El alcalde de Cochabamba, José María Leyes, estuvo el miércoles en Santa Cruz a invitación de EL DEBER. Habló de su gestión, de las obras que entregará por la efeméride cochabambina y de política

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10 de septiembre de 2017, 10:20 AM
10 de septiembre de 2017, 10:20 AM

¿Cómo evalúa los dos años al frente de la Alcaldía de Cochabamba?

Cuando asumimos encontramos una ciudad desordenada y con problemas de falta de agua, un deficiente servicio de recolección de basura, de transporte, salud y educación. Encontramos una municipalidad que no tenía coordinación dentro de la misma Alcaldía, que de repente cada secretaría se había convertido en una especie de islote y que actuaban de manera independiente. Hicimos una reingeniería y tratamos de unificar el trabajo. Ahora tenemos un sistema informático entrelazado en todas las unidades de la Alcaldía, contamos con un nuevo sistema de catastro que lo trabajamos junto al BID y esto, por supuesto, también nos permite ajustar los ingresos.

¿Cuánto es el presupuesto de la Alcaldía de Cochabamba?

Tomando en cuenta el POA de 2014, que fue un año antes de que iniciemos la gestión, el presupuesto estaba en alrededor de los Bs 2.100 millones, y para 2018 el presupuesto será de Bs 1.560 millones.

¿Qué hará para ajustar los gastos?

Es duro, porque además de reducirse el presupuesto, el Gobierno continúa transfiriendo competencias a los municipios, pero no asigna recursos. A través de la AMB (Asociación de Municipios de Bolivia) hemos protestado porque la Cámara de Diputados aprobó una ley para que los municipios paguemos la renta a las personas con discapacidad. Estamos de acuerdo con que estas personas reciban un pago, pero eso es competencia del Gobierno y no se puede transferir a los municipios sin darles los recursos económicos. En Cochabamba, por ejemplo, invertimos casi Bs 120 millones al año en un programa de atención a los pacientes renales,  que lo debería pagar el Gobierno. En ese aspecto es importante el pacto fiscal, incluso le decía al gobernador de Cochabamba (Iván Canelas, del MAS) que tal vez también deberíamos hablar de la distribución de competencias y, en función de eso, asignar los recursos.

Uno de los grandes problemas de Cochabamba es la falta de agua, ¿qué ha hecho en su gestión?

Cuando asumimos teníamos una ciudad con apenas el 59% de cobertura de red de agua potable y con el 62% de cobertura de alcantarillado. Tomamos como base que el agua es un servicio básico de primera necesidad y que tenía que llegar a toda la población. Encaramos el problema con la Empresa de Servicio Municipal de Agua Potable y con mucha alegría la próxima semana estamos inaugurando la aducción del famoso proyecto Misicuni, que por más de 50 años ha estado en la agenda cochabambina, pero ahora es una realidad.  

¿Cómo es la coordinación de usted con el gobernador y el presidente?

Tengo una buena relación con el gobernador de Cochabamba, es una persona con la que se puede hablar, intercambiar criterios y con la que se puede trabajar; sin embargo, el problema de la Gobernación es que al estar ocupada por el MAS, que es un partido político conformado por distintos gremios, es difícil lograr acuerdos porque los mandos intermedios, lamentablemente, tienen cuotas de poder y no, necesariamente, responden a los acuerdos alcanzados con el gobernador.    

  

En Cochabamba se anuncia la construcción de trenes urbanos. ¿Este transporte es funcional, se va a concretar?

Hace varios años que el Gobierno, de hecho antes de la elección, planteó a Cochabamba la posibilidad de tener un tren que vincule a los municipios del área metropolitana con la ciudad capital. No me opongo al tren, ojalá que lo construyan, pero haciendo un análisis de gasto y de beneficio, con los $us 500 millones que se pretenden invertir en ese proyecto se podrían solucionar muchos otros problemas, incluso del transporte, así como los de agua, de salud, de educación, de seguridad ciudadana, que también son demandados por la población. El tren metropolitano es un proyecto que, de concretarse, beneficiará, principalmente, a los ciudadanos de los municipios circundantes, pero no será solución dentro de la ciudad.

