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9 de septiembre de 2019, 15:04 PM
9 de septiembre de 2019, 15:04 PM

La primera vez que Esteban estuvo muy cerca de un jaguar fue cuando dormía en una hamaca en la aldea de los indígenas ticunas, en las entrañas de la amazonia colombiana. Lo supo tras los primeros rayos del sol, al ver en la tierra las huellas del felino que había caminado alrededor suyo.

   - Tranquilo don Esteban, que los tigres respetan el toldillo, le dijeron los indígenas que conocen al jaguar desde tiempos inmemoriales.

Esteban había dormido cubierto por un mosquitero y esas pisadas que vio la sintió muy familiares porque su conocimiento sobre el gran felino de América empezó a nutrirlo desde que era niño, desde que le regalaron una enciclopedia muy famosa que se llamaba La fauna, del gran naturalista español Félix Rodríguez de la Fuente. Esa obra tuvo tanto impacto en él que empezó a soñar con hacer de los felinos parte de su existencia.

Esteban Payán Garrido ha hecho realidad con creces su sueño de niño y ahora es un hombre respetado a nivel mundial. Su currículo se resume así: Obtuvo su doctorado de la University College London y el Instituto de Zoología, de la Sociedad Zoológica de Londres.  Lleva más de 18 años estudiando felinos con énfasis especial en jaguares. Sus intereses recaen en hacer ciencia para la conservación aplicada de felinos, con intereses particulares en corredores y áreas mínimas requeridas para supervivencia a largo plazo. Esteban hace parte del IUCN/SSC Cat Specialist Group desde el 2005 y es explorador de National Geographic. Ha editado tres libros y es autor de más de treinta artículos científicos. Actualmente es el director regional para América del Sur en Panthera, única organización mundial dedicada exclusivamente a la conservación de los gatos salvajes del planeta. Vive en Cali (Colombia) con su esposa y sus dos hijas. 

Esteban ha estado en Santa Cruz la pasada semana para dictar un simposio sobre la conservación de felinos y la convivencia entre humanos y jaguares. Su visita ha coincidido justo en este tiempo de incendios. Él sabe que el fuego es una amenaza monstruosa de la vida silvestre por la velocidad y la intensidad con que va devorando la naturaleza y todo lo que habita en ella.

¿Cómo está la convivencia entre humanos y el jaguar?

La convivencia está mal, en general. Pero también varía por los grupos étnicos o demográficos. Generalmente los indígenas en América Latina tienen una coexistencia mucho más pacífica con los jaguares, porque los felinos han sido parte de su historia, en sus mitos, en su cosmovisión. Para ellos no es una plaga, lo aceptan como con quien comparten el planeta. En la medida que llegó a América la colonia española y portuguesa, en Brasil, empezó un consumo de las partes de manera masiva. Después llegó la época de los años 60 y 70 donde el consumo del jaguar llegó al clímax de la industria de EEUU y Europa, una demanda de pieles manchadas que se proveía de Sudamérica.

Afortunadamente a partir de 1976, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites) logró la prohibición. Si bien la Cites es una de las épocas prohibiciones que ha funcionado en el mundo, se la están empezando a pasar por la galleta con el tráfico ilegal de colmillos

Pero también se lo está volviendo a valorarlo a partir del año pasado con la reunión en pleno de la Naciones Unidas en Nueva York, donde se declaró el año y el día internacional del jaguar. Estamos volviendo a valorarlo y entendiendo estamos ante la última oportunidad de salvar al jaguar que es algo que representa lo más salvaje y silvestre en nuestros territorios.

¿Cómo se lo piensa conseguir salvar al jaguar?

Para hacer eso tenemos que atender el conflicto entre humanos y ganaderos. Hemos sido en Pantera muy exitosos con eso, porque tenemos un portafolio de soluciones que van desde cercos eléctricos, encierros nocturnos para el ganando, hasta soluciones criollas, de innovación y creatividades locales, como, por ejemplo, en Colombia, donde estamos criando ahí el ganado Sanmartinero que es una mezcla entre el criollo colombiano con el cebú. Es un ganado un poco bravo. No con los humanos, pero se le planta al jaguar.

¿Está funcionando la alternativa turística, donde los ganaderos en vez de verlo al felino como un enemigo lo ven como un amigo?

Los ganaderos pueden ser grandes aliados. Una vez resolvemos el tema de convivencia entre ellos y el jaguar, se vuelven los mejores aliados. Les encanta tener animales salvajes en su propiedad si no se están comiendo el ganado. El Pantanal, en Brasil, es uno de los ejemplos donde hoy un jaguar vale más vivo que muerto. Tenemos un estudio de seis hoteles en el Pantanal que les entra seis millones de dólares al año por avistamiento de jaguares. De ahí mana una economía local que beneficia a muchas personas, y se logra la convivencia.

En la época seca se los ve a los jaguares tomando agua en los ríos. Lo que hizo un ganadero fue ponerles collares de seguimiento satelital y sabe dónde están. Los jaguares se acostumbraron a ver los jeeps y a las personas en ellos sin sentir amenaza.

