Guerras del siglo XXI. El fenómeno está fuera de control. Wannacry es el primer eslabón de una cadena de ataques informáticos de organizaciones criminales y estados. La información como fuente de poder. En la era de los hackers, ‘buenos y malos’, todos somos vulnerables

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21 de mayo de 2017, 4:00 AM
21 de mayo de 2017, 4:00 AM

Ciberguerra. Ataques informáticos. Las guerras del siglo XXI ya no se libran en los campos de batalla, con aviones, tanques y grandes ejércitos. Los enemigos ya no se aniquilan en las trincheras ni los mares, sino en los ordenadores informáticos. Lo que parecía una sesión de Watch Dogs, está ocurriendo hoy, a través de virus letales para las organizaciones, los líderes políticos y los Estados. 

Estamos en la era de los hackers, los vengadores de las causas justas (Julian Assange y WikiLeaks) o de soldados virtuales de los nuevos imperios del mal.

La nueva pesadilla informática se llama: Wannacry, un virus que bloquea archivos de los usuarios y los obliga a pagar una suma de dinero en bitcoins, la moneda virtual, difícil de rastrear, si quieren recuperar su acceso. Cientos de miles de empresas y usuarios afectados. Más de 200 países golpeados. Miles de organizaciones colapsadas por el ingreso de un gusano virtual. Estados superados en su capacidad de respuesta ante un enemigo que no muestra su rostro y destruye intereses a través de las redes de internet.

De espías a hackers
Los Estados siempre han espiado a sus enemigos. ¿Cuál es la novedad? Los expertos señalan que lo nuevo pasa porque los atacantes forman parte de organizaciones anónimas, sin rostro ni nacionalidad. Forman parte de redes de hackers que utilizan la informática y el internet como las más letales armas para destruir a sus enemigos. En el caso de Wannacry, el hecho de que el virus funcione en decenas 
de idiomas muestra que los piratas buscaban un ataque a escala mundial. 
La Oficina Europea de Policía (Europol) destacó la rapidez inédita con que se propagó el virus, que combina por primera vez los elementos de un programa maligno y de un gusano 
informático.

¿Cómo pueden reaccionar frente a estas organizaciones de terrorismo virtual?
El politólogo estadounidense de origen polaco, Zybygnew Brezynski, anticipó en los años 60 lo que está ocurriendo ahora. Los Estados ya no pelearán por territorios ni mares, sino por y a través de la 
información. 

En la misma línea, Alvin Toffler, en su libro Las Guerras del Futuro, en 1992, también mostraba las implicaciones de las guerras informáticas que hoy se están cristalizando a través del internet. 
Séptimo Día habló con el viceministro de Autonomías y experto internacional, Hugo Siles Núñez del Prado, quien reconoció que, por ahora, los países están indefensos ante los ataques de las organizaciones terroristas y de los otros estados imperiales que, como Estados Unidos o Rusia, utilizan sus servicios de espionaje para intervenir en otras naciones para obtener beneficios y desarticular procesos políticos democráticos. Estamos frente a la realidad concreta de las guerras de la cuarta generación, sustentadas en el manejo arbitrario de la información y la comunicación.

“La información ha sido, y aún lo es, una fuente de poder. Es un poder en sí mismo. Desde Napoleón hasta las últimas guerras mundiales, la inteligencia y el espionaje jugaron siempre un rol clave para derrotar a los enemigos. Fueron utilizadas por los imperios y las potencias para identificar las fortalezas y debilidades de los adversarios y hoy también esa información es utilizada para complotar en elecciones de otros países, debilitar liderazgos y  generar cambios en las conductas de la conciencia colectiva de los ciudadanos”, señala Siles.

Las revelaciones de WikiLeaks sobre el espionaje cibernético de Estados Unidos a líderes políticos e intereses estatales bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo islámico forman parte de este mismo proceso, asegura el funcionario.

“Son formas no convencionales de utilizar la información para la dominación. De parte de estados formales, como Estados Unidos o Rusia, o de organizaciones secretas, como las que están detrás de los últimos ciberataques”, indicó. 