¿Qué propone usted?

Desde hace año y medio la Alcaldía y el BID trabajamos en un proyecto denominado Llajtabús, que es un sistema de transporte tipo BRT, que sería el primero de Bolivia, con carril exclusivo de transporte vehicular y con carros articulados. Es un proyecto escalonado que nos permitiría transportar, en la primera etapa, alrededor de 250.000  pasajeros por día en las tres rutas que pretendemos diseñar.  

¿Cuánto se ha avanzado en este proyecto?

Esperamos iniciar operaciones el 1 de septiembre de 2018. Hemos recibido el diseño final casi concluido, el BID nos está ayudando con la empresa consultora, que es el mismo equipo que trabajó en el Transmilenio en Bogotá, que es gente con muchísima experiencia. Estamos muy contentos.

¿Qué significa Llajtabús en términos de operatividad?

Conectará la ciudad de norte a sur y de este a oeste, inicialmente con tres rutas;  con carriles exclusivos para el transporte, con vehículos articulados, que contarán con la comodidad y la tecnología necesaria para transportar 150 pasajeros en cada uno de los vehículos. Esto nos ayudará, primero, a bajar los costos del transporte y disminuir la contaminación porque un llajtabús ocupará el espacio de, por lo menos, 10 taxitrufis que operan en la ciudad. 

¿Hay acuerdo con los transportistas?

Ellos conocen el proyecto; de hecho tenemos una buena relación con el transporte y reconocen que es necesario modernizarlo y mejorar  el servicio. Está claro que el proyecto del Llajtabús tiene que llevarse adelante con la participación y en coordinación con los transportistas. Queremos que este proyecto vaya de la mano de la Alcaldía, pero también de la mano del transportista, porque pensar en generar un proyecto de manera personal o particular lo vemos poco sustentable en el tiempo.   

¿Ellos participarán como socios?

La idea es crear una especie de sociedad mixta. Es probable que las utilidades las repartamos entre las partes, pero también cuidando de los costos de mantenimiento y operaciones; con ese diseño se ha trabajado en otros países y son viables porque permiten encontrar un punto intermedio entre el transporte público y el privado. 

¿El tren y el Llajtabús se complementarán?

Hemos establecido un proyecto de movilidad urbana que comprende el transporte público y el particular, pero también los medios alternativos de transporte. Estamos construyendo ciclovías, ciclorrutas, porque estamos convencidos de que la bicicleta para Cochabamba puede convertirse en un medio de transporte importante. Acabamos de inaugurar la primera ciclorruta que va hasta el centro de la ciudad, desde la zona norte hasta la Universidad Mayor de San Simón, es un carril exclusivo para bicicletas y que nos permite humanizar la ciudad; es una nueva lógica urbanística de tener ciudades amigables con el ciudadano. Últimamente en Bolivia estamos construyendo ciudades para los vehículos, no para los ciudadanos.

¿Está de acuerdo con que se construya la carretera por el Tipnis?

En Cochabamba nos preocupa la relación lluvia-agua, medioambiente y ciudad. Algunos investigadores aseguran que al construir una carretera por medio del Tipnis y deforestar una reserva nacional se producirán afectaciones a las precipitaciones pluviales. En Cochabamba sufrimos muchos años de escasez de agua, imagínese si a esta escasez se suma la falta de lluvias por la construcción de una carretera, estaríamos realmente complicados. Desde la Alcaldía hemos sugerido al Gobierno que cambie el trazo de la carretera, que evite partir en dos un área protegida que no es patrimonio de Cochabamba ni de Beni, es de todos los bolivianos. Lamentablemente hay muchos intereses cocaleros que están forzando a que se construya una carretera por el medio del Tipnis que, sin lugar a dudas, provocará el asentamiento de colonos y la siembra de coca en toda esa área del parque natural.  

¿Ha tenido la posibilidad de expresar su preocupación al presidente?