En Colombia ya lo estamos haciendo en los llanos, y Bolivia, tiene gran posibilidad de hacerlo. No se requiere gran inversión. En los llanos colombianos estamos trabajando en una hacienda que se llama La Aurora, que es una de uso de ganadería tradicional extensiva. Y solo gracias a nuestra influencia de cómo resolver el problema entre ganado y felinos, usando ganado Sanmartinero, empezaron desarrollar el turismo. Ahora, todos los cachorros que han nacido en esta campaña de conservación, se dejan ver. El avistamiento de felinos por turistas ha aumentado. En cinco años hemos cambiamos totalmente la dinámica de un hato grande de 17.000 hectáreas. Tenemos 50 ranchos modelos en Colombia. Nosotros les damos los materiales, ellos lo aplican, ponen la mano de obra y firman un acuerdo de conservación donde se comprometen a no matar jaguares.

¿Y en Bolivia?

En Bolivia tenemos el rancho San Miguelito, mezclado con turismo. En sequias intensas, este rancho vive de turismo para mantener la finca y pagar a sus trabajadores porque no vale la pena vender el ganado flaco a un precio tan bajo.

¿Ya hay avistamiento de jaguares ahí?

Hay, tiene plataformas de avistamiento de animales.

¿Cuánto tiene que invertir un ganadero para aplicar este modelo?

Depende. Cada estrategia es diferente para cada finca. Hay que diagnosticarla. Hay que ver qué tipo de sistema pecuario tiene. Si logra hacer un rancho modelo con nosotros, no le cuesta gran cosa, le cuesta trabajo, nosotros le damos los materiales gratis.

¿Cuáles son los principales enemigos del jaguar?

Primero, la agricultura extensiva, irresponsable, la agricultura que deforesta. Segundo, la cacería incidental, que van cambiando en el bosque y le pegan un tiro. Podemos meter ahí la cacería con intensión de venta, de tráfico. Estos días estoy pensando que el tercer enemigo es el incendio a gran escala que Bolivia está sufriendo mucho.

¿En manos de quién está encontrarles la solución a estos problemas?

Esa es muy buena pregunta. Lo principal es la planificación del desarrollo. Tener claro cómo quieres desarrollar el país. Aquí se hace agricultura, aquí se hace ganadería, aquí se hace minería y aquí se hace conservación estricta con parques nacionales y reservas.

Es importante la planeación no solo para jaguares. Sino para conservar los recursos naturales, para resolver la pobreza.

¿Frente a los incendios, cual es el futuro?

Hay por lo menos tres elementos importantes. Uno, saber cuál es la posición del país frente al fuego. Estos incendios están empobreciendo a Bolivia y a Brasil.

Estaba hablando con el capitán del aeropuerto y me dijo que el Supertanker cuesta $us 18.000 la hora, y eso lo paga el pueblo boliviano. Sale muy caro no tener un manejo de riesgo que se puede apagar con buenos bomberos entrenados en una cabecera municipal.

Dos. ¿Cuál es el rol de las ONG que velamos por la conservación de los animales y la naturaleza?

Tres. A nivel local, ¿cómo hacemos para que la gente no sufra?, Los indígenas de la amazonia que quedaron con sus casas quemadas, que vivían dignamente, ahora vivirán en la miseria porque no podrán retornar a sus tierras. Los ganaderos inescrupulosos van a tomar a sangre y fuego sus tierras.

¿Cómo ayudar a los animales después del incendio?

Los jaguares han quedado quemados o sin casa, desplazados. Una mamá jaguar que tenía tres cachorros quizá salvó a uno y los otros dos se quemaron vivos. Se les quemó la comida. Con toda seguridad todas las tortugas, lagartos se quemaron y ellos son un componente importantísimo de la dieta de los jaguares. Más del 30% de los reptiles es parte de su dieta. Los que sobrevivieron son desplazados por los incendios que se van a morir de hambre, o van a terminar comiendo al ganado y les van a pegar un tiro por ello. Es un panorama desolador.

Es importante que se sepa que si hay jaguares quiere decir que el ecosistema está en perfecto estado de salud. La extinción tiene un orden. Los primeros que se van son esos grandes carnívoros.

¿Las carreteras también perjudican a la vida silvestre?

Las carreteras tienen que ser planificadas, estudiadas con impactos ambientales que sean reales. No es lo mismo hacerlos por la mitad que por el borde de un parque nacional. El diseño importa. Hay que velar que tengan paso de fauna. Hay que tomar en cuenta el efecto de barrera que va a crear esa carretera, qué ecosistemas están separando. Eso se hace en la compensación y mitigación del impacto.  No se puede plagar de talleres mecánicos, de hoteles, de moteles. El poblamiento también tiene que ser organizado. Por ejemplo, del km 7 al 10 habrá una zona de talleres y una estación de gasolina, del km 10 al km 20 no debe haber nada, solo bosque a los lados. Los límites de velocidad y los letreros solos no sirven para nada. Eso viene con una serie de medidas de estrategias activas. Nada de eso cuesta gran cosa.

 

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