Los empleos del futuro. Jorge Máttar advierte que América Latina tiene que invertir más en los jóvenes, que son la mayor parte de la población económicamente activa. La economía del futuro demandará nuevos oficios que hoy no están en las universidades

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23 de julio de 2017, 3:00 AM
23 de julio de 2017, 3:00 AM

Jorge Máttar está pensando el futuro. De aquí a 30 años, cómo será el trabajo, la vida cotidiana, las relaciones entre el hombre y la tecnología. Apunta hoy sus esfuerzos a los jóvenes, aquellos ‘seres digitales’ que, en América Latina, son parte de la generación Ni-ni (no estudian, ni trabajan). Su mensaje es de esperanza, pero el cambio requiere acción inmediata. Educación, por encima de todas las cosas. Inversión pública en ciencia y tecnología. Apuesta del sector privado por los jóvenes que tienen todo para cumplir con un empleo digno. 

Máttar llegó a Santa Cruz de la Sierra invitado por la Universidad Franz Tamayo (Unifranz), nodo del Proyecto Milenio, un ‘think tank’ (centro de pensamiento) creado en 1996 para vincular a expertos de corporaciones, universidades, ONGs, agencias de la ONU y Gobiernos con un mismo objetivo: cómo hacer para cumplir los objetivos del milenio y pensar las sociedades del futuro. Participó en el Foro sobre Jóvenes y Empleo, organizado por la ONU y Siembra Juventud.
El experto mexicano estuvo en la Redacción de EL DEBER, donde sostuvo una extensa entrevista sobre los desafíos  de las economías latinoamericanas en un contexto internacional complejo y desafiante. “América Latina enfrenta hoy un franco deterioro de su crecimiento que viene a confirmar las tendencias negativas de los últimos años por la ralentización de la economía internacional”, indicó. 

Siempre hay excepciones, y Bolivia fue una de ellas. “Es un caso muy interesante porque se combinó muy bien una gestión ortodoxa de la macroeconomía con ingredientes de políticas de desarrollo productivo y de aprovechamiento de las ventajas comparativas y competitivas que tiene Bolivia. Esto explica que haya podido sostener tasas de crecimiento de creación de empleos mucho mayor  que del promedio”.

“Lo más importante del crecimiento es la inversión y el empleo, lo demás es secundario. No la inflación, no el equilibrio de la moneda, no el déficit público. Estos son ingredientes fundamentales, pero no son el fin de la política económica. Por encima de todo tiene que estar el bienestar de la población”.

¿Hay que replantear las economías de la región?
A diferencia del norte, el modelo sudamericano todavía está muy dependiente de las materias primas y es poco productivo. “En todo este periodo de auge de precios elevados de los commodities que se dio hasta 2009, la región aprovechó muy bien para exportar y generar empleo. Pero lo que no hicimos adecuadamente fue generar condiciones sostenibles, a largo plazo, de aprovechamiento de esos recursos. El auge de los precios altos de las materias primas concluyó y la verdad es que no generamos un esquema que nos permitiera seguir creciendo”.

“No se nos fue el tren, creo que aún tenemos una buena oportunidad y todavía podemos aprovechar el denominado bono demográfico, es decir, una gran población joven dispuesta a trabajar y activar el sistema económico”.

Para ello, “es fundamental una política macroeconómica, no de Gobierno, sino de Estado, que permita establecer qué tipo de país queremos para el futuro”.
La salida para salir de esta dependencia, dice Máttar, es “buscar sectores donde la innovación y el conocimiento son ingredientes clave para la producción”.

¿Qué tienen que hacer los jóvenes para enfrentar esta nueva economía?
“Los jóvenes tienen un chip que nuestras generaciones no tenía. Hoy los jóvenes son digitales. Para ello, tiene que armarse un diseño institucional para preparar a ese sector para un mercado muy dinámico, muy fluctuante y que cada vez genera más oportunidades de empleo individuales”, afirmó el especialista.

“Todavía no nos damos cuenta de este fenómeno que se está expandiendo que se denomina el empleo colaborativo. El ejemplo más típico es Uber. Sólo en México, unas 30.000 personas ya están empleadas con Uber. Esto no lo concebíamos hace 10 o 15 años. No se trata de inventar nuevas carreras o disciplinas, sino nuevas habilidades y competencias”.

Según Máttar “necesitamos gente preparada para un mundo de incertidumbre. Gente que sepa resolver problemas, tener una capacidad de análisis y de resolución de conflictos. Podemos prepararnos con esas capacidades cognitivas, pero también de competencias efectivas. Un estudio de la Universidad de Oxford analizó más de 700 profesiones y su probabilidad de ser barridas por la computarización. Y esto lo correlacionan con habilidades que se requieren para cualquier profesión. Las habilidades que menos vulnerables son a la computación son la negociación, la persuasión y el cuidado de personas”.