Al ser la ‘locomotora’ de la economía nacional, Santa Cruz tiene el reto de marcar el rumbo del desarrollo mediante la innovación, la digitalización y la diversificación de los productos que ofrece al país y al mundo

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25 de febrero de 2018, 4:00 AM
25 de febrero de 2018, 4:00 AM

Casi como un cliché se repite que Santa Cruz es la locomotora económica de Bolivia y quizás ese es el imán que atrae a miles de personas del resto del país. Es el departamento que más aporta al Producto Interno Bruto (28,93%) y tiene un crecimiento mayor que el del resto de Bolivia (6,6% frente a un 4,2% nacional). Una de sus principales ventajas es la diversidad de su economía, con una fuerza importante en el sector agroindustrial. El sector privado es uno de los más fuertes a escala nacional.

El economista Gary Antonio Rodríguez publicó un artículo con los siguientes datos: Santa Cruz aporta con el 41% de las recaudaciones tributarias; el 73% de los alimentos del país se produce en su territorio al detentar el 70% de toda el área cultivada. El 28% de las empresas están en su territorio, generando el 26% de los empleos, mientras que el 31% de las universidades del país se conglomeran en ella.

El presidente de la Cainco, Jorge Arias, que lideró un estudio integral acerca de los desafíos del departamento, considera que la economía aún está muy centrada en materias primas y demanda una diversificación desarrollando productos y servicios con valor agregado. “Tenemos que desarrollar un mercado local, pero pensando en que el consumidor ya es global”. Considera que el segundo reto fundamental es lograr la digitalización de los procesos de producción, a fin de facilitar la vida a los ciudadanos que podrían resolver sus trámites desde su computadora o su teléfono inteligente, además de disminuir la burocracia. En eso coincide Rosario Gutiérrez, de Farmacorp, quien ve un freno al empuje del cruceño en las reglas cambiantes y poco claras, la burocracia, la cantidad de trámites que hay que hacer para emprender o avanzar en una empresa.

El activista Rubén García cree que el reto es pasar de una economía extractivista a una diversificada, con productos que tengan mayor valor agregado y con servicios creativos, para lo cual se precisa la economía del conocimiento. No lejos de esa mirada, el politólogo Gustavo Pedraza ve imprescindible ajustar el modelo de desarrollo para darle sostenibilidad ambiental, mediante el uso de tecnología.