La verdad, converso poco con el presidente. Hemos pedido audiencia en cuatro o cinco oportunidades y no nos ha atendido; me apena porque soy alcalde de una de las ciudades más importantes del país, en Cochabamba vive el 10% de la población de Bolivia y me gustaría tener una charla con el presidente para contarle las necesidades de Cochabamba. Parece que hay una discriminación hacia los opositores, y claro que por ser Demócrata no he tenido la oportunidad de reunirme con el presidente. Pero sí tenemos una muy buena relación con  el Ministerio de Gobierno, el martes (12) entregaremos los proyectos Ciudad inteligente, ciudad segura. Cochabamba será la primera ciudad inteligente de Bolivia.

 ¿Por qué ciudad inteligente?

Estamos saliendo la próxima semana con la interconexión de seguridad ciudadana; hemos instalado más de 600 cámaras en toda la ciudad, así como fue instalada nuestra propia red municipal de telecomunicaciones y no necesitamos de ninguna otra empresa. Colocamos una red de fibra óptica de 100 kilómetros en la ciudad, contamos con  47 radiobases y un  centro inteligente, que es el cerebro que coordina todas las instalaciones, así como las aplicaciones de seguridad ciudadana, la de salud, de educación y de servicios municipales. Hemos colocado cámaras de seguridad en todas las escuelas y que están en línea con la Policía. Si se identifica a una persona con antecedentes, inmediatamente se genera una alarma silenciosa y se notifica a una patrulla de la Policía, que cuenta con computadora, GPS y con los registros conectados. La inversión total es de Bs 120 millones.   

Según la encuesta de Ipsos, el mes pasado usted bajó su popularidad del 53% al 47%. ¿A qué lo atribuye?

También ví una encuesta de Poder y Placer que me da el 59%, y la gente de ATB me comentaba que estamos en el 62%. La verdad, a veces cuando hablamos de encuestas las creo todas, no les voy a decir que no creo en ninguna, pero confío más en la percepción de la gente en la calle; para mí, esa es mi verdadera encuesta, el verdadero parámetro. 

¿Cómo ve la producción de coca?

Como todo producto. La hoja de coca en sí misma no es mala, el problema es que se usa para generar un estupefaciente, que eso sí es perverso, porque envicia a las personas, las hace dependientes y después las mata; ahí está el problema.

 

¿Cuál es su análisis sobre el tema?

Parte del cultivo de la hoja de coca tiene que ver con la pobreza del país, porque no se ha podido encontrar un modo alternativo de vida para el sector campesino cocalero. Lamentablemente este Gobierno y los anteriores no han tenido la capacidad de darle una fuente de trabajo o una actividad distinta a las personas que se dedican a la siembra de hoja de coca, y claro, al haber un delito posterior, como es el narcotráfico, el cultivo de coca se vuelve económicamente interesante, rentable.

¿Va a la reelección en la Alcaldía?

Eso está en manos de Dios y también de mi partido. Soy militante de los Demócratas y el partido decidirá en su momento. Por lo pronto estoy trabajando por mi ciudad, estoy enamorado de Cochabamba, me encanta ver que la gente que vive en mi ciudad se sienta feliz y orgullosa. Para mí ser alcalde es un privilegio, no es un trabajo.      

¿Y la reelección presidencial?

En contra, absolutamente. Hicimos campaña el 21 de febrero (de 2016) en contra de la rerereelección. Creo que en democracia se requiere de renovación. Hay que seguir el ejemplo que da el líder de los Demócratas, Rubén Costas, que dice que aunque modifiquen la Constitución ya no irá a la rerereelección porque no es democrático. Es peligroso para el pueblo cuando un gobernante se cree insustituible, ahí está Venezuela, miren ustedes lo trágico de ese país.

¿Dónde ve a Rubén Costas en las próximas elecciones?

Creo que si Rubén Costas tiene la oportunidad de gobernar Bolivia, sería un gran presidente, que construye, que mejorará la calidad de vida de los bolivianos; pero a veces pienso que el propio cruceño se siente reducido dentro del país, y no se da cuenta de que también tiene mucho que aportar al país.