo de asambleístas suplentes; sin embargo, Héctor Arce los habilitó con una semana de trabajo y con salario que es parte de nosotros”.
Norma Piérola / Diputada titular (PDC)

“Los diputados y diputadas suplentes cumplen una función de acuerdo al rol de nuestra bancada. Solucionaremos la coordinación”.
David Ramos / Diputado titular (MAS)