El exprefecto de Pando habla después de mucho tiempo. Dice que hace diez años gente del Gobierno planificó la masacre de Porvenir y apunta a Quintana

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7 de septiembre de 2018, 4:00 AM
7 de septiembre de 2018, 4:00 AM

¿Cómo está su salud?

Delicada pero estable. Perdí un riñón por el cáncer y se sienten los efectos de la tuberculosis hepática, que pude haber contraído en la cárcel. A pesar de las limitaciones que la restricción de libertad nos impone, la evolución de todo, hasta aquí, parece positiva.

¿Cómo se siente después de diez años de lo ocurrido en el municipio de Porvenir?

Son varios sentimientos. El primero es de dolor por la gente que falleció. A pesar de ello siento que hice todo lo posible para evitar ese enfrentamiento; pues había, como se demostró en la ejecución del ingeniero Oshiro, la primera víctima fatal, una instrucción expresa a algunos de los marchistas para generar hechos de violencia. Por otro lado queda la sensación de contrariedad por la frialdad en la planificación de un incidente que dispuso la vida de civiles, en su mayoría gente humilde, para fines estrictamente políticos. Eso es algo inaceptable desde cualquier punto de vista. A pesar del fallo político en contra mío, siento que Bolivia sabe de mi inocencia y el juicio ha cumplido, en parte, su fin, pues es fácil deducir quiénes son los verdaderos responsables.

¿Cómo es un día normal para Leopoldo en la actualidad?

Cuando no tenemos el ajetreo de las audiencias judiciales, en varios procesos que aún se me siguen, es bastante tranquilo. Ejercicios físicos por la mañana, almuerzo con la familia y a veces algunas visitas, tanto de gente que vive en La Paz, como de familia y amistades que vienen a visitarme. Durante todo el día, a través del teléfono, me mantengo informado de las actividades de nuestra hacienda, que es, el ingreso que nos sostiene y del avance de los temas judiciales en manos de mis abogados. No todos los días son iguales. Algunos los percibo más cortos, otros más largos, en función a qué tan pronto debo tomar mis remedios; que a su vez depende mucho del libro que tenga en mis manos.

¿Qué es lo que más extraña de su vida pasada?

Definitivamente Pando. Extraño mi tierra, pero principalmente extraño mi gente, tanto en Cobija como en el resto del departamento. Han sido muchos años cerca a ellos y demasiados años lejos.

¿Cómo vivió el día de los hechos en Porvenir?

Estuve desde temprano en mi despacho en la Prefectura, con angustia. La noche anterior ya habían sido atendidos dos funcionarios del Servicio Departamental de Caminos con heridas de bala recibidos en un puente cercano a Porvenir. Durante los días previos intentamos que las Fuerzas Armadas y la Policía se desplieguen y acompañen una marcha que se sabía iba a ser violenta. La respuesta fue siempre negativa y deslindada en la espera de ‘órdenes superiores’ que nunca llegaron. Las noticias de la ejecución de Pedro Oshiro y la violencia desencadenada fueron como despertar a una pesadilla en medio de incredulidad y frustración.

¿Quién causó las muertes?

Fueron quienes planificaron aquella marcha, dotándola de armas y autorizando el uso de la fuerza por parte de civiles. No solo quienes lo hicieron desde el gobierno, sino también algunos políticos locales que pensaron que eso les ayudaría en su proyección personal.

¿Qué es lo primero que se le viene en mente cuando escucha el nombre de Juan Ramón Quintana?

Pena. Siento pena por un hombre perturbado incapaz de encontrar soluciones legítimas y concertadas a los problemas bajo su responsabilidad, pero siento mucha más pena por las vidas inocentes que fueron afectadas por ese personaje.

Podía salir de Cobija luego de los hechos, ¿por qué no lo hizo?

¿Por qué habría de hacerlo? Mi eventual salida de Cobija solo habría contribuido a un mayor caos y a aceptar la culpabilidad. Yo no planifiqué aquel enfrentamiento; al contrario, incluso con la negativa de apoyo de las fuerzas del Estado tratamos de evitarlo.

¿Se arrepiente de no haber salido del país, como otras personas, después de los hechos de Porvenir?

No. Tampoco ha sido fácil. La decisión de quedarme significó un altísimo costo en el nivel familiar, en la salud, en lo político e incluso en lo económico. Pero una vez que el tiempo pasó y que esas dificultades fueron superadas, en la medida de lo posible, puedo ver hacia atrás y evaluar el resultado. Si mi caso ayuda a demostrar que el verdadero objetivo de este gobierno es terminar con nuestra democracia, entonces habrá valido la pena.

¿Qué siente al ver su tierra dominada por el MAS? (El oficialismo tiene la Gobernación, el alcalde Gatty Ribeiro se alineó y también otros municipios)

Hay quienes ven la política desde una dimensión personal. Pequeña en tiempo y espacio y por lo tanto sin futuro ni pasado. Ni Pando ni Bolivia se dominan. El ejercicio de la administración pública es circunstancial y temporal. La historia y el pueblo se encargan de juzgar ese trabajo.

¿Cree que el MAS continuará con esa hegemonía en Pando?

La hegemonía es solo posible en dictadura. Esto se aplica no solo a Pando o a Bolivia, sino en todo el planeta.

¿Qué esperanzas tiene de este proceso? ¿O ya no las tiene?

Yo creo que Bolivia es un país con una profunda vocación democrática. Pando no es diferente. Ya superamos la era de las dictaduras, ahora es tiempo de la democracia, de nuevas generaciones y nuevos liderazgos. No solo tengo esperanza, estoy convencido de que será así.

¿Cree que al MAS le sigue beneficiando políticamente que usted no pueda volver a Pando?

Mi detención no solo le favoreció al MAS en Pando. Le sirvió para frenar la oposición e imponer el miedo en todo el país. Demostró que la política ya no se haría únicamente en debates o cabildos y que, a criterio del gobierno, se usaría la fuerza del Estado o de civiles para definir diferencias en las calles. Esa lógica le permitió imponer su juego hasta hace algún tiempo. Luego de acumular derrotas electorales en autonomías, dos elecciones judiciales y un referendo para una segunda reelección ilegal es fácil ver que las cosas han cambiado y no tiene nada que ver con mi ubicación geográfica.

¿Tiene contacto con políticos de Pando?

No solo de Pando, también de otros departamentos y de diferentes partidos. Son visitas esencialmente de cortesía, aunque la política, dado el interés común entre nosotros, no deja de estar presente en esas charlas.

¿Qué le diría a Evo Morales?

No creo que algo que yo le diga le pueda interesar. Evo Morales está encaminado hacia su objetivo como un zombi. Es más, miro a Venezuela y a Nicaragua y veo dónde conduce aquel objetivo. Quizás sean otros quienes puedan influir en sus decisiones, pero definitivamente no es el pueblo boliviano, que ya le dijo algo alto y claro el 21-F; ni mucho menos yo.