Según Siles, frente a estas guerras de cuarta generación, “difícilmente los estados han podido prepararse para mantener un sistema de defensa, resistencia o invulnerabilidad ante estos ataques”. 
Bolivia no es la excepción, donde el Estado y las empresas están en pañales frente a la acción de las mafias cibernéticas.

“Hay una resistencia ciudadana en ciernes. Pero sigo pensando que todavía el encuadre de resistencia ciudadana es débil frente a esta maquinaria de información que no solo está en el uso del espionaje cibernético para conseguir datos de los otros, sino en la distorsión de la información y en el uso de la misma para destruir intereses estratégicos concretos”. 

¿Quién está detrás?
¿Corea del Norte? ¿Rusia? Estados Unidos apunta a sus enemigos tradicionales. Pero la agencia nacional de inteligencia NSA, así lo reveló WikiLeaks, ya lo venía haciendo desde hace años a través de la mayor red de espionaje virtual que ha conocido la historia moderna.

"Es muy difícil identificar e incluso localizar a los autores del ataque. Llevamos a cabo un combate complicado frente a grupos de cibercriminalidad cada vez más sofisticados, que recurren al encriptado para disimular su actividad. La amenaza es creciente", subrayó Rob Wainwright, director de Europol. "Es obvio que estamos ante un caso criminal", aseguró Poupart. 

"Algunas mafias que se dedicaban a vender drogas o a distintos tipos de tráfico realizan ataques informáticos porque es más sencillo, más barato, entraña mucho menos riesgo y da mucho dinero", explicó.

Microsoft efectivamente confirmó que muchos analistas han señalado que el 'ransomware' conocido como "WannaCry", que se utilizó en el ataque cibernético del fin de semana, fue diseñado para uso de un software de la NSA,  que a principios de este año fue relacionado con un grupo autodenominado Shadow Brokers.

El presidente ruso, Vladimir Putin, quien ha sido acusado en varios países de intromisión cibernética, ha dicho que Rusia no tiene nada que ver con el ciberataque y criticó a la comunidad de inteligencia de Estados Unidos por crear el software original. Pero Bruce Schneier, jefe de la oficina de tecnología para Resilient de IBM, sugirió que un actor patrocinado por un estado, muy parecido a Rusia o Corea del Norte, fue probablemente responsable del ataque inicial del ataque cibernético de la NSA. Las cabezas de los mismos monstruos parecen chocarse en la web.  

El mundo puede sufrir más sabotajes a través de la red
El mundo podría sufrir pronto un "acto grave de sabotaje digital" susceptible de provocar "caos y desorden", advirtió el responsable de los servicios secretos holandeses, Rob Bertholee. 
El sabotaje de infraestructuras de alta importancia "es el tipo de cosas que podría impedirle a uno dormir", declaró Bertholee ante cientos de expertos y representantes oficiales reunidos en el marco de una conferencia sobre ciberseguridad en La Haya. 
Las amenazas de ciberataques "no son imaginarias, están en todas partes", indicó el director de los Servicios Secretos Holandeses (AIVD), durante este encuentro de dos días organizado por el Gobierno neerlandés. 

"En mi opinión, podríamos estar mucho más cerca de un acto grave de sabotaje digital de lo que mucha gente se imagina", avisó, mientras los expertos en seguridad informática lidian con las consecuencias del ciberataque mundial sin precedentes lanzado el viernes pasado. 

Bertholee recordó, entre otros casos, que la mayor compañía petrolera de Arabia Saudí sufrió un ataque informático en 2012 y que, tres años después, las empresas eléctricas ucranianas fueron víctimas de un pirateo que provocó cortes de luz durante horas. 
Las infraestructuras del mundo entero están interconectadas, lo cual proporciona grandes ventajas, pero también implica "debilidades", recalcó. 

Para Bertholee, "el sabotaje de uno de esos sectores podría tener importantes repercusiones públicas, causando desconcierto, caos y desorden". 
Los Estados deben estar preparados ante las amenazas futuras en el ámbito digital, dado que allí es donde "nuestras sociedades se han vuelto más vulnerables", aseguró.